Jorge Osorio y Luis Weinstein (eds.), El asombro de la educación: perspectivas, experiencias y propuestas para desarrollar nuevos paradigmas de aprendizaje, Editorial Universidad Bolivariana, Santiago de Chile, 2013.
Un libro como el que aquí presentamos siempre es de agradecer, sobre todo si procede de América Latina y en particular de Chile, donde el derecho a una educación pública y de calidad todavía está en curso de ser garantizado. Que un grupo de profesores universitarios, pedagogos, educadores, médicos, terapeutas y especialistas en diversas disciplinas de las ciencias cognitivas y sociales se reunan para pensar cómo mejorar la educación en sus respectivas comunidades desde abajo, del lado de las clases populares, es una estupenda noticia y un ejemplo a seguir. Y como prueba de su generosidad conviene subrayar el hecho que el acceso a este libro sea gratuito en su edición digital, que se puede descargar desde el siguiente enlace:
No tenía previsto editar una entrada sobre este libro por falta de tiempo. La nota que edité en nuestro Facebook me pareció suficiente para contribuir a su difusión. Pero al no encontrarse ningún enlace al mismo en la editorial ni en ninguna otra web y crecer el número de solicitudes para su descarga, me veo en la obligación de facilitar su acceso desde nuestro blog. Dije entonces que por los temas que aborda y enfoques que propone es un libro ambicioso como no puede dejar de serlo si lo que se persigue es la educación integral y el desarrollo del ser humano en toda su complejidad. Se trata de un libro coral del actual pensamiento pedagógico de América Latina en el que convergen con valentía el pensamiento crítico y la política emancipadora (¿acaso hay pedagogía sin crítica ni emancipación?), sobre cuyas bases debe construirse un nuevo imaginario educativo que represente la alternativa a la educación tradicional. El título ya es una declaración de intenciones: si la educación no sirve para despertar la emoción y el interés de los niños y los jóvenes, entonces es una tarea vana, alienante y deshumanizadora.
Ahora bien. Al volver a informar sobre este libro me parecería poco cordial no dedicarle algunas líneas más. Por deferencia a mi amiga Moira Brncic, pedagoga y terapeuta chilena, coautora del libro, y la persona que me informó de su existencia y me autorizó a su difusión, quiero considerar, aunque sea de forma somera, su escrito titulado “Posibilidades de implementación de juntas pedagógicas de los docentes en escuelas municipalizadas chilenas”. Moira aborda uno de los factores críticos de la educación: la formación del profesorado y la gestión del conocimiento por parte de los mismos profesores en las escuelas municipalizadas en modalidad eLearning y de forma colaborativa. La empresa no es fácil, pero de resultar exitosa podría ser una solución sostenible en el tiempo desde un punto de vista económico, al mismo tiempo que respetuosa con el multiculturalismo de las diversas comunidades educativas desde la perspectiva de la ética comunicativa o dialógica. Así mismo representaría el mejor testimonio para los alumnos de la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación con fines educativos, conjurando de este modo el peligro de hacer de la educación un medio instrumental para fines mercantiles a través de la tecnología. La misma autora reformula perfectamente su propuesta al final de su escrito en estos términos:
«En síntesis, las juntas pedagógicas on line, implementadas por docentes locales, tutores y expertos independientes, podrían ser la semilla de una nueva comunicación pedagógica que involucraría a los docentes junto a sus alumnos, en los cambios de contenidos programáticos desblindando la escuela y conectándola a los problemas reales de la sociedad: nuestra vida planetaria, la indignación mundial por un modelo agotado por la codicia y la autenticidad en la expresión pedagógica hacia el desarrollo de un docente autorrealizado a través de su protagonismo y liderazgo en los cambios que requiere el núcleo pedagógico.» (p. 111).
Por otra parte, aprovecho la ocasión para considerar también otra propuesta que me ha llamado especialmente la atención, la de Loreto Morras en su escrito “Proyecto ‘Iluminar la educación’. Acciones para un nuevo paradigma de aprendizaje”. Si algo he aprendido en mis 25 años de experiencia docente ha sido que un alumno no fracasa si tiene a su lado un profesor que le acompaña con su testimonio personal y con unos objetivos claros y realistas. Así como que tampoco se pierde por el camino de la educación, en los cruces del consumismo, las drogas o la violencia, si tiene a su lado un profesor que le acompaña con su autoridad moral y con unos valores firmes y razonables. Pues bien. Esto mismo es lo que he encontrado en el proyecto ‘Iluminar la Educación’. La clave de este proyecto está en crear un sentimiento de identidad y de pertenencia a la comunidad a través del vínculo de la fraternidad entre ciudadanos educadores y educandos. Tal como dice la autora:
«Nuestro enfoque de vinculación supone un real proyecto de convivencia comunitaria, no eufemístico, que no se centra en la igualdad o en la libertad, sino en la fraternidad. Este es el lazo que previene que sus miembros puedan vivir emocionalmente brechas odiosas de discriminación y de explotación.» (p. 169).
La crisis de valores instalada estructuralmente en nuestras sociedades tiene causas y responsables, entre las que podemos destacar la corrupción y el déficit democrático de nuestras instituciones, de una parte, y por otra parte, la codicia de las clases dirigentes que ha roto el contrato social con las clases populares. Así, en el caso de España, en los años que llevamos de crisis económica desde el 2008, ha aumentado un 10% la pobreza juvenil e infantil, llegando a las primeras posiciones entre los países de la Unión Europea. Pero si este fenómeno no se analiza con responsabilidad y conciencia histórica no provoca ninguna reacción moral, sino todo lo contrario conduce a formas de individualismo y narcisismo en las que los niños y jóvenes más desfavorecidos de nuestra sociedad buscan su particular evasión de los problemas de injusticia y exclusión que padecen, lo que comporta una ruptura generacional y con ello la imposibilidad de articular un movimiento de transformación del sistema social. De ahí la necesidad que los adultos, a través de un voluntariado social organizado en la Red de Maestros Ciudadanos Voluntarios, se comprometan con la educación de los más jóvenes, porque la crisis de valores que afecta con especial violencia a los menores sobrepasa las posibilidades de respuesta del sistema educativo.
Félix Pardo
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