"El propósito de la vida es contribuir de alguna manera a mejorar las cosas"
—Robert F. Kennedy
La más fantástica aventura que existe es vivir nuestra vida según nuestros propios términos.
Hacer acopio de audacia y confianza en nosotros mismos, y lanzarnos en busca de nuestros grandes anhelos. Vivir las experiencias que deseamos vivir, tener la carrera que deseamos tener, disfrutar del estilo de vida por el cual suspiramos… Todas ellas son cosas maravillosas por las cuales vale la pena luchar y arriesgarnos.
Para vivir una vida así de satisfactoria el consejo usual (difundido también desde estas páginas) es descubrirte a ti mismo, mirar en lo profundo de tu ser para hallar las respuestas correctas: ¿qué es lo que en realidad es importante para ti? ¿Cuáles son tus valores? ¿Cuáles son tus prioridades? ¿Cuales son tus verdaderas pasiones?
Existe una gran cantidad de libros que, en consonancia con este modo de pensar, prometen ayudarte a vivir la vida de tus sueños. Estos te dirán, paso a paso, cómo crear un lucrativo negocio en internet, el cual puede ser gestionado desde cualquier lugar del mundo (preferiblemente desde una paradisíaca isla) y que no exigirá más que unas pocas horas de esfuerzo (el resto del día lo emplearemos escalando montañas imposibles, o surfeando las olas más salvajes, o aprendiendo exóticos y sensuales bailes).
Por favor no me malinterpretes, no es mi intención criticar ese estilo de vida, quizá a mi no me cuadra mucho lo del surf ni bucear con tiburones; tampoco los bailes exóticos, pero sí me encanta pasar largas y plácidas horas leyendo y escribiendo, así que yo también anhelo ese tipo de vida.
Sin embargo, otras personas en lugar de mirar hacia adentro para hallar las respuestas sobre cómo vivir una gran vida, las encontraron mirando hacia afuera. En lugar de ir tras su pasión se preguntaron ¿Qué es lo que la vida demanda de mi? ¿Cuál es la tarea que mi entorno/circunstancias/convicciones exigen que yo realice?
Hacer acopio de audacia y confianza en nosotros mismos, y lanzarnos en busca de nuestros grandes anhelos. Vivir las experiencias que deseamos vivir, tener la carrera que deseamos tener, disfrutar del estilo de vida por el cual suspiramos… Todas ellas son cosas maravillosas por las cuales vale la pena luchar y arriesgarnos.
Para vivir una vida así de satisfactoria el consejo usual (difundido también desde estas páginas) es descubrirte a ti mismo, mirar en lo profundo de tu ser para hallar las respuestas correctas: ¿qué es lo que en realidad es importante para ti? ¿Cuáles son tus valores? ¿Cuáles son tus prioridades? ¿Cuales son tus verdaderas pasiones?
Existe una gran cantidad de libros que, en consonancia con este modo de pensar, prometen ayudarte a vivir la vida de tus sueños. Estos te dirán, paso a paso, cómo crear un lucrativo negocio en internet, el cual puede ser gestionado desde cualquier lugar del mundo (preferiblemente desde una paradisíaca isla) y que no exigirá más que unas pocas horas de esfuerzo (el resto del día lo emplearemos escalando montañas imposibles, o surfeando las olas más salvajes, o aprendiendo exóticos y sensuales bailes).
Por favor no me malinterpretes, no es mi intención criticar ese estilo de vida, quizá a mi no me cuadra mucho lo del surf ni bucear con tiburones; tampoco los bailes exóticos, pero sí me encanta pasar largas y plácidas horas leyendo y escribiendo, así que yo también anhelo ese tipo de vida.
Sin embargo, otras personas en lugar de mirar hacia adentro para hallar las respuestas sobre cómo vivir una gran vida, las encontraron mirando hacia afuera. En lugar de ir tras su pasión se preguntaron ¿Qué es lo que la vida demanda de mi? ¿Cuál es la tarea que mi entorno/circunstancias/convicciones exigen que yo realice?
Bajo este esquema de cosas —escribió David Brooks en el libro The Road to Character-- nosotros no creamos nuestras vidas; es la vida la que nos convoca. Las respuestas importantes no se encuentran en el interior, se hallan fuera. Esta perspectiva no proviene del interior de cada individuo, proviene de las circunstancias particulares en las cuales él se halla inmerso. Esta perspectiva comienza con la conciencia de que... en el breve lapso de su vida usted ha sido arrojado por el destino, por la historia, por la casualidad, por la evolución, o por Dios en un lugar específico con problemas y necesidades específicas. Su trabajo consiste en descubrir ciertas cosas: ¿Que necesita este entorno que yo haga con el fin de estar más sano? ¿Qué cosas necesitan ser reparadas? ¿Qué tareas están esperando a ser realizadas?
Este es el camino que escogieron grandes hombre y mujeres que se entregaron con vehemencia a una causa, sin importar si está les llevaría a vivir vidas prósperas y placenteras.
Nelson Mandela pasó casi tres décadas en prisión por defender los ideales de justicia e igualdad. Ciertamente su vida no fue cómoda y apacible. Mandela realizó un enorme sacrificio personal por defender principios universales.
Muchísimas personas más alrededor del mundo, aunque no tan célebres como Mandela, realizan a diario grandes sacrificios en interés de una causa. Hay quienes con escasos recursos crean un albergue para mascotas abandonadas; otros, poniendo en peligro sus propias vidas, viajan a zonas de conflictos para aliviar el sufrimiento de los más vulnerables.
Hoy en día no escasean los desafíos, tenemos de sobra. Poner nuestros talentos, capacidades, aptitudes, al servicio de una causa más grande que nosotros mismos, considero que es una meta mucho más interesante que vivir dulce y reposadamente.
Como dijo Fiódor Dostoyevski: "El misterio de la existencia humana no solo radica en mantenerse con vida, sino en encontrar una razón para vivir".
Nelson Mandela pasó casi tres décadas en prisión por defender los ideales de justicia e igualdad. Ciertamente su vida no fue cómoda y apacible. Mandela realizó un enorme sacrificio personal por defender principios universales.
Muchísimas personas más alrededor del mundo, aunque no tan célebres como Mandela, realizan a diario grandes sacrificios en interés de una causa. Hay quienes con escasos recursos crean un albergue para mascotas abandonadas; otros, poniendo en peligro sus propias vidas, viajan a zonas de conflictos para aliviar el sufrimiento de los más vulnerables.
Hoy en día no escasean los desafíos, tenemos de sobra. Poner nuestros talentos, capacidades, aptitudes, al servicio de una causa más grande que nosotros mismos, considero que es una meta mucho más interesante que vivir dulce y reposadamente.
Como dijo Fiódor Dostoyevski: "El misterio de la existencia humana no solo radica en mantenerse con vida, sino en encontrar una razón para vivir".
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