He defendido muchas veces en este blog la utilidad de Facebook para el análisis de datos social. Incluso he mencionado que deberíamos exigirle a la marca, propietaria del grafo social de gran parte de la humanidad, que utilice nuestros datos en favor de la ciencia social y no solo para enriquecerse. El ejemplo que os presento hoy trata de eso.
Todos recordáis la famosa teoría de los “seis grados de separación”, descrita por el psicólogo Stanley Milgram en 1960. Pues bien… parece que si trasladamos el tema a los servicios de redes sociales actuales, concretamente a Facebook, los pasos se reducen a 5 o incluso 4. El estudio, en el que participé en su día, firmado por FB y la Universidad de Milán con 721 millones de usuarios activos, más del diez por cien de la población mundial, resulta ser la investigación más amplia realizada hasta la fecha como réplica del experimento original, el que también daba lugar a la denominada “teoría del mundo pequeño”. Contrasta, sobre todo, con la investigación original de Milgram en 1967, que consistía en el envío de postales por correo ordinario entre 296 voluntarios.
Así, parece que sí se cumplen los postulados de la Sociedad aumentada, que Facebook nos interconecta en mayor medida, que los servicios de redes sociales virtuales tienden a acercarnos unos a otros, acortando la distancia que nos separa desde 5,28 pasos en 2008 a los 4.7 de hoy.
Otra idea que surge del estudio es la de que existen nuevas funciones para los lazos débiles que Granovetter describía, como la difusión de noticias o eventos mundiales interesantes.
Surgen otros datos y gráficos curiosos acerca de las afinidades, que parecen reproducirse desde el mundo offline. Conexión no significa, obviamente, proximidad y si bien es cierto que no estamos demasiado lejos de nadie, sí lo es que la mayor parte de nuestras conexiones son de corta distancia: el 84% de las conexiones en el estudio, de hecho, son entre usuarios del mismo lugar.
Ese no parece ser el único factor alrededor del que la gente se agrupa. También parece que nos agrupan la cantidad de amigos que tenemos o la edad. En este sentido resulta curioso observar cómo en el caso de la gente de 60 años el efecto de homofilia, en este caso en cuanto a edad, se dispara.
En fin… que se agradecerán, en el futuro, más muestras de que para Facebook somos el objeto a observar además del producto a comercializar
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