Marc Vidal es un gurú del emprendimiento. Un ‘dreamer’ que solo entiende las empresas como sueños, como retos y como forma de vida. Muy crítico con el sistema de subvenciones europeo y, sobre todo, español, Vidal dejó su carrera profesional en grandes empresas para convertirse en un emprendedor en serie. Ha fundado cinco empresas en los últimos cinco años, que dan ocupación a más de un centenar de trabajadores en América y Europa. Su proyecto principal ahora es IDODI (Only different Ideas: soluciones de “internacionalización de autor” con Idodi Internacional, gestión en innovación empresarial con Idodi Corporate y la creación de un fondo para la incubación de proyectos de base tecnológica llamado Idodi Labs.)
- ¿Por qué se decide a pasar de ser directivo de grandes empresas a crear startups? Cuénteme el proceso.
- La experiencia como directivo de grandes empresas me ayudó a formarme, a coger experiencia y a ver el comportamiento de distintos equipos, mercados y productos, pero lo más importante que me enseñó es que aquel sentimiento de parir ideas desde cero, maquinarlas en mi cabeza y verlas hechas realidad, era real.
El hecho de crear empresas surgidas de ideas que constantemente revolotean por mi cabeza y vivir todo el proceso de muy cerca es lo que realmente me satisface. Soñar, contarlo, desarrollarlo y vivirlo es el proceso completo que se siente al ser emprendedor, sumándole el rodearme de todo el equipo humano necesario para poder hacerlo realidad. La inteligencia colectiva es de los principales factores que potencia los proyectos y el compartir los distintos puntos de vista permite volar junto a otras personas con objetivos comunes o ayudar a levantar su propio vuelo.
El hecho de crear empresas surgidas de ideas que constantemente revolotean por mi cabeza y vivir todo el proceso de muy cerca es lo que realmente me satisface. Soñar, contarlo, desarrollarlo y vivirlo es el proceso completo que se siente al ser emprendedor, sumándole el rodearme de todo el equipo humano necesario para poder hacerlo realidad. La inteligencia colectiva es de los principales factores que potencia los proyectos y el compartir los distintos puntos de vista permite volar junto a otras personas con objetivos comunes o ayudar a levantar su propio vuelo.
- Ha creado diversas empresas en los últimos años en Europa y América Latina. Su objetivo en 2013 es entrar en EEUU y Asia, ¿no?
- He fundado empresas y participo en otras. En todas ellas mi voluntad es siempre perseguir un formato global y escalable que permita no considerar los mercados como algo local sino absoluto y genérico. Allí donde la tecnología llegue, es un potencial cliente. La internacionalización es un proceso constantemente presente en los proyectos. De hecho todo mi impulso emprendedor se concentra ahora en un solo proyecto que lo engloba todo. Con Idodi ya estamos presentes en las zonas que comentas, y trabajando para aumentar los puntos del mapa. Es enriquecedor ampliar los puntos de vista, la forma de trabajar y los conocimientos a diferentes países ya que ayuda a reforzar los proyectos a nivel humano y profesional, una visión planetaria que se convierte en un “win‐win” por parte de todas las partes implicadas. En USA ya estuve hace unos años y aprendí muchísimo del ecosistema de Boston y de Sillicon Valley. Ahora pretendemos centrarnos en Miami y en Los Angeles, lugares donde el modelo de negocio que representan nuestros productos tienen más viabilidad.
- IDODI Labs es un grupo de inversión para startups (seed capital). ¿Qué características ha de tener un proyecto para que sea apoyado por IDODI?
- Es cierto que a nivel personal he invertido e invertiré en proyectos analógicos, pero cuando hablamos de nuestro ‘pool’ de inversión únicamente apostamos por los proyectos de base tecnológica, por aquellos que pueden facilitar procesos a los usuarios y así poder mejorar el día a día automatizando acciones que nos permiten actuar más rápido y convirtiéndonos en seres más eficaces. El elemento innovador del proyecto es uno de los que determina las expectativas que se le pueden atribuir a la vida del producto y establecer los objetivos a conseguir, así como tener claro qué se pretende con él y a quien va dirigido ayuda a apuntalar el proyecto hacia la realidad. Los proyectos que adoptamos en alguno de los campos de apoyo deben ser la cristalización de sueños, de voluntades personales e íntimas de un individuo o de un colectivo, pero deben ser deseos de crecer y sentirse conectados con el conocimiento. Finalmente nuestro campo principal de acción es el comercio electrónico en todas sus variables pero sin apartarnos de diferentes elementos que consideramos esenciales. Dispositivos móviles, ocio y gaming, big‐data, etc…
- ¿Hasta dónde llega el papel de IDODI en las empresas en las que invierte?
- El papel de IDODI se define dependiendo de la naturaleza, las características y las necesidades de cada uno de los proyectos. Nosotros aportamos mentoring y dirección, aportación y localización de capital para inversión, ubicación en sedes y ecosistemas alrededor del mundo de tipología digital emprendedora, localización de equipos complementarios, apoyo tecnológico y de desarrollo, internacionalización organizada y profesional y, finalmente, la opción de sentirse parte de nuestra familia si fuera el caso. Hay proyectos emprendedores que son poco viables solos, pero que cuando los complementas con otros de los que tenemos en el laboratorio puede salir algo muy potente. Les explicamos cómo lograrlo y les guiamos.
- Hay emprendedores españoles que afirman que aquí no hay inversores preparados para las TIC, dicen que los que hay son muy conservadores… ¿qué opina?
- Obviamente no estamos en la división de honor que viven otros países con mayor experiencia en este tipo de procesos, pero el crecimiento ha sido exponencial y el conocimiento ha aumentado mucho en los últimos años. En España están algunos de los Business Angels más inteligentes y de mayor visión del mundo, pero el asunto está en los proyectos que deben calificar. Cuando finalmente localizan alguno de ellos, el talento del emprendedor se multiplica con el talento del inversor. Eso en España pasa. El factor de riesgo es subjetivo. Yo no diría que no se apuesta y se arriesga o que los BA son conservadores. Yo diría que hay poco por lo que arriesgar todavía. Estoy convencido que esta mal llamada “crisis” traerá la pieza que falta para que se deje de decir que los emprendedores no localizan inversores arriesgados o los inversores no encuentran emprendedores excepcionales. Creo que en breve, de manera inminente, la pieza clave aparecerá y se llamará “pragmatismo”.
- ¿Cuáles diría que son los principales problemas del emprendedor medio español?
- Uno de los principales problemas al emprender es a nivel personal y es el miedo al fracaso. Fracasar en todos los ámbitos de la vida siempre da respeto y nosotros mismos nos convertimos en la principal barrera. Decidirse y luchar por los propios sueños es la receta definitiva que un emprendedor debe aplicarse y convertir ese miedo al fracaso en oportunidad, vivimos un proceso continuo de aprendizaje y no podemos olvidar que de las cosas que salen mal es de las que, a veces, más se aprende. El panorama económico actual que vive España se está convirtiendo en oportunidad para todos aquellos que ven como única salida trabajar por cuenta propia y conseguir ese sueño que siempre había tenido en mente, incluso desterrar el carácter emprendedor que muchos aún no habían descubierto que poseían.
- ¿Cree que se está creando una nueva burbuja en Internet?
- Internet hace muchos años que estalló y hasta el momento se está consolidando como principal base de muchos de nuestros comportamientos y proyectos. Hemos sido capaces de desarrollar nuevas formas de comportamiento, de comunicación y de relación que giran entorno a éste. Constantemente buscamos nuevas formas de explotar esta herramienta y cómo a través de ella somos capaces de simplificar y facilitarnos el día a día. Una vez descubierto esto, como sociedad vamos perfeccionando y buscando nuevas fórmulas para sacarle el máximo rendimiento. No hay burbuja en Internet como no puede haber burbuja en la vida. Internet es la naturaleza digital, la atmósfera y eso no permite adulterarla. Otra cosa son los elementos que viven dentro de ella. Esos si pueden estar inflamándose.
- ¿Qué opina del boom de aceleradoras de startups en España?
- Al igual que muchas personas han visto la oportunidad de lanzarse con su propio negocio y poder tirar así hacia delante, muchos han visto la oportunidad de subir un nivel más e intentar facilitar el camino a éstos. El principal problema actual que se vive en España es que en muchas ocasiones las personas que están al frente de estas aceleradoras no han vivido los problemas de raíz y en primera persona. Solo sabes las dificultades y barreras que se encuentra un emprendedor cuando lo eres, cuando lo has sido, cuando vives en la propia piel el ineficaz sistema a través del cual debemos constituir nuestra empresa, cuál es el grado de veracidad de las ayudas de las que tanto se llenan la boca y los dificultosos pasos que entorpecen procesos que podrían simplificarse tan solo dándole una vuelta de más. Me preocupa que un “mentor” sin facturación explique a un “emprendedor” cómo facturar. Sólo lo puede hacer desde la “teoría”.
- Usted fue uno de los pocos que alertó de esta crisis antes de que llegara… Ahora afirma que estamos asistiendo a un parto de un nuevo modelo económico. ¿Cómo será ese recién nacido? ¿Cuándo nacerá?
- La cara, el peso y las propiedades del recién nacido es el que vemos ya actualmente. El sistema económico evoluciona día tras día, ya sea para bien o para mal, y es al que nos debemos adaptar como sociedad. No vivimos en una crisis que en unos años habremos superado y nos podremos olvidar de ella sino que cada día se va perfilando el sistema actual económico, un sistema que requiere ponerse las pilas a los que mueven los hilos para tirarlo hacia delante, buscar las mejores formas de actuación de forma colectiva y no individual, pasar de las promesas a los hechos y la mentalización y adaptación de los ciudadanos que, curiosamente son los primeros a adaptarse por las situaciones en las que se encuentran y viven en su propia piel. El desastre social, financiero, político y ético que vivimos no es más que una fractura que se ha empezado a producir justo encima de nuestras cabezas. Es cierto que dañará a muchos inocentes, pero sobre todo a los que estén pendientes de si se les cae el techo. Yo recomiendo seguir disfrutando de este momento histórico que nos tocó vivir. No es una época de cambios, es un cambio de época como nunca antes hemos vivido. Tal vez no hay momento en la historia que se pueda equiparar por su trascendencia a los treinta o cuarenta años que nos están pasando por encima.
- ¿Qué posibilidades tiene España/Europa en todo esto? Si no somos países emergentes… ¿somos países sumergidos?
- Somos países en manos de la peor generación de dirigentes de la historia. Lo han hecho mal. Muy mal. Lo han hecho con un sistema bancario quebrado por su mala cabeza, lo han hecho con el modelo de fusiones que busca salvaguardar oficinas y estructuras analógicas en una banca cada vez menos presencial y más digital, lo han hecho con el modelo de gestión pública que sigue dependiendo de antiguas fórmulas vinculadas a la democracia participativa en lugar de la democracia deliberativa, lo han hecho con sus enquistadas orgías de debates inservibles en los que una oligarquía sigue decidiendo, lo han hecho manteniendo a base de subvenciones insultantes a mastodontes industriales que fabrican cosas ineficientes como automóviles que no se venden, lo han hecho con los recortes en innovación, lo han hecho con todo. Me temo que los que debieran liderar un proceso determinado siguen presidiendo la pasividad, la incomprensión de la oportunidad que supone la nueva hipersociedad y sus retos, en un cambio de modelo que dejó de ser crisis hace mucho a pesar de que ellos siguen actuando, parcheando y gobernando como si lo que vivimos fuera algo puntual y no estructural. Así nos va, que lo gratis y lo libre se confunden como se confunden la deuda y el déficit, sin embargo, el cambio se está produciendo ante sus narices, lenta y inexorablemente, con paso firme y todo lo digital y sus derivados socioeconómicos han llegado para quedarse. Todo va a cambiar absolutamente. La mutación está siendo ya muy dolorosa y estimulante a la vez. Es un tránsito tremendamente contradictorio como todos los puntos de inflexión de la historia de la humanidad. Es momento, ya que no podemos retroceder en el tiempo, de impulsar e inspirar a los más jóvenes, a través de la educación, a soñar, a crear, a hacerles ver que sin creación no hay innovación, y que sin innovación no hay empresa.
- ¿Cuáles son sus recetas para superar la crisis?
- No hay ninguna crisis que superar.
- Cuéntenos de su próximo libro…
Defendiendo siempre que pensar juntos es una cosa y hacerlo en común es otra, mis experiencias personales, mi punto de vista hacia la situación actual de la sociedad y del mundo emprendedor se englobarán bajo el título “Una hormiga en París” y que publicará Grupo Planeta, un título nacido de entre las miles de propuestas que recibí por parte de los lectores de mi blog y en las redes sociales. El libro combinará una recopilación de experiencias personales que sufrí, disfruté y aprendí a los 17 años en París. Todo ello junto a ideas nuevas, frescas y sobretodo positivas para animar a los más desanimados y a soñar a los más soñadores. Aun siendo hormigas en París, nunca estaremos solos.
Defendiendo siempre que pensar juntos es una cosa y hacerlo en común es otra, mis experiencias personales, mi punto de vista hacia la situación actual de la sociedad y del mundo emprendedor se englobarán bajo el título “Una hormiga en París” y que publicará Grupo Planeta, un título nacido de entre las miles de propuestas que recibí por parte de los lectores de mi blog y en las redes sociales. El libro combinará una recopilación de experiencias personales que sufrí, disfruté y aprendí a los 17 años en París. Todo ello junto a ideas nuevas, frescas y sobretodo positivas para animar a los más desanimados y a soñar a los más soñadores. Aun siendo hormigas en París, nunca estaremos solos.
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