http://discontinuidadasintotica.blogspot.com/2013/12/hay-dos-tipos-de-personas.html
Aquellas ante las cuales tienes que justificar constantemente tus decisiones porque le sacan problemas a todo y no tienen la mente suficientemente abierta como para entender que hay mundo más allá de su visión de las cosas. Lo más curioso es que tus propias decisiones ni les van ni les vienen. Normalmente coinciden con las personas que te causan un gran desgaste y te roban la energía. También suelen coincidir con aquellas con las que no tienes una conexión mental muy estrecha.
Y aquellas que aceptan cualquier cosa que les digas o la debaten contigo con una actitud positiva, porque entienden que el meollo de la vida está en cosas mucho más importantes que sí merecen el desvío de su atención. Son esas personas que infunden optimismo y alegría, con las que tienes una conexión mental que va más allá de la superficialidad y que a lo largo del tiempo pueden llegar a ocupar un lugar destacado en tu vida.
A las primeras, llega un momento en que dejas de contarles lo que te pasa por su actitud inquisidora. Y como dejas de hacerlo, se quejan de que eres una persona muy cerrada. Esto me hace pensar que la clasificación que divide a las personas entre las que echan la culpa a los demás y las que asumen sus propios errores coincide con la anterior.
Y esto se resume en dos frases:
- Al ser humano le resulta más fácil críticar que hacer autocrítica.
- La simplicidad es más cómoda que la compejidad, pero si nos quedamos sin gestionar la diversidad no obtenemos ningún valor añadido.
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