No hay una regla escrita sobre cuánto tiempo deben permanecer los directivos en una determinada responsabilidad. Forma parte de la cultura corporativa de las organizaciones. En todo caso, debería tener relación con los resultados que una persona ofrece en una determinado espacio directivo y de cómo es capaz de posicionar sus equipos respecto de la competencia y respecto del futuro a través de su capacidad de innovación. Hay directivos que llevan años en un cargo pero son capaces de reinventarlo continuamente, por el contrario otros confunden estabilidad con resistencia al cambio y lo mejor es sustituirlos. Pero hay empresas que están abonadas a una especie de atolondramiento directivo y cambian constantemente sus responsables es una especie de noria ininterrumpida que acaba constituyendo una verdadera patología organizacional. He conocido grandes empresas con las que es muy difícil trabajar puesto que, por ejemplo, en cuatro años pueden haber tenido tres directores generales en un país. En otras grandes empresas es un clásico que algunas pyme emprendedoras les hagan propuestas que interesan a ambas, el proceso de relación madura y cuando parece que ya va a culminar todo se detiene por un cambio directivo y vuelta a empezar. Las oportunidades entretanto caducan. Relacionarse con algunas grandes empresas que cambian constantemente de responsables es un proceso que parece inspirado en Sísifo. Cuando los directivos ya saben dónde están y han cubierto la curva de aprendizaje, se van. Para las pymes y en general para las otras empresas que quieren desarrollar proyectos de negocio o de innovación con ellos tanto cambio es desesperante y al final afecta seriamente a la competitividad. Puede ser que en algún caso las empresas no quieran contar con redes de intereses consolidados y faciliten cambios para evitarlos. Pero, en general, una cierta estabilidad directiva favorece la innovación y no al revés. La innovación es la suma de la creatividad y la disciplina en un marco de confianza compartida que permite arriesgar. El cambio constante de directivos dificulta innovar, todo se resuelve en el corto plazo, crear equipos con trayectorias innovadoras de largo recorrido es imposible en trayectorias muy sincopadas.
La innovación requiere liderazgos innovadores con una cierta estabilidad capaces de infundir lógicas dónde los aciertos se combinan con los fracasos buscando una resultante positiva en el tiempo. Para innovar cada vez es más importante que las empresas sepan sacar provecho de los ecosistemas dónde se insertan, sin lazos de conocimiento y confianza que requieren un mínimo tiempo, esta interacción innovadora empresa – ecosistema no da resultados. Contra lo que pueda parecer, las empresas que cambian constantemente de directivos no son más innovadoras, los directivos efímeros son simples ejecutores, en cambio, los directivos consolidados pueden y deben innovar estratégicamente. Los directivos consolidados se distinguen de los directivos efímeros y de los directivos anquilosados (incapaces de cualquier cambio) precisamente por su capacidad de combinar resultados para hoy y de innovar para mañana.
(la imagen pertenece a una obra de Giovanni Bellini)
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