Hace algunos años y mientras tomaba un taller de inteligencia emocional se nos pidió que elaboráramos una bucket list. Es decir, una lista de las cosas que queríamos hacer antes de morir. Escribir un libro, formar una familia y asistir a un Grand Slam eran algunas de las asignaturas que escribí aquel día, pero también estaba ahí aprender a meditar.
La verdad es que desde que enumeré aquellos compromisos hasta que me animé a adéntrame en la meditación pasaron algunos meses, quizá hasta un año—ya saben cómo nos gusta postergar las cosas por nuestra incapacidad para entender que la muerte puede estar a la vuelta de la esquina—, pero por fin me animé a ir Casa Tíbet Querétaro (un lugar en donde hay meditaciones guiadas, abiertas al público y que un amigo me había recomendado).
Como comenté la semana pasada, sin duda existen muchos mitos y creencias alrededor de la práctica introspectiva, y yo mismo no sabía que esperar de esta, pero no fue hasta que me senté a meditar las primeras veces, que poco a poco fue entendiendo de que se trataba y cuál era el objetivo de hacerlo.
A grandes rasgos se puede decir que la meditación se trata de atender y de observar y familiarizarse conscientemente con un objeto que por lo general se recomienda sea la respiración.
¿Por qué?
La razón es muy sencilla: porque desde el momento en que nacimos todos respiramos inconscientemente. Es decir, que pueden pasar días, semanas y hasta meses sin que nos acordemos de que estamos llevando a cabo esta acción. Entonces, cuando nos enfocamos en la inhalación y la exhalación estamos estimulando a nuestra mente a que atienda algo que está sucediendo en el aquí y en el ahora.
¿Entonces meditar es simplemente darme cuenta de que estoy respirando?
Podríamos decir que sí, pero si te decides a intentarlo te darás cuenta porque Sogyal Rimpoché dice que esta práctica representa “romper por completo con nuestra forma <> de funcionar”. Y es que apenas atiendas el flujo natural del respirar por unos cuántos segundos, quizá un minuto o dos, y algún pensamiento, o varios, intentarán apoderase de tu atención hasta que de repente olvides de nuevo que estas respirando y esto se repite una y otra vez. En otras palabras, que tú no controlas a la mente sino que esta te controla a ti.
Antes de continuar es importante mencionar que no soy un experto meditador (de hecho soy principiante) y que si tú quieres aprender esta práctica introspectiva en forma, lo más conveniente es que vayas a un lugar adecuado para hacerlo (¡solo que cuidado! hay muchos charlatanes que supuestamente te enseñan a meditar pero no es así). Sin embargo, si quieres experimentar un poco de que se trata esto para así eliminar los prejuicios y ver si te animas a hacerlo más seriamente, puedes hacer lo siguiente:
- Siéntate en una silla cuidando que tu espalda este recta (si puedes, no te recargues en el respaldo).
- Posa ambas palmas de las manos sobre tus piernas.
- Inclina tu cabeza ligeramente hacía abajo y cierra los ojos.
- Ahora atiende (date cuenta) el flujo natural de tu respiración (ya sea en la punta de la nariz y el labio superior o en el abdomen).
- Eventualmente tu mente comenzará a divagar y tu foco de atención cambiará (aparecerán pensamientos que te remiten al pasado o al futuro)
- Cuando lo anterior suceda no te asustes ni te reproches; esto es completamente normal y simplemente debes darte cuenta que tu mente se ha desviado del objetivo de la práctica.
- Ahora y gentilmente, trae de vuelta tu atención a la respiración.
- Haz este ejercicio por 5 minutos (puedes programar una alarma para no distraerte viendo el reloj)
- ¡Listo! Haz comenzado a familiarizarte con cómo funciona tu mente ycada vez que repitas el circulo de atender, darte cuenta que has ha divagado y regresar tu atención al objeto, estarás “flexionado el músculo de la atención”.
“Attention works much like a muscle: use it poorly and it can wither; work it well and it grows” Daniel Goleman
Y, ¿Cuáles son los beneficios de cultivar una atención sostenerse sin esfuerzo y por mucho tiempo?
Bueno, que mejor las palabras de Sogyal Rimpoché para responder a esta pregunta:
“Generalmente desperdiciamos nuestra vida distraídos de nuestro verdadero ser por un sinfín de actividades. La meditación, en cambio es el camino que nos trae de vuelta a nosotros mismos…Vivimos nuestra vida como una lucha intensa y angustiosa, en un torbellino de celebridad y agresividad, compitiendo, aferrando, poseyendo y logrando, atareándonos constantemente con ocupaciones y preocupaciones superfluas. La meditación es todo lo contrario. Meditar es romper por completo con nuestra forma <> de funcionar. Es un estado libre de toda preocupación e inquietud, exento de toda competitividad, en lo que no hay deseo de poseer ni de aferrar a nada, libre de cualquier lucha intensa y angustiosa y desprovisto de la sed de logros; es un estado sin ambición en el que no hay aceptación ni rechazo, ni esperanza ni miedo; un estado en el que poco a poco empezamos a liberar en el espacio de la simplicidad natural de todos aquellos conceptos y emociones que nos aprisionan ”
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