A menudo me gusta realizar un somero análisis de la gente exitosa que me rodea. Lógicamente, primero he de reflexionar sobre qué significa para mí tener éxito. Es lo que más tiempo me lleva y lo que más debate suscita entre la gente. Para mí, tener éxito es disfrutar con lo que se hace en la vida, percibiendo a cambio una contraprestación suficiente tanto tangible, como intangible. Pero, ¿cómo ha conseguido la gente exitosa alcanzar ese estado? ¿Qué acciones les han llevado a esa feliz posición? Tratando de responder a estas preguntas, hago un repaso a la vida de todas ellas y me doy cuenta de un común denominador, una verdad nuclear desde la cual generan comportamientos efectivos.
Todos ellos tienen un sentimiento de productividad, de aprovechar al máximo todos sus recursos (materiales e inmateriales) para avanzar hacia su objetivo. Sin menos cabo de que en siguientes posts analicemos la fuente de este sentimiento interno, que pudiera ser una creencia, una visión, etc.., ahora trataré de aportar varios comportamientos que buscan la mejora de la productividad personal. Estos comportamientos son los Hábitos.
Como digo, tras analizar el comportamiento de la gente exitosa que me rodea, puedo decir que:
- Sólo alcanzaron el éxito cuando percibieron que el materialismo de las cosas era irrelevante y que lo verdaderamente trascendente era mucho más simple.
- Son curiosos al máximo, preguntones, analistas y con una capacidad de aprendizaje brutal. Todo lo cuestionan hasta llegar a la razón última de las cosas.
- Una de las actitudes más poderosas es la de respetar a las personas y tratarlas como le gustaría que fueran tratadas, como verdaderos tesoros que hay que descubrir y mimar para permitirles su desarrollo óptimo. Para ello, hay que dedicarles el tiempo que se merece cada uno de ellos, en cantidad y calidad.
- Son conocedores de las emociones en general y grandes gestores de las suyas. Cuando una persona descubre que las emociones pueden ser gestionadas con inteligencia para tratar de optimizar sus acciones, se abre un mundo determinante a su alrededor. Pero hablar de emociones no debe darnos la sensación de entrar en un mundo pastelito, sino de algo que puede suponer un cambio en la calidad de vida de las personas.
- Cuidan su cuerpo con ambición y tienen como objetivo mantener poderoso el instrumento del que se servirán para alcanzar sus objetivos. Son conocedores de sus puntos débiles y sus fortalezas y como tal las trabajan.
- Cuentan con una conexión espiritual. ¿Con qué? El espiritualismo tampoco es un campo vedado de los monjes, ni de los mártires, etc.. Es una conexión que complementa el estado ideal de las personas, que les aporta un punto adicional de integridad y les conecta con el universo.
- El éxito es sin lugar a dudas consecuencia de la ética. Nada verdadero es posible sin un comportamiento ético que nos de tranquilidad de conciencia y relajación espiritual. Esperar algo de manera artificiosa es trabajar en el corto plazo sin sembrar a largo. Es decir, una mentira.
- Y por ultimo, cuidan su tiempo como el recurso más escaso e imposible de producir. Generar una dinámica de aprovechamiento de tiempo y acciones, proporciona una espiral multiplicadora de probabilidad de éxito.
Todas estas personas que lograron el éxito hablan de un hábito que les proporciona una clarividencia fundamental y sin la cual no están seguros de haber alcanzado los mismo resultados: MADRUGAR. Siempre me he preguntado si la acción de levantarse temprano es una causa o una consecuencia. Pudiera ser la causa de un logro, ya que esas horas son hiperfructíferas, pero también pudiera ser la consecuencia de una motivación potente, que provoca ansias de empezar la jornada para avanzar en el objetivo. Lo que parece claro es que, sea como fuere, este hábito genera milagros. Es generador de productividad proactiva, es decir, se busca de manera deliberada adquirir eficacia mediante la ganancia de tiempo al alcance del objetivo. Todos estos líderes que practican este hábito lo suelen dedicar a labores que persiguen potenciar los puntos señalados anteriormente. Así:
- Mediante el ejercicio físico, podrás adquirir la sensación de mantener a tu cuerpo potente, lo que te aportará sensación de fortaleza, de resistencia y felicidad por la sensación de logro que reporta una sesión física al amanecer y por las sustancias que segrega el cuerpo que contribuyen a reforzar esta satisfacción.
- Es un tiempo que puede ser dedicado a la planificación, lo que traslada sensación de dominio sobre todas las acciones y tareas diarias, convirtiendo tus acciones de reactivas (generadora de ansiedad) a proactivas (generadoras de seguridad. Cuando eliges el camino de la planificación y la productividad, puedes permitirte orientar el rumbo de tu barco hacia tus objetivos.
- Este tiempo matutino es ideal para alimentarte de manera saludable, algo determinante para poder rendir al máximo en cada jornada. Los efectos de un desayuno potente y saludable son sin duda la mayor garantía de salud mental y física desde el primer dia.
- La meditación, visualización o cualquier ejercicio similar, es en Occidente la mayor oportunidad de mejora. Es el campo donde los europeos tenemos mayor margen de mejora, dado que nuestra cultura no ha sabido explotar los grandísimos beneficios de estas acciones. La gran mayoría de las personas de occidente piensa que una meditación está reservada o bien a los débiles psicológicamente o aquellos que han sucumbido a episodios de ansiedad o a personas que tienen la tendencia al misticismo. El día en que descubramos los beneficios que reporta la visualización de tu objetivo (sea el que sea), el poder de las afirmaciones y o la meditación en las labores empresariales, familiares y laborales, daremos un salto de calidad en el mundo Hasta tanto, seguimos cojos.
- Pero sin duda, una de las mayores satisfacciones que he percibido cuando madrugo es la de sentir la disciplina incorruptible de empezar el día tachando tareas desde muy temprano. Una adecuada planificación en el día anterior te podrá facilitar una lista de tareas “to do”, que deberás ordenar de mayor dificultad a menor. Cuando eres capaz de tachar la primera tarea, que deberá ser la más engorrosa, sentirás una liberación brutal de estrés, por tener el resto del día sembrado de tareas más fáciles. Lo contrario, señalar la tarea más divicil para el final de la jornada, contribuye a que generes estrés durante todo el día, al tiempo que tus energías disminuyen, generando una espiral de ansiedad.
Por tanto, como dice Juan Carlos Cubeiro (www.konektoempresas.com) aprovecha el hábito de madrugar para generar ls cuatro energías necesarias para alcanzar una potencia equilibrada:
- Energía física, a través del ejercicio físico y la alimentación adecuada.
- Energía mental: con la práctica de la concentración y la planificación.
- Energía emocional: mediante el conocimiento y entrenamiento de las emociones y relajación.
- Energía espiritual: Alineando los valores neurológicos y la conexión con el universo a través de la meditación, visualización, etc.
Además, otra buena noticia: no es necesaria toda una vida para crear hábitos, sino que, en función del tipo de hábito, tendrás que dedicar un tiempo limitado. Así, para incorporar un hábito sencillo como por ejemplo, comer fruta por las mañanas, será necesario con unos 10 días, sin embargo, si lo que pretendes es habituarte a hacer footing, el tiempo estimado para habituarte será de unos 66 días. Los estudios en este campo, aseguran que para que el hábito sea efectivo, la media de tiempo necesaria alcanza los 30 días.
El proceso de adquisición de hábito es peculiar. Cuando nuestro cerebro decido poner en marcha una acción nueva, debe pensar bastante la primera vez e incluso fallar y reintentar. El cerebro desarrolla un proceso de aprendizaje en el que pone en marcha todas sus capacidades y sentidos, lo que consume una gran cantidad de energía. Por eso nuestra necesidad de descansos en los procesos de formación, etc. Pero a medida que discurre el tiempo realizando la misma acción, el cerebro genera automatismos, lo que le permite liberar recursos, provocando un consumo de energía bastante más reducido. Si este proceso es diario e ininterrumpido, el cerebro, de media, tardará 30 días en generar los automatismos necesarios para que el condujo de energía necesario para realizar esa acción sea prácticamente nulo. Es cuando alcanzamos el hábito.
(Gráfico de http://www.psicode.com)
Sin embargo, OJO,
“Los hábitos pueden ser o el mejor de los sirvientes o el peor de los amos.” Nathaniel Howthorne (1.804-1.864).
Si el hábito es destructivo, ni te cuento…
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