“La valentía que entra en la jurisdicción de la temeridad más tiene de locura que de fortaleza.”-Miguel de Cervantes
Por: Emprendiendo
continúa… Con toda la actitud y la pasión que caracteriza a un verdadero emprendedor llega ese impulso en el cuál cegados no medimos riesgos, pasamos de ser valientes a ser temerarios.
La valentía expresa esfuerzo, aliento y vigor, mientras que la temeridad expresa ser excesivamente imprudente arrastrando peligros.
Es una característica vital como emprendedores ser valientes y serlo significa ser conscientes de las consecuencias de nuestros actos, ser visionarios y adelantarnos a lo que se pueda presentar y tomar nuestras precauciones, siempre midiendo riesgos para poder continuar con más fuerza y sabiduría.
Ser un emprendedor que comete actos temerarios es estar totalmente fuera de la realidad. Si quieres probarte el traje y actuar como superhéroe lo que vivirás será extremo y al estar inmerso en las diversas situaciones que se te presenten no sabrás cómo manejarlas porque nunca estuviste consciente, nunca pensaste, nunca calibraste y menos tendrás idea de cómo salir de ello, frustrándote y dejando todo atrás.
Si desde un principio eres consciente de que en este camino del emprendimiento se sufren algunas caídas, sabrás en su debido momento cómo caer para lastimarte lo menos posible, levantarte, sacudirte y seguir caminando, si nunca tienes esa conciencia y la temeridad está en tus venas es altamente probable que la primera caída sea fuerte y te lastimes gravemente dejándote definitivamente fuera del camino.
Actúa sin miedo pero con conciencia. Siempre reconoce tus fortalezas y tus debilidades. El emprendimiento no busca seres imprudentes que sufran por sus actos, el emprendimiento no premia a la inconsciencia. El emprendimiento busca seres inteligentes que sepan lo que hacen y hacia dónde van, busca seres dotados de una gran valentía que les permita seguir avanzando durante muchos kilómetros más.
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