lunes, 28 de enero de 2013

¿Te atreves a pedir?

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 ¿Cuántas cosas no hemos tenido por no haberlas pedido?
Foto: Pinterest
Ser conscientes de que necesitamos algo que no tenemos es un acto de humildad. Cuesta reconocerlo y muchas veces nos da la sensación de que nos devalúa, nos debilita y nos convierte en parias. Nada más lejos de la realidad: si no pedimos perdemos la posibilidad de conseguir muchas cosas que nos pueden hacer la vida más fácil, que nos pueden allanar el camino.
Una persona que no se atreve a pedir cuando lo necesita puede esconder prepotencia , soberbia o miedo. A mi se me hace sospechosa de que no acaba de ir muy fina.
De manera muy generalizada a nadie se le ocurre pedir de manera natural
En las sesiones de trabajo de marca personal con mis clientes muchas veces aparecen imposibles aparentes como escasez de recursos, falta de tiempo, necesidad de apoyo o simplemente soledad. Los proyectos se ven como montañas inabordables, normalmente pregunto cosas del tipo ¿qué pasaría si pidieras ayuda? ¿has solicitado apoyo o un aplazamiento en el pago o un descuento? ¿qué perderías si lo pidieras? o ¿qué ganarías? De manera muy generalizada a nadie se le ocurre pedir de manera natural y cuando se hace los resultados son casi siempre positivos.
Pedir crea complicidad entre las personas, refuerza los lazos de solidaridad y nos humaniza.
En el acto de pedir hemos de ser conscientes de la oportunidad del momento y es mejor pedir cuando surge una necesidad que cuando ya está demasiado descompuesta. Nuestra entrañable frase “acordarse de Sana Bárbara cuando truena”  está más vigente que nunca, cuando truena puede ser tarde. ¿Suena la frase: “Habérmelo dicho antes, ahora ya es demasiado tarde”?
Tampoco hemos de olvidarnos de la reciprocidad. Cuando bajo nuestra demanda alguien nos da algo estamos obligados a actuar recíprocamente y ofrecer una contrapartida a quien nos ha favorecido. No es preciso que sea al instante pero debemos tenerlo en la recámara de la memoria para que cuando se presente la ocasión devolvamos el favor o la ayuda. No ser agradecidos afectará negativamente nuestra marca personal y nos hará retroceder en nuestro camino para ser la opción preferente. ¿Quien va a confiar en alguien que no sabe o no quiere devolver la ayuda que se le ha proporcionado? Y cerraremos puertas.
Y si nuestra petición no es recibida positivamente no hemos de desanimarnos, no es una tragedia, busquemos una segunda opción que posiblemente exista. Y en cualquier caso tendremos más información sobre las personas que nos rodean y esto aumenta el patrimonio de nuestra marca personal.

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