El método sistematizado por Eric Ries, a partir de las ideas de Steve Blank para aumentar las posibilidades de éxito en los emprendimientos, está insertándose con fuerza en el ecosistema emprendedor y universitario.
Autor: Gwendolyn Ledger
"Aunque el fracaso sirve para aprender, implica pérdida de tiempo, dinero y entusiasmo. Ante esto, el Lean Start up dice: si vas a fallar, falla rápido y barato".
Así opina Daniel Medina, director de Consultoría Estratégica de la firma Opinno, sobre el Lean Start-Up y sus objetivos. El consultor explica que en el mundo emprendedor el sistema ha alcanzado gran aceptación debido a la dicotomía que se da entre el desarrollo de productos que hacen las firmas tradicionales versus el modelo de las startups o emprendimientos actuales, que parten casi de la nada.
“El emprendimiento, como 'empresa en pequeño' aspira a buscar un modelo de negocio y convertirse en una empresa rentable, pero todavía no lo es, y sus objetivos no son los mismos que los de una compañía ya establecida. Pensamos que partimos de una idea, pasamos a una startup y acabamos con una empresa rentable, pero no es tan sencillo", señala.
El concepto nació con Steve Blank, con mas de 20 años de emprendimiento en Silicon Valley, que observó un patrón común que se da en las startups. Consecuente con eso, 'mapeó' y caracterizó el proceso, incluidas todas las iteraciones que se hacen en la ruta del diseño, y lo denominó Customer Development, el que plasmó en famoso libro de 2004 denominado Four Steps to Epiphany.
Posteriormente fue Eric Ries, alumno de Steve Blank en Stanford, el que 'aterrizó' este método aplicado al mundo 2.0, creando el concepto Lean Start-Up, publicando el texto homónimo de 2011.
“Hoy el método es tan exitoso que ya existe una docena de libros que han ido desarrollando y profundizando estos conceptos, incorporando ejemplos y casos recientes como el de Dropbox y Airbnb, emprendimientos que se desarrollaron con esta metodología y hoy son empresas valorizadas en alrededor de 3 billones de dólares cada una”, destaca Edison Acuña, profesor y emprendedor chileno que desde hace un par de años aborda el tema con distintos grupos de emprendimiento.
Acuña empezó haciendo consultoría de customer development en 2009 para emprendedores de la Incubadora 3IE, y cuando conoció a Steve Blank en su visita a Chile se convenció de la utilidad y proyección del método. “Luego de eso el tema comenzó a tomar fuerza en la comunidad emprendedora hasta lo que es hoy”, agrega Acuña.
Desde entonces, este ingeniero de la Universidad de Chile ha trabajado con emprendedores a través de las clases realizadas en la U. de Chile y la Universidad Católica (UC), además de múltiples workshops y cursos en eventos de emprendimiento. Además participa regularmente como mentor en diferentes iniciativas, como el Geek Camp de la UC, Lean Startup Machine, Angel Hack, Startup Weekend y otros.
Canvas y procesos
Cuando Jorge Heraud y Lee Redden iniciaron su emprendimiento, denominado Blue River Technology, eran estudiantes de Steve Blanck en Standford. Tenían la visión de podadoras de césped robóticas, ideadas para espacios públicos. Después de hablar con cerca de 100 potenciales clientes a lo largo de dos meses, se dieron cuenta de que sus clientes potenciales iniciales, principalmente campos de golf, no estaban interesados en su proyecto. Pero a través de esas continuas conversaciones se dieron cuenta de que el sector de pequeños agricultores sí estaba muy interesado en una tecnología que les permitiera deshacerse de las malezas sin tener que usar químicos. Suplir esa necesidad reorientó su idea de producto y en menos de 10 semanas ya tenían el prototipo. A los nueve meses su startup ya tenía 3 millones de dólares de inversión con una proyección de menos de un año para el lanzamiento comercial.
“El secreto para los emprendimientos es contar con metodologías de gestión distintas al tradicional modelo de diseño y desarrollo de producto. Ahí es donde entra el Lean Start-Up- o simplemente 'Lean', como le dicen en el ambiente emprendedor, y sus dos pilares: el canvas y los procesos”, explica Daniel Medina.
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El tradicional plan de negocio, imprescindible en la gestión empresarial, no está orientado a la búsqueda ni está preparado para entornos dinámicos como los que demanda una startup.
El Lean asume que éste que debe ser móvil y debe ser capaz de evolucionar a partir de problemas reales, sirviendo para validar el producto y el modelo, o cambiarlo en caso de que no funcione.
Esto es lo que permite el 'canvas' (el lienzo de negocios donde se trabaja). Al ser una herramienta compuesta de partes o nodos móviles, lo que implica que sea ágil y se pueda modificar y aprender sobre la marcha: busca aprender rápido a construir productos que los clientes sí quieren", agrega Medina.
Otros elementos clave son el desarrollo ágil de producto (AD) que es al mismo tiempo finalidad y pilar fundamental del Lean Start-Up. "Un producto hecho es mejor que el producto perfecto", afirma Medina, “por lo que en lugar de una gran inversión en desarrollar el producto ideal, el Lean propone la realización de una serie de prototipos funcionales deniominado MVP, es decir Producto Mínimo Viable, que sirve para probar si el modelo de negocio puede funcionar en un mercado real”. A partir de ahí se establece un ciclo de mejora continua: idear – crear - producto - medir - datos - aprender – idear nuevamente, que permite perfeccionar el producto muy rápido y con bajos costos, de forma de probar las hipótesis del plan de negocio, validándolas, o cambiando el rumbo si algo no funciona.
Por último está la contabilidad de la innovación, un proceso de aprendizaje validado que es la "unidad de progreso" para una startup, algo así como "la contabilidad de la innovación”.
“Esto implica establecer hipótesis, definir objetivos, experimentar y por último analizar resultados. No podemos enamorarnos de nuestro producto, sino del problema o la necesidad del consumidor que vamos a satisfacer o crear. Ahí está el negocio", afirma el español.
En definitiva se lleva a cabo el proceso de identificación de los supuestos más riesgosos (o “De-Risk”) y se busca la forma de obtener evidencias sobre la verificación de esos supuestos de la manera mas rápida y barata posible.
Escuelas de negocios
La metodología Lean Startup ha entrado fuertemente en la comunidad emprendedora en todos los países latinoamericanos, especialmente en México, Brasil, Colombia Chile y Argentina, entendiendo que esta comunidad emprendedora está en distintos estados de desarrollo en los países.
Esto ocurre, a juicio de Edison Acuña, porque la metodología Lean aplica a todo tipo de emprendimientos, incluso a las grandes empresas corporativas, gobierno, defensa y academia, dado que responden de mejor forma a los riesgos inherentes a la innovación, dado que permiten crear los mecnismos de autoaprendizaje desde el inicio y partir a pequeña escala, mediante prototipos o MVP’s como forma de mitigar los riesgos.
“Esta lógica le pone la lápida al concepto de 'Plan de Negocios' o 'Business Plan' como documento estático, la que hasta ahora era la idea predominante en las Escuelas de Negocios de todo el mundo o programas MBA, y lo reemplaza por el concepto de 'modelo de negocios', el cual es un diagrama, completamente dinámico que refleja de mejor forma el entono caótico y cambiante que el emprendedor enfrenta en el día a día”, especifica Acuña.
Actualmente existe la necesidad de contar con un cuerpo de conocimientos y de capacidades que apunten a los desafíos del emprendimiento, lo que significa partir de cero, en un entorno de extrema incertidumbre. Es aquí donde el Lean Start-Up y Customer Development juegan un rol clave, y por este motivo han penetrado cada vez con más fuerza en las principales escuelas de negocios del mundo, partiendo por Stanford, Harvard o UC Berkeley.
El método Lean Start-Up se enseña actualmente en más de 25 universidades y en la plataforma de cursos on line Udacity.com. Además, existe prácticamente en todo el mundo organizaciones como el Startup Weekend que introduce este método a cientos de potenciales emprendedores. En estos encuentros se forman empresas un viernes y para el domingo ya se están obteniendo resultados.
“En Chile lideran este tema la UC, que dentro de su convenio con Stanford, creó un curso paralelo al que realiza Steve Blank, y la UDD, las cuales se encuentran en una etapa inicial, no existiendo una oferta educativa consolidada en este sentido, es decir es un proceso en formación. El proceso de aprendizaje hasta ahora es en gran medida experiencial y los profesores normalmente no vienen del “pedigree” académico, sino que más bien son emprendedores con habilidades académicas, como en mi caso personal”, agrega Acuña.
A pesar de su éxito, no todos en el mundo emprendedor parecen estar enamorados del Lean Start-Up.
Michael Sharkey, cofundador y CEO de Bisir, en su columna “6 things wrong with lean startup” cree que el concepto está mal enfocado. “Silicon Valley está obsesionado con compañías que se forman en base a una aplicación, lo que le interesa sólo a un número limitado de inversores. Pero los clientes necesitan productos completos, globales, para solucionar sus problemas”, indica.
Adicionalmente, cree que el modelo ha servido de excusa para que muchos emprendedores se apuren en lanzar productos a medio terminar o fraccionados al mercado. Y el resultado es una gran cantidad de pequeñas empresas que ofrecen algunas soluciones que no son relevantes para casi nadie, menos para los potenciales clientes.
Su otra queja tiene que ver con el agotamiento de los equipos. “El ritmo de innovación continua que requiere el modelo de MVP es frenético. El verdadero emprendimiento tiene que ver con encontrar cuáles son las palancas correctas y desarrollar una serie coherente de testeos en torno a ellas.
Para Sharkey, lo indicado es adoptar el modelo MVP en una fase temprana del ciclo de vida de la empresa, solamente, cuando escasea el dinero y hay urgencia por llevar el producto al mercado.
“Continúa con las iteraciones, pero no de una forma que desgaste a tu equipo. Construye tu empresa para que permanezca en el tiempo, no para que se funda ante la primera compañía que los desee adquirir”, alega.
Entre fieles adherentes y otros no tan convencidos, el mismo Steve Blank intenta poner las cosas en perspectiva en su artículo de mayo de este año, publicado en el Harvard Business Review sobre Lean Start-UP.
“Aunque algunos promueven que el Lean Start-Up puede hacer que cualquier emprendimiento sea exitoso, yo creo que esa sentencia es demasiado grandilocuente. El éxito se basa en demasiados factores como para confiar en que una metodología por sí sola sea capaz de garantizar el triunfo. Pero basándome en lo que he visto en cientos de startups, en programas que enseñan los principios del Lean y en las empresas ya establecidas que lo aplican, sí puedo afirmar esto: al emplear métodos Lean Start-Up en los emprendimientos que nacen, ocurren menos fracasos que al emplear los métodos tradicionales” sentencia Blank.
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