A lo largo de nuestra vida cada uno de nosotros hemos ido desarrollando una manera única y personal de relacionarnos y comunicarnos en el mundo presencial. Nuestras creencias de cómo funcionan el mundo y las personas, unidas a las experiencias comunicativas vividas a lo largo de los años, nos han permitido desarrollar un estilo propio de comunicación. Casi sin darnos cuenta tenemos un maletín cargado de nuestros recursos comunicativos habituales que nos funcionan bastante bien.
¿Y qué ocurre entonces? Ocurre que llega la democratización de Internet, las redes sociales y las transformaciones en muchos ámbitos de nuestra sociedad. Hace poco escuché a @genisroca afirmar que el hecho digital es la primera revolución tecnológica en la historia de la humanidad que está modificando a la vez nuestros sistemas de producción y nuestros sistemas de comunicación. Desde este prisma, las redes sociales son entonces nuevos canales de comunicación: los on-line. Los canales digitales traen consigo nuevas maneras de comunicarnos que hasta ahora no habían existido y en los que t-o-d-o-s, el día que empezamos, lo hicimos con una “L” en la espalda.
Porque, ¿os acordáis cuando todos hablábamos de Facebook en las conversaciones de corrillo? Los early adopters argumentaban en pro de los nuevos tiempos y la revolución tecnológica, y los conservadores hablaban de Facebook en términos de moda y dudaban que las redes fueran a convertirse con el tiempo en un nuevo canal de comunicación. Lo cierto es que 12 años después del nacimiento de Facebook, las redes sociales han dejado de ocupar tertulias para ser una canal más donde justamente se tejen esas tertulias. ¡Más de 1.400 millones de personas tenemos perfil en Facebook!
De SixDegrees a Snapchat
Haciendo un poco de historia, vayamos a la primera red social: ¿SixDegrees? Creada por Andrew Weinreich en 1997. Su nombre responde a la bien conocida teoría de que cualquier persona está conectada con cualquier otra del mundo por un máximo de 6 grados de separación. Sus funcionalidades se basaban en tener una lista de contactos que podías ampliar enviando invitaciones a amigos para que se unieran a la red. También podías publicar bulletins e intercambiar mensajes privados entre los usuarios. SixDegreesdesapareció en el 2001 y dejó paso a nuevas redes sociales. Le siguieron la reciente desaparecida Fotolog (2002) y a partir del 2003 empezaron a nacer varias entre las que están las más relevantes en la actualidad: LinkedIn (2003), MySpace (2003), Last.FM(2003), Hi5 (2003), Orkut (2004), Flickr (2004), Facebook (2004), YouTube (2005),Bebo (2005), Ning (2005), Twitter (2006), Instagram (2010) y Snapchat (2010).
Pero ¿hay redes sociales para cada edad? Parece ser que sí, que cada generación sintoniza más con la idiosincrasia de una red social u otra y por lo tanto los que éramos “cracks por tener facebook” ahora somos los “carcas que tenemos facebook” porque los de la generaZion no quieren estar allí, no va con ellos.
Nativos vs inmigrantes digitales. ¿Ventaja aparente?
Es cierto que los nativos digitales lo tienen más fácil en general con las nuevas tecnologías, pero bajo mi punto de vista esa habilidad se transforma solo en una ventaja aparente cuando saltamos del mundo del ocio al mundo laboral. En la redes sociales generalistas y profesionales ya no se trata únicamente de saber subir fotos, publicar, difundir o comentar sobre una experiencia lúdica, sino que se trata de desarrollar la competencia de saber comunicarte t-a-m-b-i-é-n de forma profesional en el nuevo canal digital: debemos desarrollar una actitud y un comportamiento social&digital que favorezca la construcción de nuestra reputación también online.
Se trata de usar los canales digitales para comunicar nuestra marca profesional; para mantener y potenciar nuestro networking; para compartir contenido de valor; en definitiva, para aportar y compartir experiencias y visiones al respecto de cualquier tema que sea de interés de unos cuantos. Llegados a este punto, los que tenemos la ventaja aquí somos los inmigrantes digitales. Porque usar una red social va más allá de clicar, likear opostear. Nuestra ventaja está en que conocemos las reglas del juego del mundo laboral presencial, conocemos las características de un determinado entorno profesional, cuáles son los temas centrales de una especialidad, sabemos debatir para aportar valor al resto y hemos desarrollado un savoir faire sobre el cuidado de nuestras relaciones profesionales.¡Lo único que nos falta es dar el paso! ¡Ponernos la “L” a la espalda y empezar a ensayar cómo trasladar nuestras habilidades relacionales y comunicativas del mundo “presencial” al mundo “online”!
Bajo mi punto de vista, el mejor aliado para construir una reputación digital profesional es el desarrollo de una actitud y comportamiento social&digital: me refiero a esa habilidad para compartir y crear en pro del conocimiento y de las relaciones profesionales.
Redes sociales: ¿oportunidad o trampa?
Las redes sociales no solo son un nuevo canal de comunicación, sino que además son una fuente de nuevas oportunidades que los profesionales no podemos permitirnos el lujo de desaprovechar. Y lo tengo claro: Las redes sociales son en esencia las personas y por lo tanto lo que “ellas son” depende exclusivamente del uso que hagamos de ellas.
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