Las habilidades cognitivas no están separadas de las emocionales, revela la imagen
A pesar de que se suele creer que la inteligencia general no tiene nada que ver con las emociones, un mapa de la inteligencia emocional en el cerebro ha revelado que este tipo de inteligencia comparte las mismas regiones cerebrales que la inteligencia general. Esta similitud tendría su causa en que somos seres sociales, por lo que nuestra capacidad de comprensión no sólo ha de implicar habilidades cognitivas básicas, sino también la habilidad para manejarnos en entornos sociales y comprender a los demás, explican los científicos.
Un reciente estudio de 152 veteranos de la guerra de Vietnam con lesiones cerebrales sufridas en combate ha permitido elaborar el primer mapa detallado de regiones del cerebro que contribuyen a la inteligencia emocional, que es la capacidad para procesar información emocional (reconocer sentimientos propios y ajenos) y manejarnos en los entornos sociales.
La investigación ha revelado que existe una significativa imbricación entre la inteligencia general y la inteligencia emocional, tanto en términos de comportamiento como cerebrales.
Así, puntuaciones más elevadas en tests de inteligencia se correspondieron con un mayor rendimiento en las mediciones de inteligencia emocional, y se constató que para ambos tipos de inteligencia resultaban importantes las mismas áreas cerebrales, en su mayor parte. Los resultados del presente estudio han aparecido publicados en la revista Social Cognitive & Affective Neuroscience.
La corteza cerebral y la inteligencia general
“El grupo de estudio ha sido interesante, principalmente porque nos ha permitido determinar hasta qué punto ciertos daños en áreas específicas del cerebro están relacionados con disfunciones en aspectos específicos de la inteligencia emocional y de la inteligencia general”, explica Aron K. Barbey, director de la investigación y profesor de neurociencia y psicología del Beckman Institute for Advanced Science and Technology de la Universidad de Illinois (Estados Unidos), en un comunicado de dicha Universidad.
En un estudio previo, también dirigido por Barbey, se elaboró un mapa de la base neuronal de la inteligencia general, analizando cómo lesiones cerebrales específicas (también de una extensa muestra de veteranos de Vietnam) afectaba al rendimiento en pruebas sobre procesos cognitivos fundamentales.
En ambas investigaciones, los científicos tomaron datos de escáneres cerebrales de los participantes para producir un mapa tridimensional y colectivo de la corteza cerebral. Luego dividieron dicho mapa en unidades tridimensionales, bautizadas como voxels.
A continuación, compararon las habilidades cognitivas de los pacientes con daños en un voxel particular o en un conjunto de voxels concreto con las de aquellos pacientes sin lesiones en esas mismas regiones del cerebro.
Esto les permitió identificar las áreas del cerebro esenciales para habilidades cognitivas específicas, así como aquellas que contribuyen significativamente a la inteligencia general, a la emocional o a ambas.
La investigación ha revelado que existe una significativa imbricación entre la inteligencia general y la inteligencia emocional, tanto en términos de comportamiento como cerebrales.
Así, puntuaciones más elevadas en tests de inteligencia se correspondieron con un mayor rendimiento en las mediciones de inteligencia emocional, y se constató que para ambos tipos de inteligencia resultaban importantes las mismas áreas cerebrales, en su mayor parte. Los resultados del presente estudio han aparecido publicados en la revista Social Cognitive & Affective Neuroscience.
La corteza cerebral y la inteligencia general
“El grupo de estudio ha sido interesante, principalmente porque nos ha permitido determinar hasta qué punto ciertos daños en áreas específicas del cerebro están relacionados con disfunciones en aspectos específicos de la inteligencia emocional y de la inteligencia general”, explica Aron K. Barbey, director de la investigación y profesor de neurociencia y psicología del Beckman Institute for Advanced Science and Technology de la Universidad de Illinois (Estados Unidos), en un comunicado de dicha Universidad.
En un estudio previo, también dirigido por Barbey, se elaboró un mapa de la base neuronal de la inteligencia general, analizando cómo lesiones cerebrales específicas (también de una extensa muestra de veteranos de Vietnam) afectaba al rendimiento en pruebas sobre procesos cognitivos fundamentales.
En ambas investigaciones, los científicos tomaron datos de escáneres cerebrales de los participantes para producir un mapa tridimensional y colectivo de la corteza cerebral. Luego dividieron dicho mapa en unidades tridimensionales, bautizadas como voxels.
A continuación, compararon las habilidades cognitivas de los pacientes con daños en un voxel particular o en un conjunto de voxels concreto con las de aquellos pacientes sin lesiones en esas mismas regiones del cerebro.
Esto les permitió identificar las áreas del cerebro esenciales para habilidades cognitivas específicas, así como aquellas que contribuyen significativamente a la inteligencia general, a la emocional o a ambas.
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Ambas inteligencias comparten regiones cerebrales
Lo que los científicos han podido constatar en ambos estudios es que regiones específicas del córtex frontal (situada detrás de la frente) y de la corteza parietal (parte superior del cerebro situada cerca de la parte posterior del cráneo) resultan importantes tanto para la inteligencia general como para la emocional.
Se sabe que el córtex frontal está implicado en la regulación del comportamiento y también que procesa los sentimientos de recompensa y que desempeña un papel en la atención, la planificación y la memoria. La corteza parietal, por su parte, ayuda a integrar la información sensorial, y contribuye a la coordinación corporal y al procesamiento del lenguaje.
"Históricamente, se ha pensado que la inteligencia general es distinta a la inteligencia social y emocional", afirma Barbey. Las medidas de la inteligencia humana más utilizadas se han centrado en tareas como el razonamiento verbal o la capacidad para recordar o manipular la información de manera eficiente, explica el científico.
"La inteligencia, en gran medida, depende de habilidades cognitivas básicas, como la atención, la percepción, la memoria o el lenguaje. Pero también depende de la interacción con otras personas. Somos fundamentalmente seres sociales, por lo que nuestra capacidad de comprensión no sólo implica habilidades cognitivas básicas, sino también la aplicación de estas habilidades a situaciones sociales, lo que nos permite manejarnos en entornos sociales y comprender a los demás”, continua Barbey.
Este nuevo hallazgo ayudará a científicos y a médicos a entender y a responder a las lesiones cerebrales de sus pacientes, pero además tiene un interés más amplio, dado que demuestra la interdependencia entre inteligencia general y emocional en la mente humana sana.
Lo que los científicos han podido constatar en ambos estudios es que regiones específicas del córtex frontal (situada detrás de la frente) y de la corteza parietal (parte superior del cerebro situada cerca de la parte posterior del cráneo) resultan importantes tanto para la inteligencia general como para la emocional.
Se sabe que el córtex frontal está implicado en la regulación del comportamiento y también que procesa los sentimientos de recompensa y que desempeña un papel en la atención, la planificación y la memoria. La corteza parietal, por su parte, ayuda a integrar la información sensorial, y contribuye a la coordinación corporal y al procesamiento del lenguaje.
"Históricamente, se ha pensado que la inteligencia general es distinta a la inteligencia social y emocional", afirma Barbey. Las medidas de la inteligencia humana más utilizadas se han centrado en tareas como el razonamiento verbal o la capacidad para recordar o manipular la información de manera eficiente, explica el científico.
"La inteligencia, en gran medida, depende de habilidades cognitivas básicas, como la atención, la percepción, la memoria o el lenguaje. Pero también depende de la interacción con otras personas. Somos fundamentalmente seres sociales, por lo que nuestra capacidad de comprensión no sólo implica habilidades cognitivas básicas, sino también la aplicación de estas habilidades a situaciones sociales, lo que nos permite manejarnos en entornos sociales y comprender a los demás”, continua Barbey.
Este nuevo hallazgo ayudará a científicos y a médicos a entender y a responder a las lesiones cerebrales de sus pacientes, pero además tiene un interés más amplio, dado que demuestra la interdependencia entre inteligencia general y emocional en la mente humana sana.
Referencias bibliográficas:
Aron K. Barbey, Roberto Colom, Jeffrey Solomon, Frank Krueger, Chad Forbes y Jordan Grafman. An integrative architecture for general intelligence and executive function revealed by lesion mapping brain. Brain(Marzo, 2012). DOI: 10.1093/brain/aws021.
A. K. Barbey, R. Colom, J. Grafman. Distributed neural system for emotional intelligence revealed by lesion mapping. Social Cognitive and Affective Neuroscience (Noviembre, 2012). DOI: 10.1093/scan/nss124.
Aron K. Barbey, Roberto Colom, Jeffrey Solomon, Frank Krueger, Chad Forbes y Jordan Grafman. An integrative architecture for general intelligence and executive function revealed by lesion mapping brain. Brain(Marzo, 2012). DOI: 10.1093/brain/aws021.
A. K. Barbey, R. Colom, J. Grafman. Distributed neural system for emotional intelligence revealed by lesion mapping. Social Cognitive and Affective Neuroscience (Noviembre, 2012). DOI: 10.1093/scan/nss124.
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