miércoles, 29 de octubre de 2014

MARCO AURELIO

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En el año 121, Roma daba la bienvenida al mundo a uno de sus emperadores más ilustrados y amados: Marco Aurelio Antonino Augusto. No en vano, se le incluye en el grupo de los Cinco Buenos Emperadores y se le apodó El Sabio o El Filósofo.
Su co-gobierno, junto a Lucio Vero, fue una época de numerosas campañas militares de las que salió exitoso, y cuyas enseñanzas vitales aprovechó para definir su obra magna, las “Meditaciones”, encuadradas en la filosofía estoica (siguió las enseñanzas de Epícteto, a quien también he dedicado un post de este blog). En sus escritos, por ejemplo, Marco Aurelio defiende una vida sin ostentaciones, ya inculcada por parte de madre, y trasciende como una persona con un gran equilibrio, trabajadora e inteligente. Como político, se distinguió por su ecuanimidad y por defender a los más débiles: esclavos, viudas y jóvenes. Defendió un gobierno al servicio del deber.
Murió en Viena en el año 180, fue deificado y a su figura y hazañas están dedicadas varias construcciones en Roma.
De Marco Aurelio heredamos ideas tan valiosas como éstas:

La vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella.

Acuérdate en adelante, cada vez que algo te contriste, de recurrir a esta máxima: que la adversidad no es una desgracia, antes bien, el sufrirla con grandeza de ánimo es una dicha.

La dulzura, cuando es sincera, es una fuerza invencible.

La perfección de las costumbres consiste en vivir cada día como si fuera el último.

En ninguna parte puede hallar el hombre un retiro tan apacible y tranquilo como en la intimidad de su alma.

No malgastes lo que te queda de vida conjeturando sobre los demás, a no ser que busques un bien común. Pues imaginar qué pueden estar haciendo y por qué, qué están pensando y qué planean, te aturde y te aparta de tu guía interior.

Hay una luz del sol, a pesar de que se ve interrumpida por las paredes, montañas e infinidad de otras cosas. Hay una sustancia común, a pesar de que se distribuye entre las miles de cuerpos que tienen sus varias cualidades. Hay una sola alma, a pesar de que se distribuye entre varias naturalezas y limitaciones individuales. Hay un alma inteligente, a pesar de que parece estar dividida.

Hemos nacido para la colaboración, como los pies, las manos, los párpados, las filas de los dientes de arriba y abajo. Entrar en conflicto unos con otros es contrario a la naturaleza…

Buscan como sus propios retiros la vida campestre, la orilla del mar, las montañas. Todo eso es de lo más banal cuando te es posible en el momento que quieras retirarte a tu interior. A ningún lugar más tranquilo, más pacífico se retira un hombre que hacia su propia alma, sobre todo aquel que tiene dentro recursos tales que, si los examina, al momento se encuentra en total bienestar.

Si es forastero del universo quien no conoce lo que hay en él, no lo es menos quien desconoce sus sucesos. Es un desterrado quien destierra la razón social. Es ciego quien guiña el ojo de la inteligencia. Es mendigo quien precisa de otro y no tiene en sí mismo todo lo útil para la vida. Es absceso del universo quien se aparta y aleja de la razón de la naturaleza común por soliviantarse con los sucesos; porque es la naturaleza la que los trae, ella que te trajo también a ti. Es una escisión de la ciudad quien escinde su alma de la de los racionales, cuando es una.

Sabiduría, filosofía para tener muy en cuenta en nuestros pensamientos y quehaceres diarios.

Álex Rovira

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