He pasado un verano muy tranquilo en el pequeño pueblo de Cruïlles (Baix Empordà) y he tenido el placer de leer el libro “Mindfulness: a practical guide to finding peace in a frantic world” de Mark Williams y Danny Penman, publicado por Piatkus. Se trata de un texto claro y bastante ameno que intenta no soltar rollos sobre la meditación sino realmente invitar al lector a practicarla desde el primer momento. Un CD hace que todo sea aún mucho más fácil. Practico meditación (de forma un poco irregular) desde hace años, pero este verano estoy meditando cada día y disfrutando mucho.
La primera parte del libro está dedicada a analizar los beneficios del mindfulness y la meditación. Los autores, profesores universitarios, aportan numerosas evidencias al respecto. Ya se sabe, los occidentales siempre necesitamos que nos digan si algo es realmente “serio” y “científico” o no. En vez de probarlo y ver si nos gusta o funciona estamos siempre en actitud de duda. ¿Será eso de la meditación una tomadura de pelo? ¿Hay base científica en el mindfulness? Lo mejor es probar, experimentar y sentir por uno mismo.
Algunas conclusiones sobre el libro:
- La meditación, regularmente practicada, higieniza nuestra mente y permite que la creatividad espontánea funcione mucho mejor.
- La práctica del mindfulness nos ayuda a ser más felices ya que nos permite ver que la realidad va mucho más allá de nuestra diminuta mente.
- Contrariamente a lo que mucha gente cree, la meditación no consiste tanto en pensar sino en sentir. Por esta razón nos puede ayudar a modular nuestro sistema emocional.
- Las personas muy racionales, con un cerebro centrado en el análisis y la toma de decisiones, necesitan desconectar y acceder a otros estados mentales complementarios (absorber, conectar) que la meditación sin duda facilita.
- La meditación estimula un centro cerebral llamado “insula” especialmente relacionado con la empatía. Meditar nos ayuda pues a ser más compasivos, cosa esencial en el mundo frenético de conflictos en el que todos estamos sumidos.
- La práctica del mindfulness nos ayuda a ser más felices ya que nos permite ver que la realidad va mucho más allá de nuestra diminuta mente.
- Contrariamente a lo que mucha gente cree, la meditación no consiste tanto en pensar sino en sentir. Por esta razón nos puede ayudar a modular nuestro sistema emocional.
- Las personas muy racionales, con un cerebro centrado en el análisis y la toma de decisiones, necesitan desconectar y acceder a otros estados mentales complementarios (absorber, conectar) que la meditación sin duda facilita.
- La meditación estimula un centro cerebral llamado “insula” especialmente relacionado con la empatía. Meditar nos ayuda pues a ser más compasivos, cosa esencial en el mundo frenético de conflictos en el que todos estamos sumidos.
¿Y qué hacer para meditar? Siéntate cómodamente y simplemente centra tu atención en la respiración. Si tu atención se va a otras cosas, sonríe y vuelve a centrarte en respirar. Entra el aire, sale el aire…
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