domingo, 29 de diciembre de 2013

“Poder decir adiós es crecer”

http://principiodeuncomienzo.wordpress.com/2013/12/29/adios/ 

AdiosEntre la felicidad y la desesperación, la carretera es muy corta.
Sabes que lo vas a oír de los labios de la otra persona, o vas a tener que ser tú quien lo diga. Sabes que tienes que decirlo, pero te resistes. 
Vives con intensidad el preludio al momento. Una sonrisa que jamás olvidarás, la electricidad que te recorre al acariciar su mano, un abrazo que no querrías que se acabase jamás. ¿Por qué? Porque sabes lo que vendrá después.
Lo has dicho muchas veces, pero hoy te va a ser imposible. Sabes que va a transformar tu  vida.
No te han enseñado a perder. Esto se va a ir de tu vida, lo sabes. Todo en la vida viene y va. Nada es para siempre. Nos han educado a que tenemos que basar nuestra vida en la esperanza, pero jamás en el saber a perder. No aceptamos la perdida.
Mientras te recreas en su mirada, en su ser, en su piel. Sabes, que aunque  no quieras, ya nada será igual. Llega el momento, hay que decirlo.
Sabes que tu energía la has estado desaprovechando en algo que tarde o temprano no iba a ir a ningún lado, a ningún lugar. El esfuerzo que habías empeñado en ello, no te da ningún resultado.
Te da miedo decirlo. Porque al decirlo sentirás que has fracasado. Nadie quiere fracasar. Hacemos todo lo posible para que nunca ocurra. Pero todos fracasamos alguna vez en la vida, hasta lo más inteligentes, famosos o deportistas. Todos ellos han fracasado alguna vez en la vida.
¡¡Todos!!
Pero lo que distingue a una persona de otra, es como se explica el fracaso a si mismo.
Estas muy apegado a lo que sabes que hay que dejar marchar o se va a marchar. Ese apego, te va a hacer darte cuenta que su ausencia, te hará mucha falta, que se ha convertido en algo imprescindible de tu vida.
Con esta palabra, perderás tu dignidad, tu respeto, tus valores. Tienes miedo a perder eso que ahora mismo está delante de ti.
Sabes que la alegría que había impregnado tu vida desde hacia tiempo, no sabes cuándo volverán a ti, tras escuchar la palabra. Antes podrías decir “Si no tengo, no pasa nada y si no también”. Ahora ya eso sabes que no. Estas muy apegado a lo que sabes que esta apunto de marcharse.
No quieres soportar el dolor que te va a causar oír la palabra.
Te vas a sentir frustrado, porque las cosas no van a ocurrir como a ti te hubiera gustado. Entraras en una nueva época de tu vida. Has creado un vínculo casi obsesivo con ese objeto, con esa persona o situación. Una vinculación basada en algo erróneo.
Nada es permanente, todo cambia en la vida. La vida es cambio, queramos o no. Piensas que esa seguridad que anhelabas por fin te la había dado esa persona o situación, y si te das cuenta, esa seguridad estaba dentro de ti, esa confianza en ti mismo, esa tranquilidad, estaba y estará siempre dentro de ti. Nunca la busques en el exterior.
Sientes que es lo único que da sentido a tu vida y lo que te hace feliz. Pero la felicidad no es algo externo y el sentido de tu vida nunca tiene que estar basado en algo económico o en los sentimientos de una persona.
Pensamos que nos hemos convertido en un solo junto a ella, pero muy pocas veces, uno más uno, suman dos.
Pero tenemos dos opciones tras escuchar la palabra. O sufrir inútilmente o de forma útilmente, aceptando lo que nos ha pasado. Para ello tenemos que saber vivir con nuestras emociones.
Felicidad en los momentos alegres y tristeza, en los tristes. Todos vamos a sufrir inconvenientes en nuestra vida. ¿Y qué hacer con ellos? Gestionarlos con confianza y alegría. Vive con alegría, motívate a ti mismo a pesar de lo que ocurra en tu exterior. Pero eso si, jamás te autoengañes, ni creas que no pasa nada, porque claro que pasa.
adios¿Qué hacer? Cuando no estés gestionando dicha situación, haz cosas que te gusten y te hagan feliz. Jamás impregnes tu duelo, tristeza en actividades que sabes que te motivan y alientan.
Tu mente necesitará desconectar, porque si no es así, no descansarás y será mucho más difícil luego resolver la situación. Tenemos que vivir en el presente, en el aquí y en el ahora.
No intentemos controlar situaciones en la vida, en las cuales no tenemos ningún poder.
Claro que importa el significado de la palabra que a continuación oirás. Claro que te tendrás que involucrarte, pero sin volverte loco, por favor.
La corriente que recorrerá tu cuerpo tras oír la palabra, provocará en ti, como una restauración de un cuadro. Será una bocanada de aire, que te pulirá toda la suciedad acumulada durante años encima de ti. Limpieza, que sacara a la luz tu verdadero yo. Te sentirás desnudo, intentando taparte. No lo hagas, porque te darás cuenta de lo que estás hecho. Tu interior, es lo que te define, es lo que eres de verdad.
Empiezas a oír sin darte cuenta, las primeras letras de la palabra maldita: ¡¡ A…D … I …. O …S!!.
Ya está, sabes que es el principio de una nueva etapa en tu vida. Hay que dejar atrás esta etapa, y en el presente, en el ahora, enfrentarte a una nueva. Todo ello con alegría, entusiasmo y fe, aunque el duelo y la tristeza esté en él.
Salen lágrimas de tus ojos, lo que no deseabas, ha sucedido, no lo querías, pero tenía que llegar. Sabes que es el último abrazo, la última sonrisa, la última mirada. Ahora tocará abrazar la soledad.
Pero no te arrepientas de nada, no te has quedado con las ganas. Cada batalla perdida te enseñará una salida. Podrás equivocarte, pero jamás te quedes con el que pudo ser.
La pena morirá con el sol. Sonríe a lo que la vida te ofrece por delante y aprende de lo vivido, de la experiencia sentida.
En la vida, lo que a veces parece un final, es realmente un nuevo comienzo.

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