“Educar a los hombres no es como llenar un vaso, es como encender un fuego.”
—Aristófanes
Si los cursos universitarios (o de cualquier otro tipo) no existieran y tuvieras que inventarlos, ¿qué preguntas te harías antes de empezar a dar clase?
Posiblemente, tus preguntas girarían en torno a cuatro temas centrales:
- ¿Qué deberían hacer mis estudiantes intelectual, emocional y físicamente como resultado de su aprendizaje?
- ¿Cuál es la mejor manera a mi alcance para ayudarles y animarles a desarrollar esas habilidades y los hábitos mentales y emocionales para usarlas?
- ¿Cómo podemos mis estudiantes y yo comprender la naturaleza, calidad y progreso de su aprendizaje?
- ¿Cómo puedo evaluar mis esfuerzos para fomentar ese aprendizaje?
Enseñar es fomentar el aprendizaje y requiere un serio trabajo intelectual
Ken Bain, director del Centro para la Excelencia en la Enseñanza de la Universidad de Nueva York, se propuso averiguar qué se preguntan los mejores profesores del mundo antes de impartir sus clases. En su libro Lo Que Hacen Los Mejores Profesores Universitarios, Bain recogió y agrupó esas preguntas en las siguientes trece categorías.
- ¿Qué grandes cuestiones ayudará mi curso a responder? ¿Qué habilidades, competencias o cualidades les ayudarán a desarrollar? ¿Cómo animaré a mis estudiantes a interesarse por estas cuestiones y habilidades?
- ¿Qué habilidades de razonamiento necesitan poseer o desarrollar mis estudiantes para responder a las cuestiones que el curso plantea?
- ¿Qué modelos mentales es probable que traigan consigo los estudiantes y que me veré obligado a desafiar? ¿Cómo puedo ayudarles a construir ese desafío intelectual?
- ¿Qué información necesitarán comprender mis alumnos para poder responder a las cuestiones importantes del curso y desafiar sus preconcepciones? ¿Cuál es la mejor manera para que adquieran esa información? ¿Qué puedo hacer en clase para que los alumnos aprendan fuera de clase?
- ¿Cómo ayudaré a los estudiantes a quienes les cuesta comprender las cuestiones y usar evidencias y razonamientos para responderlas?
- ¿Cómo confrontaré a mis alumnos con problemas en conflicto (incluso afirmaciones en conflicto acerca de la verdad) y animarles a vérselas (quizás colaborativamente) con esos asuntos?
- ¿Cómo averiguaré lo que ya saben y lo que esperan del curso? ¿Cómo reconciliaré cualquier diferencia entre mis expectativas y las suyas?
- ¿Cómo enseñaré a mis estudiantes a aprender a aprender, a examinar y evaluar su propio conocimiento y pensamiento, y a leer de forma más eficaz, analítica y activa?
- ¿Cómo averiguaré cuánto están aprendiendo mis alumnos antes de examinarlos? ¿Cómo proporcionaré feedback antes y separado de cualquier examen?
- ¿Cómo me comunicaré con mis estudiantes de manera que los mantenga pensando? Esta cuestión es tan importante y tan directamente relacionada con El Arte de Presentar que le dedicaré un post separado más adelante.
- ¿Cómo les haré llegar los estándares intelectuales y profesionales que usaré al examinar su trabajo? ¿Por qué uso esos estándares? ¿Cómo les ayudaré a aprender a examinar su propio trabajo usando esos estándares?
- ¿Cómo entendemos mis estudiantes y yo la naturaleza, progreso y calidad de su aprendizaje?
- ¿Cómo crearé un entorno natural de aprendizaje crítico en el cual engarzar las habilidades e información que quisiera enseñar en deberes (problemas y tareas) que los estudiantes encontrarán fascinantes: tareas auténticas que despertarán su curiosidad, los desafiarán a repensar sus preconcepciones y a examinar sus modelos mentales de la realidad? ¿Cómo crearé un entorno seguro en el que los alumnos pueden probar, fallar, recibir feedback y probar de nuevo?
Enseñar es cautivar a los estudiantes, diseñar un entorno de aprendizaje en el que puedan y quieran aprender.
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