En el capítulo “A recipe for self-control” de su obra “Focus”, Daniel Goleman recuerda la famosa investigación en la que se invitaba a un grupo de niños y niñas de cuatro años de edad (pero de manera individual) a tomar un dulce o un bombón de la mesa si les apetecía, pero antes de que lo hicieran, se les decía:
-“Puedes tomar uno ahora si quieres. Pero si no te lo comes y esperas a que yo regrese de atender un pendiente, entonces puedes tener dos”.
Cabe mencionar que en la habitación no había ningún distractor: no había juguetes o libros, ni siquiera algún retrato o fotografía con la que los pequeños se pudieran entretener.
En los resultados, una tercera parte de los infantes tomó el bombón casi de inmediato, otra aguantó alrededor de 7 u 8 minutos y sólo la tercera parte restante logró esperar los interminables 15 minutos para recibir su recompensa.
Cabe señalar que los pequeños que resistieron hasta el final, lo lograron gracias a distraerse por sí mismos con diferentes tácticas como jugar con los dedos, cantar o cubrirse los ojos. Por el contrario, “si los pequeños solo observaban al bombón, el bombón se iba”.
Según Goleman, “Al menos hay tres sub-variedades de en la atención…que juegan cuando oponemos autocontrol contra la gratificación instantánea. La primera es la capacidad de desactivar voluntariamente nuestro foco de un objeto de deseo que nos llama poderosamente la atención. El segundo, resistir a la distracción, lo que nos permite mantener nuestra atención en otro lugar –por ejemplo, juagando con la imaginación—en lugar de gravitar de nuevo en una irresistible tentación. Y el tercero nos permite mantener nuestro enfoque en un objetivo en el futuro, como los dos malvaviscos posteriores. Todo esto suma a la fuerza de voluntad”.
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