martes, 23 de diciembre de 2014

POR QUÉ LA NAVIDAD IMPORTA

http://laotraopinion.com.mx/nota.php?pid=1075

En esta colaboración, José Manuel Guevara explica los motivos no religioso por que la navidad importa.


No soy católico. Crecí y me educaron como uno, pero desde hace muchos años ya no soy un practicante de esta religión. Sin embargo, desde que tengo uso de razón recuerdo haber pasado todas las noches del 24 de diciembre en familia. Recuerdo dar las gracias, compartir la cena, intercambiar abrazos, regalos y sentarnos a platicar o a jugar; todo en compañía de mis seres queridos.
Afortunadamente, este año no será diferente. Y escribo “afortunadamente” porque, a pesar de haber abrazado desde hace ya un tiempo otras creencias, para mí La Navidad sigue siendo una oportunidad para fortalecer los lazos sociales que deben existir entre una familia y para estimular el amor, la compasión, la empatía y el agradecimiento en nuestras mentes.
Curiosamente, o no tanto, para el profesor e investigador de la Universidad de Virginia, Jonathan Haidt, nuestro cerebro evolucionó para que los seres humanos seamos religiosos. ¿Por qué? Bueno, para esta académico todo parte del postulado en donde Charles Darwin afirma que la selección natural grupal podía dominar e imponerse a la individual. En otras palabras, que en la incesante carrera por la supervivencia los grupos eran naturalmente más fuertes.
Esta observación coincide con las ideas del célebre sociólogo Emile Durkheim, quien decía que las religiones, más allá del debate de la existencia o no de un dios (al que no le estoy entrando en este texto), tienen la capacidad de unir a las personas y que en esa unión estas pudieran encontrar paz, seguridad, sana convivencia y colaboración.
En este sentido, creo que La Navidad actúa en la misma dirección. Es decir, que es una celebración con una base religiosa pero que en un determinado momento puede llegar a congregar a las familias más allá de sus creencias.
Y ¿por qué esto importa?
Bueno, porque si volteamos al campo de la neurociencia entenderemos que no solo nuestros cerebros están diseñados para ser sociales, sino que nuestras relaciones en el día a día tienen, para bien o para mal, un impacto sutil pero muy poderoso en el funcionamiento de ciertos circuitos neuronales relacionados a nuestra emociones y sentimientos.
De hecho, en términos generales se puede decir que cada experiencia social repetida va esculpiendo la forma, tamaño, número de neuronas y de conexiones sinápticas en nuestro cerebro. Éste es un concepto que los científicos conocen como neuroplasticidad y que establece que el cerebro humano tiene la capacidad de formar nuevas conexiones nerviosas, “a lo largo de toda la vida” (depende de ciertos factores), en respuesta a la información nueva, a la estimulación sensorial, al desarrollo, a la disfunción o al daño del mismo. 
Ahora, es evidente que hay ciertas relaciones que tienen mucho más impacto que otras en esta remodelación de los circuitos neuronales y la familia es una de ellas. Como dice Daniel Goleman en “La Inteligencia Emocional”, No es de extrañar por tanto que, sentirnos crónicamente maltratados y enfadados o, por el contario, emocionalmente cuidados por una persona con la que pasamos mucho tiempo a lo largo de los años acabe remodelando los senderos neuronales de nuestro cerebro.
Es así, que un México mayoritariamente católico y en una época en donde el tejido social está desgarrado, la convivencia y los valores familiares en escases y las relaciones sociales en corrosión, una tranquila, armoniosa y pacífica convivencia navideña (profesemos esta religión o no) con nuestros seres queridos puede ayudarnos a no solo a elevar nuestro bienestar (físico, mental y emocional) sino a renovar los vínculos con nuestra familia.
Adicional y finalmente, costumbres como “dar la gracias” (a quien usted quiera) o intercambiar abrazos, se ha comprobado retribuyen considerablemente en nuestra actitud, salud y felicidad. Así que ya lo sabe, más allá de sus creencias, si este 24 de diciembre por la noche tiene la oportunidad reunirse y convivir con familiares o con amigos, no lo dude; no sea un grinch.
Fuentes Consultadas
Goleman Daniel. La Inteligencia Social: Enlace
La Neuroplasticidad: Enlace
Ser agradecidos nos hace más felices: Enlace
10 Beneficios de un abrazo para nuestra salud: Enlace

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