Los modelos de excelencia consideran criterios para evaluar todos los ámbitos de la gestión, en cualquier entidad. No solo en empresas.
DE NIVEL MUNDIAL
Una estrategia que persigue los fines de logro de excelencia, en forma más amplia, profunda y sobre todo duradera —por su mayor impacto en la cultura de la organización— es la aplicación de los “Modelos de excelencia”, conocidos en el mundo a través de la aplicación de los premios nacionales y continentales a la calidad.Estos galardones son el motor de los procesos de enseñanza de los modelos de excelencia a las empresas y organizaciones de todo tipo interesadas en mejorar su calidad.
Los modelos de excelencia están hoy día vigentes en todos los continentes (en aproximadamente 100 países). El caso más conocido internacionalmente (considerado el benchmark en el tema) es el modelo en que se basa el Premio Nacional a la Calidad de USA, conocido como Malcolm Baldrige National Quality Award (MBNQA).
Este premio fue creado en 1985, luego de un gran trabajo conjunto entre representantes de los sectores público y privado. Es reconocido como uno de los principales instrumentos que han tenido las empresas norteamericanas en la recuperación de un nivel de calidad competitivo y muchas veces superior, con respecto a sus pares de Japón especialmente —quienes aparecían como claramente superiores en la década de los 70.
El MBNQA está basado en el documento de bases y guíahttp://www.nist.gov/baldrige/publications/upload/Category-and-Item-Commentary_BNP.pdf .
La estructura de los “Modelos de gestión de excelencia” está formada por criterios que representan todos los ámbitos de gestión de una organización y sus respectivos resultados. En cada uno de los criterios podemos encontrar un conjunto de preguntas que interrogan sobre las prácticas de gestión que se aplican, junto con un método de medición que permite evaluar el nivel de calidad de dichas prácticas.
En su versión actual, el modelo del Premio Norteamericano a la Calidad incluye los siguientes siete criterios, con una escala de medición que va de 0 a 1.000 puntos (como todos los modelos similares):
1. Liderazgo: Examina cómo las acciones personales de los líderes principales guían y sostienen a la organización.
2. Planificación estratégica: Examina cómo la organización establece su estrategia para enfrentar exitosamente sus desafíos estratégicos y desarrollar sus ventajas.
3. Foco en el cliente: Examina cómo la organización involucra a sus clientes para su éxito de largo plazo. Incluye especialmente cómo la organización escucha la “voz de los clientes”, construye relaciones con estos y usa la información proveniente de ellos para mejorar e identificar oportunidades de innovación.
4. Medición, análisis y gestión del conocimiento: Examina cómo se selecciona, guarda, analiza, gestiona y mejoran datos, información y activos de conocimiento, y cómo se gestiona la tecnología de información.
5. Foco en la fuerza laboral: Examina la habilidad para establecer la capacidad de la fuerza laboral, sus necesidades, y la construcción de un ambiente de trabajo conducente a un alto desempeño.
6. Foco operacional: Examina cómo la organización diseña, gestiona y mejora sus sistemas y procesos de trabajo para entregar valor a los clientes, y alcanzar éxito y sustentabilidad operacional.
7. Resultados: Examina el desempeño de la organización en todas las áreas clave.
Dado su impacto y éxito, se han implementado desde hace algunos años las versiones para educación y salud de este premio. (Se puede ver http://www.nist.gov/baldrige/publications/upload/2013-2014_Education_Criteria_Category_and_Item_Commentary.pdf yhttp://www.nist.gov/baldrige/publications/upload/Category_and_Item_Commentary_HC.pdf , respectivamente).
Los criterios enunciados en el modelo Baldrige (ver figura) han sido implementados, con las necesarias modificaciones e interpretaciones, en muchos países, incluso continentes (premios europeo e iberoamericano).
¿Qué hace que un modelo de características generales sea, sin embargo, efectivo? Todas las organizaciones responden globalmente a características similares. Cuando entendemos el concepto de “cliente” en un sentido positivo (alguien a quien debo servir), no resulta problema hablar de que todas las organizaciones tienen “clientes” y aplicarles a ellas el concepto moderno de “orientación al cliente”. Ello hace que todos los procesos y personas de la organización estén orientados a satisfacer y ojalá maravillar a quienes reciben sus servicios y/o productos.
De allí que los grandes criterios para impulsar y evaluar la calidad sean esencialmente los mismos. Contribuye fuertemente a este mismo efecto el hecho de que los criterios no sean prescriptivos, es decir, no están ligados a una metodología en particular.
Al concluir este curso, deseo hacerles una invitación: integrarse a NovaCalidad A.G., Asociación Gremial de Profesionales de la Calidad, de muy reciente creación, que tengo el honor de presidir. Más información en la página web www.novacalidad.cl.
Con mi profesor ayudante, Renato León C., agradecemos a todos los alumnos y lectores. Muchas felicidades para todos(as) y cada uno(a).
¡Hasta pronto!
Próximo jueves: Primera clase del curso “Derecho y tributación en los negocios”.
El caso más conocido internacionalmente es el modelo en que se basa el Premio Nacional a la Calidad de USA.
CALIDAD EN EDUCACIÓN, DESAFÍO PERMANENTE PARA EL DESARROLLO
Por Renato León C.Un tema recurrente hoy en día se refiere a la calidad en educación. Transversal a los distintos niveles de nuestro sistema educativo, desde el preescolar, siguiendo por la enseñanza básica y media, hasta llegar a la educación superior; nadie queda indiferente a la necesidad de mejorar los resultados que muestran las evaluaciones de los aprendizajes en cada uno de ellos.
A veces la discusión se centra en analizar los instrumentos de medición, en otras, se discute sobre la pertinencia de los contenidos curriculares y también se pone en tela de juicio la competencia de las instituciones y sus docentes.
Una respuesta posible a esta problemática está en las herramientas de calidad que incentivan una mirada sistémica, como es el caso de los modelos de gestión de excelencia.
Es un hecho comprobado en una gran cantidad de países, que la aplicación de estos modelos genera importante avances en los resultados institucionales, en particular en el ámbito de la educación.
Un ejemplo es la versión para educación del Modelo Malcolm Baldrige, que durante 25 años ha reconocido la gestión exitosa de las organizaciones norteamericanas.
Una de las principales virtudes de este tipo de herramientas se encuentra en la mirada sistémica que se debe aplicar en el establecimiento.
En su implementación podemos ver reflejado el concepto de ciclo mejora continua, que considera una etapa de autoevaluación, luego el análisis de sus resultados para detectar las fortalezas y oportunidad de mejora que sirven como insumo para diseñar y ejecutar planes de mejora.
La aplicación sistemática de este ciclo, da como resultado una organización de excelencia. No obstante este logro no es algo de fácil obtención ni menos en el corto plazo, sino que es el resultado del compromiso permanente por la mejora de quienes integran la institución, con el apoyo permanente de sus líderes.
Diversas aplicaciones se han llevado a cabo en nuestro país, pero que no han logrado consolidarse como prácticas permanentes.
Quizás hoy sea el momento de aunar los esfuerzos y considerar este tipo de herramientas como un mecanismo para avanzar en un aspecto en que todos parecemos estar de acuerdo: la educación es la base del desarrollo de un país.
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