¿Puede un territorio ser innovador? Efectivamente, en un contexto de competición
internacional acelerada, la innovación se convierte cada vez más en un proceso complejo
de raíz social (depende de las conexiones entre los agentes), y cultural (depende
también del conjunto de creencias y comportamientos que guían las actitudes de los
individuos). La innovación precisa de un sólido contexto social y cultural para generar
dinámicas de crecimiento económico. Y dichos contextos, por definición, son contextos
de ámbito local y regional, donde existe una homogeneidad cultural, y donde las
conexiones sociales son robustas, generando lazos de confianza en la corta distancia,
y en el medio y largo plazo. Los clústeres (concentraciones de agentes) innovadores
suelen tener diámetros que se cruzan, como máximo, en un día de coche. Por eso, la
innovación palpita en pequeños territorios, que atraen talento e irradian productos de
éxito a todo el mundo.
La red social subyacente configura la base de todo sistema de innovación. Silicon Valley
es una intensa y densa red social, cuyos nodos están interconectados de forma sistémica.
Un país o un territorio con grandes artistas, por ejemplo, puede ser altamente creativo, pero
no es innovador, porque las singularidades creativas no se sistematizan en un proceso
que de lugar a creación de riqueza permanente. Igualmente un país o un territorio con
centros de conocimiento de élite que no se "clustericen"con el entorno (que no dispongan
de una comunidad de empresas y emprendedores dispuestos a absorber el conocimiento
que generan y a transformarlo en tecnología, conocimiento en acción, en la proximidad local),
no es innovador. Como no lo es un país con grandes multinacionales que importen
sus compras estratégicas y exporten internacionalmente, sin generar un sector auxiliar de
primer nivel a su alrededor. Éste era el caso del clúster de la electrónica de consumo
en Catalunya, desintegrado una vez las inversiones iniciales huyeron buscando entornos
más eficientes en coste.
Un territorio innovador está impregnado de cultura emprendedora, asimilada desde los
primeros estadios educativos. Dispone de universidades y centros de conocimiento
abiertos, interconectados con el exterior. Tiene empresas fuertemente enraizadas,
mediante conexiones estratégicas con proveedores locales (de conocimiento, de materias
primas, de productos elaborados, de servicios, de consultoría). Existe rivalidad
local (las empresas del territorio compiten entre ellas), pero capacidad cooperativa
(para defender, por ejemplo, intereses colectivos). Hay capital inversor, inicialmente de
origen local (pero capaz de atraer capital internacional complementario). Y está sometido
a una demanda exigente... La proximidad con clientes sofisticados, clientes exigentes,
anticipa
el futuro (suelen serlead users). En Catalunya, la excelente red hospitalaria y la
sensibilidad social por una salud de primer nivel, genera una gran oportunidad para
demanda temprana de productos ultrasofisticados en tecnologías médicas, que una vez
probados localmente, pueden expandirse al mercado internacional en un segundo bucle
de realimentación. En USA, los contratos de defensa significan una demanda ultraexigente
para las empresas de electrónica y semiconductores, que desarrollan unas
capacidades diferenciales que posteriormente pueden explotar comercialmente. Y, por
ejemplo, Japón, con una población techie por naturaleza (exigente en la incorporación
de electrónica en la vida cotidiana), supo convertir desarrollos básicos en electrónica (muchos
de ellos originarios de USA), en el sector de electrónica de consumo más potente del
mundo (hasta que llegó Steve Jobs, surgido de otro territorio -ecosistema- innovador
y les arrebató el podio).
Un territorio innovador está sometido a fuerzas físicas atractivas (ver el post "La innovación
es un fenómeno de proximidad"), que tiende a concentrar talento, capital y tecnología.
En Catalunya, la existencia de centros de conocimiento de élite, abiertos a la cooperación
local y (a la vez) a las redes científicas de excelencia internacionales; la existencia de
tradición industrial transformadora (capaz de convertir las iniciativas en productos); la
renaciente cultura emprendedora, y la singularidad creativa de toque mediterráneo, marca
de país (Gaudí, Miró, Dalí, Adrià...) generan las condiciones de partida ideales para
configurar competitivos territorios innovadores. ¡Esperemos verlo pronto!
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