La mayoría de los deportes y artes tienen una “postura ideal” para practicarlos. Los libros y artículos sobre ellos te la describen, y te recomiendan ejercicios musculares que te ayudarían a alcanzarla.
Pero, si identificar visualmente lo que necesitás cambiar y hacer ejercicios musculares para corregir las desviaciones fuese suficiente, andaríamos todos derechitos y no habría nadie con dolor de espalda.
Este encare visual y muscular de la postura presenta 3 problemas.
Primero, se asume que quien recibe la instrucción conoce su propio cuerpo (tiene un mapa corporal claro) y puede adoptar la postura recomendada sin tensionarse.
Segundo, se asume que quien instruye y quien recibe la instrucción interpretan sensorialmente los conceptos de la misma manera. Sin embargo, todos tenemos diferentes definiciones conceptuales y sensoriales de las distintas partes de nuestros cuerpos (“el cuello” para mí y para ti no son necesariamente la misma cosa).
Tercero, se asume que tenemos que “trabajar los músculos posturales” con ejercicios específicos, de lo contrario iremos “en franco declive” con la gravedad y los años.*
Esta visión no reconoce que es nuestra herencia como homo sapiens sapiens estar erguidos sin esfuerzo desmedido, siempre y cuando no interfiramos con el diseño.
Si aceptamos en vez que la naturaleza nos diseñó bípedos y erguidos, no deberíamos “aprender” a pararnos derechos. Deberíamos “des-aprender” a pararnos torcidos.
Como homo sapiens sapiens somos herederos de un “software” básico para estar de pie y derechos. Este “software” es un conjunto de reflejos que vamos integrando, con mayor o menor éxito, durante nuestro desarrollo. Pero el software lo tenemos todos; quizás lo que necesitamos es un poco de re-programación.
La mejor manera de trabajar sobre tu postura es primero reconocer qué debes “dejar de hacer”.
Hay que ir a las causas profundas, a lo que “no se ve”. El auto-conocimiento es la base de la buena postura.
* No quiero decir con esto que no se debería hacer ejercicio para corregir las debilidades musculares que acompañan la mala postura y la falta de movilidad articular. Lo que propongo es que se trabaje esta musculatura en función y tomando al cuerpo como un ‘todo’ integrado. Debemos ser conscientes del equilibrio del cuerpo entero durante el movimiento.
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