La pasión es eso que nos hace existir, eso que nos motiva a hacer algo, a hacer que pase, a hacerlo bien, a conseguir ese detalle que nadie ve, ese deseo de hacer, ese sentido de pertenencia que tenemos por algo, eso es la pasión. Si lo que haces no te apasiona no tiene ningún sentido, no lo vas a hacer bien. Si lo que te apasiona es insólito, más insólito es que NO lo hagas. La pasión, cuando se siente y se descubre, es irremediable, nadie puede con ella. Si nunca has sentido eso, búscalo, ya que tarde o temprano lo vas a encontrar. A todos nos apasiona algo y si no sabes qué es ya lo encontrarás. Lo que NO puedes hacer es sentarte esperar a que llegue.
La pasión hace que perseveres, que pase lo que pase tengas mucha más fuerza para llegar al destino propuesto. La única manera de superar los obstáculos que vas a encontrar en el camino es amando lo que hagas. Si sientes eso vas a tener mucha fuerza para seguir buscando maneras de lograr lo que te propongas; y cuando falles en ciertas iniciativas no hay que caer en el pesimismo y querer dejar todo atrás, sino sentir que una puerta se ha cerrado y debes buscar otra para abrir.
Si te enfrentas a un nuevo emprendimiento, el proceso es difícil, arduo e incierto y hay que tener mucha perseverancia. El camino no es claro y probablemente es muy fácil cometer errores, fallar, darnos cuenta de que la estrategia debe cambiar y quizá si comenzamos con la idea de una crear mesa terminemos con la idea de crear una silla y la única manera de soportar todos los obstáculos y querer seguir adelante es que se sienta pasión por lo que se está haciendo.
Ahora, una pasión pasiva es peor, nos convierte en observadores. Por eso el mejor amigo de la pasión es la ejecución y hacer que las cosas pasen: las situaciones se crean y los resultados se construyen. Si cada iniciativa se hace con ganas, con la espera de generar los resultados deseados, se le pone pasión y se logra que pase, todo se convierte en triunfo.
Pasión, trabajo, foco, ejecutar, ideas, crecer, servir y persistir, lo que llamó Richard ST. John el éxito, es una jornada continua.
El autor de este artículo es Oswaldo Álvarez.
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