- El registro de la actividad eléctrica cerebral permite usar el ordenador sin manos
Un experimento realizado por la Universidad de Pittsburgh a finales de 2012 mostró cómo una joven tetrapléjica introducía en su boca una onza de chocolate que un brazo robotizado llevaba con toda delicadeza a sus labios. Lo había movido con su mente. Las señales eléctricas que emitía su cerebro al imaginar diversas acciones habían sido registradas y transformadas para que las entendiera un ordenador. Tres años después de aquella demostración esa deslumbrante posibilidad se ha convertido en una versión más modesta para usar en casa aquí, en Barcelona. (Yo encendí una luz).
El proyecto que ha desarrollado la plataforma completa, desde el registro, el gorro de electrodos, el entrenamiento para el registro o la conexión con el ordenador hasta los servicios vía internet a los que se puede acceder, se llama BackHome porque está pensado para que personas con graves afectaciones neurológicas que no pueden pulsar un teclado, puedan vivir en casa y hacer cosas que las mantengan conectados al mundo: se puede encender luces, pulsar una alarma, encender la calefacción o abrir una puerta, navegar por internet, escribir en un teclado virtual, comunicarse con cualquiera por correo o por redes sociales, ponerse una película o hacer ejercicios de rehabilitación cognitiva en conexión con su terapeuta, que a su vez puede intervenir y registrar resultados.
Es un proyecto europeo en el que han participado los investigadores e ingenieros del Centre Tecnològic de Catalunya (Eurecat) como coordinadores y desarrolladores de esa tecnología y “todo está probado y a punto. Falta la financiación adicional para convertirlo en producto en el mercado, y eso llevará algún tiempo”, reconoce Felip Miralles director de la unidad de tecnología para la salud de Eurecat.
El proyecto está financiado por la Comisión Europea y participan equipos de Austria, Alemania, Reino Unido y España. La parte española se concentra en esta fundación de la Generalitat. Está recién terminado después de tres años y medio de trabajo y de haberlo probado con ciudadanos reales con grandes limitaciones de movimiento. A plena satisfacción de ellos, sus cuidadores y sus terapeutas. Y Europa los ha reconocido como excelentes.
El BackHome no proporciona una autonomía total, necesita ayuda. Alguien que te coloque un gorrito dotado de electrodos con un módulo inalámbrico que permite conectar sin cables con el ordenador. Una vez colocado el gorro, se necesita también la colaboración de otra persona para que ponga un gel acuoso, parecido al de las ecografías, para establecer la conexión con la señal cerebral. El pelo queda afectado por el gel, pero se va con un cepillo una vez seco. “Se podría hacer con electrodos secos”, reconoce el ingeniero de G.tech Arnau Espinosa, “pero son más caros y al cabo de unas horas molestan más que los de gel”.
Una vez equipados comienza el entrenamiento del sistema. La pantalla muestra hileras de cuadrados de marco blanco sobre negro con números y comienza todo a parpadear. Uno de los cuadrados se pone verde y hay que fijarse en él, hasta que pasen los 30 parpadeos. En cada encendido y apagado aparece una cara en el cuadrito: es la de un famoso como Marilyn o Einstein. “Hemos comprobado que mejora la señal, que el cerebro trabaja más cuando ve una cara”, explica Espinosa.
Las casillas en verde se suceden con parpadeos durante tres o cuatro minutos. El programa diseñado en Eurecat registra qué se enciende en el cerebro ante cada cuadradito verde y crea el patrón mental, la clave para actuar sobre el ordenador.
En la pantalla de inicio aparecen los iconos que indican bombilla on, bombilla off, ventilador, programa para pintar, web, correo, Facebook, Twitter, YouTube, previsión del tiempo, noticias, enlace con el centro sanitario, programa de trabajo... (Miré con toda la intensidad de que fui capaz el icono de la luz. Varios destellos después se encendió. Sin manos.) “Cuanto más veces lo haces, menos parpadeos necesitas para que la señal llegue clara al ordenador”, asegura la doctora Eloisa Vargiu, experta en inteligencia artificial y la investigadora principal de Eurecat en el proyecto. Ella sólo necesita cuatro parpadeos en cada icono para que se haga real la pulsación. Escribe HOLA en el teclado virtual, cuatro destellos por letra.
El proyecto europeo da un gran salto en la tecnología cerebro-ordenador para facilitar la vida de personas muy afectadas neurológicamente. Además del logro en sí de la plataforma, han conseguido hacer una tecnología accesible, fácil de usar para los cuidadores y los usuarios. Inalámbrica, modular, que se compone de la suma de los elementos más dispares y se puede utilizar sin arrastrar cables; basta el gorrito con su módulo inalámbrico y un portátil.
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