Laetitia D´Arenberg, para quien la actitud es lo más importante, habla de su propio camino emprendedor
Dice que no comprende en su totalidad el término “emprendedora”, pero no tiene problema alguno con la etiqueta. Es que Laetitia d’Arenberg (o “Leticia” como prefiere que la llamen ) desarrolla hace años una firme actividad empresarial en múltiples rubros.
De la mano del Grupo d’Arenberg, la princesa está al frente de empresas como el Tambo Lapataia, BOR (representante de Mitsubishi en Uruguay), Nimansur y la Estancia Las Rosas.
En su casa de Carrasco, sin despegarse en ningún momento de su perra Frida –una chihuahua de un año– y con dos smartphones en mano (un Iphone y un Blackberry), Laetitia cuenta por qué decidió despegarse del futuro pensado por su familia, para incursionar en los negocios del agro y el sector automotriz. Entre sus actividades más recientes, Laetitia preside la Fundación Bienal de Montevideo, lo que remite a su amor por el arte, faceta personal que siempre quiso explotar. Con sus 71 años asegura que seguirá trabajando “hasta que el motor del cuerpo diga basta”.
De la mano del Grupo d’Arenberg, la princesa está al frente de empresas como el Tambo Lapataia, BOR (representante de Mitsubishi en Uruguay), Nimansur y la Estancia Las Rosas.
En su casa de Carrasco, sin despegarse en ningún momento de su perra Frida –una chihuahua de un año– y con dos smartphones en mano (un Iphone y un Blackberry), Laetitia cuenta por qué decidió despegarse del futuro pensado por su familia, para incursionar en los negocios del agro y el sector automotriz. Entre sus actividades más recientes, Laetitia preside la Fundación Bienal de Montevideo, lo que remite a su amor por el arte, faceta personal que siempre quiso explotar. Con sus 71 años asegura que seguirá trabajando “hasta que el motor del cuerpo diga basta”.
A sus cuarenta decidió salir de la rutina y adquirir su primer campo, ¿qué la llevó a eso?
Tenía una vida tan descontrolada, totalmente fuera de todos los parámetros. Mi familia estaba furiosa, tenía problemas con mis hijos. Yo estaba tomando mucho, todas esa cosas que pasan cuando se vive en un mundo tan superficial y realmente aburrido.
Si un día no tenía la plata y el nombre que tengo, me hubieran dejado caer como un soquete y hubiesen hecho leña conmigo.
Era tal el vacío y la soledad que tenia alrededor mío, pero entonces pensé: “yo valgo algo”. Mi lugar era hacer lo que hace todo ser cuando viene al mundo: hacer una carrera, un oficio, pintar, cantar o ¡algo! El ser está para pensar e innovar y expandirse. Para hacerlo hay un solo elemento donde te podés parar: tus cualidades.
¿Cómo le resulta estar al frente de negocios tan diferentes?
Siempre fueron rubros que me interesaron. Soy muy “tuerca”, una loca de los autos, por ejemplo. Pero todas tienen su razón de ser. Mi problema es que necesito “activarme” a través del trabajo para vivir. No tengo ganas de sentarme a tejer o jugar todos los días al bridge. Eso es un “opio”.
¿Qué siente que la impulsa a realizar todas estas actividades?
Es difícil administrar una cosa si no lo sentís.
Yo pienso que nunca he hecho nada: no he trabajado, no he estudiado, entonces siempre tengo que hacer algo, lo que sea para llenar esas ansias de querer crear y llegar hacia mis metas.
Usted afirma que triunfar es, como dice la canción, “solo una cuestión de actitud”. ¿Cuál es esa actitud?
Si vos tenés un problema, el problema solucionalo en tu casa. No lleves a tu trabajo o a una entrevista un problema, de ningún tipo.
La actitud es lo más importante y se debe transmitir a través de las acciones, con cosas simples como un firme saludo de manos. Hay que volar siempre en lo positivo, porque lo más fácil es caer en lo negativo y buscar excusas, ¿entiendes?
¿Cree que hay una falta de desarrollo de proyectos enfocados en los jóvenes del interior del país?
La juventud necesita un motor que le muestre una luz adelante. El campo no es fácil y la naturaleza es muy cruel. Además, el Uruguay todavía no se ha unificado. Tenemos tres Uruguay: el del norte, el del sur, y Montevideo, que no tiene nada que ver con el resto. El campo debe ser una de las cosas más duras pero de las que da más grandes satisfacciones.
Esos jóvenes deben estudiar, informarse, y mirar a los que han hecho bien las cosas.
¿Cómo se lleva con el Twitter?
Divino. Amo el Twitter y no puedo parar de tuitear. Es una herramienta de conocimiento y de un millón de cosas. También uso Facebook, pero es mas entretenido mirar las cosas a través de Twitter por su inmediatez.
¿Se arrepiente de algo a nivel laboral?
No, de nada. Pienso que aunque no estaba preparada para trabajar con los autos, ni con el campo, ni con Lapataia, a la larga, por tener lo que tengo, llegué a la meta que quería. Siempre he tenido gente muy joven alrededor mío porque creo que se necesita de personas con ideas nuevas, que tengan esa llama para hacer las cosas.
No se puede trabajar solo. Jamás creí en la soledad.
Tenía una vida tan descontrolada, totalmente fuera de todos los parámetros. Mi familia estaba furiosa, tenía problemas con mis hijos. Yo estaba tomando mucho, todas esa cosas que pasan cuando se vive en un mundo tan superficial y realmente aburrido.
Si un día no tenía la plata y el nombre que tengo, me hubieran dejado caer como un soquete y hubiesen hecho leña conmigo.
Era tal el vacío y la soledad que tenia alrededor mío, pero entonces pensé: “yo valgo algo”. Mi lugar era hacer lo que hace todo ser cuando viene al mundo: hacer una carrera, un oficio, pintar, cantar o ¡algo! El ser está para pensar e innovar y expandirse. Para hacerlo hay un solo elemento donde te podés parar: tus cualidades.
¿Cómo le resulta estar al frente de negocios tan diferentes?
Siempre fueron rubros que me interesaron. Soy muy “tuerca”, una loca de los autos, por ejemplo. Pero todas tienen su razón de ser. Mi problema es que necesito “activarme” a través del trabajo para vivir. No tengo ganas de sentarme a tejer o jugar todos los días al bridge. Eso es un “opio”.
¿Qué siente que la impulsa a realizar todas estas actividades?
Es difícil administrar una cosa si no lo sentís.
Yo pienso que nunca he hecho nada: no he trabajado, no he estudiado, entonces siempre tengo que hacer algo, lo que sea para llenar esas ansias de querer crear y llegar hacia mis metas.
Usted afirma que triunfar es, como dice la canción, “solo una cuestión de actitud”. ¿Cuál es esa actitud?
Si vos tenés un problema, el problema solucionalo en tu casa. No lleves a tu trabajo o a una entrevista un problema, de ningún tipo.
La actitud es lo más importante y se debe transmitir a través de las acciones, con cosas simples como un firme saludo de manos. Hay que volar siempre en lo positivo, porque lo más fácil es caer en lo negativo y buscar excusas, ¿entiendes?
¿Cree que hay una falta de desarrollo de proyectos enfocados en los jóvenes del interior del país?
La juventud necesita un motor que le muestre una luz adelante. El campo no es fácil y la naturaleza es muy cruel. Además, el Uruguay todavía no se ha unificado. Tenemos tres Uruguay: el del norte, el del sur, y Montevideo, que no tiene nada que ver con el resto. El campo debe ser una de las cosas más duras pero de las que da más grandes satisfacciones.
Esos jóvenes deben estudiar, informarse, y mirar a los que han hecho bien las cosas.
¿Cómo se lleva con el Twitter?
Divino. Amo el Twitter y no puedo parar de tuitear. Es una herramienta de conocimiento y de un millón de cosas. También uso Facebook, pero es mas entretenido mirar las cosas a través de Twitter por su inmediatez.
¿Se arrepiente de algo a nivel laboral?
No, de nada. Pienso que aunque no estaba preparada para trabajar con los autos, ni con el campo, ni con Lapataia, a la larga, por tener lo que tengo, llegué a la meta que quería. Siempre he tenido gente muy joven alrededor mío porque creo que se necesita de personas con ideas nuevas, que tengan esa llama para hacer las cosas.
No se puede trabajar solo. Jamás creí en la soledad.
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