Hay determinadas patologías corporativas que parecen asociadas a la dimensión. Las grandes empresas son presa de cambios continuos entre sus directivos que dan consistencia relativa a los proyectos y tienden a generar compromisos vaporosos. Las empresas familiares si no han resuelto bien su proceso de profesionalización parecen un campo de egos desatados. Algunas microempresas y pyme se abonan excesivamente a la queja y al pensar pequeño en vez de explotar todo su potencial.
Hay más fluidez empresarial que nunca. Nuevas empresas llegan a los grandes índices tipo Fortune 500 quemando etapas mientras algunos elefantes corporativos de toda la vida se precipitan a un vacío que parecía nunca existiría para ellos. Crecen las empresas que arriesgan. Sin embargo cuando las empresas son medianas y grandes quedan atenazadas por miedo a perder lo que han conseguido. Lo que antes era riesgo ahora es burocracia, lo que antes era pensar abierto ahora es conservadurismo, lo que antes eran innovación ahora es simulación de la innovación.
No importa la dimensión, hay cosas que da igual ser grande o pequeño y que siempre son importantes:
1. Combinar humildad y ambición.
2. Contener las burocracias ( nos crecen sin querer y no se van).
3. No perder la agilidad (elefantes a bailar!).
4. Fomentar liderazgos que aúnen visiones potentes con lógicas de servicio.
5. No olvidar que la única función de la empresa es crear clientes (Drucker dixit) y que éstos no molestan nunca, son lo determinante. Hay que deleitarlos y fidelizarlos.
6. Innovar como forma natural de estar las personas en las empresas y éstas en los mercados.
7. Aprender. El día que la arrogancia pesa más que la inquietud por aprender las empresas se hacen viejas rápidamente ( y las personas también).
8. Atraer y soltar talento, pero estar en una espiral de talento siempre, huyendo de la espiral por la que la mediocridad atrae a la mediocridad.
9. Esperar que la gente venga motivada de casa y se exija, exigiéndonos no desmotivarla.
10. Transcender más allá del negocio. Las empresas que saben ayudar a sus entornos a prosperar sosteniblemente, son más sólidas porque presentan una doble rentabilidad: económica y social.
( la imagen pertenece a una obra de Giovanni Bellini)
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