Publicado por: Guillem Recolons
Trabajes por cuenta propia o por cuenta ajena, tienes una empresa. Sí, lo que lees. La primera de las cuatro definiciones de la RAE sobre la palabra empresa es: Acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo.
No es casualidad que una de la primeras personas que habló de Personal Branding, Tom Peters, lo hiciera equiparando una persona a una empresa. Fue en su reflexión titulada “The Brand called You“, un artículo aparecido en agosto de 1997 en la revista Fast Company, del cual recomiendo apasionadamente su lectura. El eje vertebrador del artículo es este: Las grandes compañías entienden la importancia de las marcas. Hoy, en la Era de las Personas, tú debes ser tu propia marca.
Peters considera que las personas deberían verse a sí mismas como una marca en competencia continua con otras marcas, algo a lo que llama economía de agentes libres.Todos podemos destacar y posicionarnos en aquello en lo que nos gusta profesionalmente desarrollando habilidades personales. Además, las nuevas tecnologías nos permiten crear canales de comunicación que nos ayudan a dar forma a nuestra marca.
Para ello es esencial encontrar lo que nos hace diferentes y lo hacemos bien, y potenciarlo para ganar presencia y relevancia en la economía de agentes libres. Esto es así tanto si trabajamos por cuenta propia o ajena.
Me llama la atención algo que 15 años después de este escrito hay un concepto que sigue sin ser asimilado por buena parte de los profesionales que trabajan por cuenta ajena: siguen pensando que no necesitan trabajar su marca personal, que ya hay suficiente con el “amparo” de la marca de la empresa para la que trabajan. Craso error. Ingente error.
La muerte del “trabajo para siempre”.
Hemos tratado este tema a menudo es este blog. El trabajo para toda la vida ya no existe. Ni siquiera en Japón. Ni siquiera entre los funcionarios públicos. Nada dura para siempre, y necesitamos entender que somos una empresa para utilizar el pensamiento estratégico de una empresa y sus herramientas de marketing. En un excelente artículo titulado “¿Por qué todo el mundo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena?, mi socio Jordi Collell ponía -hace tres años- el dedo en la llaga sobre esta cuestión y daba algunos consejos a los profesionales por cuenta ajena para no bajar la guardia y para “verlas venir” y estar preparado en todo momento.
La realidad es tozuda y se acaba imponiendo. Una gran parte de profesionales que acuden a nuestra consultoría lo hacen tras una situación de despido. No es que entonces sea demasiado tarde, nunca lo es, pero la dificultad y esfuerzo requeridos serán mayores.
Entiéndete como una empresa, trabaja tu plan estratégico, analízate desde todos los puntos de vista de una empresa. Hazlo solo o con ayuda. Pero no te duermas. El cambio es inevitable y nos espera a la vuelta de cada esquina. Y ese cambio no nos puede pillar desprevenidos.
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