Me apoyo en algunas reflexiones de Gary Hamel
en su último libro "Lo que ahora importa".
Los innovadores tienen que desafiar las creencias
que todos los demás dan por sentadas, los
supuestos largamente arraigados que ciegan
a los responsables de las empresas ante nuevas
formas de hacer negocios.
En cualquier sector, los modelos mentales
tienden a converger con el tiempo.
Los ejecutivos se han formado en las
mismas universidades, han cursado los
mismos postgrados, leen las mismas
revistas especializadas, asisten a las
mismas conferencias y hablan con los
mismos consultores.
El éxito acelera este proceso. Las estrategias
eficaces se traducen en políticas operativas que generan mejores prácticas, que se convierten en hábitos
sólidos.
Este tipo de estrategias fosilizadas crean inevitablemente oportunidades para que competidores
menos ortodoxos pongan patas arriba las reglas de la industria.
Para despertar los instintos inconformistas de un equipo, es interesante realizar dinámicas que incluyan
cuestiones como:
.- ¿Qué aspectos de nuestro modelo de negocio (propuesta de valor, paquete de servicios, fijación de precios,
apoyo al cliente, distribución, cadena de suministros...), no se diferencian de los de nuestros competidores?
.- ¿Qué aspectos de nuestro modelo de negocio han permanecido invariables en los últimos 3-5 años?
Por cada principio o pilar estratégico que se identifique, se podría preguntar entonces:
¿Esto descansa sobre alguna ley inviolable de la física o se trata de un ejemplo de nuestra devoción
por los precedentes?
Trabajar sistemáticamente estos aspectos, puede ayudar a visualizar oportunidades que de otra
manera son inimaginables.
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