miércoles, 1 de agosto de 2012

potenciar un pensamiento colaborativo

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Para Vijay Govindarajan, experto en innovación, el brainstorming puede ser una adecuada herramienta para fomentar la creación de nuevas ideas. Pero también tiene sus riesgos. Por ejemplo,  puede que no se obtenga lo  mejor de cada persona ya que no todas las personalidades son iguales y, por lo tanto, puede ocurrir que las ideas más brillantes no sean expuestas.
En un artículo reciente publicado enHarvard Business ReviewGovindarajan señala la importancia de evitar lo que denomina “pensamiento de grupo”, aquél que se ve influenciado por el resto y no llega a su máximo esplendor gracias a la suma de las individualidades. Para evitarlo, apuesta a poner en práctica tres consejos para promover el pensamiento colaborativo dentro de la organización. Estos son:
1. Arma un equipo diverso
Construye tu equipo con personas de distintas disciplinas, culturas y edades. Asegúrate de que algunos integrantes tengan la experiencia necesaria y relevante, pero también que algunos no sean expertos del tema en cuestión. Cuando consideras candidatos, incluye distintos estilos de participación y pensamiento: Exploradores (extrovertido, inquisitivos, cómodos con la ambigüedad, de pensamiento libre), Desarrolladores (solucionadores creativos de problemas, algunas veces introvertidos, callados, pero que aman que se les presente un problema o desafío a resolver), y los Comercializadores (realistas, con mente de negocios, solucionadores prácticos de problemas).
Motiva a cada tipo de pensador a participar, saca a los introvertidos de sus caparazones y nivela el tono de influencia de los extrovertidos, además de impulsar su diversidad para identificar un mayor rango de posibilidades, podrás encontrar formas de que las nuevas ideas se hagan posibles.
2. Enfócate en los roles: el cliente, el facilitador, los recursos
Alguien tiene que hacer el esfuerzo. Este es el trabajo del “Cliente”. Su rol no puede recaer en el equipo entero. Por el contrario, una persona debe tomar las decisiones. El equipo debe aconsejar a esa persona y defender sus posiciones con pasión, pero al final de cuentas, “el cliente” tiene que ejercer el liderazgo y la toma de decisiones sobre la elección final de los conceptos a recomendar o implementar. Este rol no se puede delegar.
El cliente no debe estar a cargo de llevar adelante la reunión o el diálogo. Debe mantener su mente en el contenido y no preocuparse o influir demasiado en el proceso. Por el contrario, alguien más debe tener el rol de “Facilitador” y estar a cargo del proceso— facilitando la interacción e identificando las distintas perspectivas.
Todo el resto tiene el rol de “Recurso”. Se enfocan en escuchar, aprender, idear, construir sobre otras propuestas, etc. Los recursos recomiendan, pero no deciden. Pero cuidado, si todos los presentes están de acuerdo, entonces el resultado será el peor aspecto posible del “Pensamiento de grupo”: una decisión a favor del menor común denominador, carente de originalidad, riesgo o novedad, y sólo lo que todos pueden ver o acordar.
3. Estimula a los campeones apasionados 
Para Govindarajan, si las personas pasan por alto la siguiente técnica, pierden por completo el verdadero poder del pensamiento colaborativo: el poder del individuo. Si bien reconoce que puede sonar contradictorio, asegura que no lo es. La colaboración ayuda a los individuos a mejorar su propio pensamiento y les da ideas que no hubieran tenido por sí solos.
Aquí es cuando el Campeón Apasionado juega un rol clave. En nuestro trabajo, luego del proceso de brainstorming, en general abrimos la sesión a “Campeones Individuales”, dice el experto. Cualquiera, solo o con otras personas, si necesita o quiere ayuda, puede tomar cualquier idea y desarrollarla más adelante. Aun cuando la idea ya haya sido desarrollada en otra dirección, un Campeón Apasionado puede verlo de manera muy diferente y desarrollarla de una forma completamente distinta. O, puede tomar una idea que no fue sugerida por el grupo o seleccionada por el Cliente, y desarrollarla de forma que funcione.
Al finalizar, Govindarajan concluye que no siempre el brainstorming puede resultar en “Pensamiento de grupo” o que los introvertidos o individuos tienen siempre las mejores ideas. El verdadero y mejor ejercicio del pensamiento colaborativo es el que se retroalimenta y finalmente termina siendo más poderoso que cualquiera de los dos enfoques por separado.
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