Barbara Ehrenreich
¿Ha perdido su trabajo? Qué gran oportunidad de cambiar su trayectoria. ¿Tiene una
grave enfermedad? Quizá a partir de hoy disfrute de su vida como nunca antes. ¿No le
gusta su casa? Recorte de una revista el hogar soñado, mírelo a menudo y... pronto estará
viviendo allí. O pida un préstamo y cómprese todo lo que desee. Y sobre todo, no deje de
sonreír, agradecer a la vida sus regalos y sentirse lleno de optimismo.
Alguien tenía que decir ¡basta! Y ha sido Barbara Ehrenreich, aguda e incisiva,
protestona y escéptica, quien diga que el pensamiento positivo, la psicología positiva
y hasta la economía positiva son una dictadura. Y una broma de mal gusto. Y un peligro.
En este libro desmitificador y realista, Ehrenreich pasa revista a la influencia que esta
corriente de pensamiento ha tenido en la sociedad, la economía y la vida privada la
"moda positiva".
Un libro que es un placer... llevaba toda la vida esperando a que alguien lo escribiera.
The New York Times Book Review
Perspicaz, inteligente y lleno de ingenio [...] con unas conclusiones muy interesantes sobre
la suerte que corre quien se atreve a dar una voz de alarma. BusinessWeek
INTRODUCCIÓN
Los norteamericanos son gente "positiva". Esa es su fama, y esa es también la imagen que
tienen de sí mismos. Sonríen mucho y se quedan desolados cuando alguien de otra cultura
no les devuelve la sonrisa. Como reza el estereotipo, son enérgicos, animados, optimistas
y superficiales, mientras que, casi seguro, a ellos un extranjero les debe parecer sutil, un poco
de vuelta de todo y hasta algo decadente. Los escritores norteamericanos que han vivido
fuera, como Henry James o James Baldwin, se las han tenido que ver con el estereotipo;
aunque a veces han contribuido a reforzarlo. Yo misma me topé con él en la década de
1980, cuando le oí decir a Joseph Brodsky, el poeta ruso exiliado, que el problema
de los norteamericanos es que "nunca han conocido el sufrimiento" (debía de ignorar
quiénes inventaron el blues). Tanto para quien lo ve como algo vergonzoso como para quien
lo lleva a gala, la actitud positiva -en los afectos, en el estado de ánimo y en el carácter-
parece asociada sin remedio a la manera de ser estadounidense.
Sorprende por ello que, en las mediciones que hacen los psicólogos de la felicidad relativa
de los países, los estadounidenses aparezcan siempre como no demasiado felices, ni siquiera
en las épocas de bonanza. En un metaanálisis reciente de más de cien estudios sobre la
felicidad subjetiva en el mundo, los habitantes de Estados Unidos quedaban en el puesto
veintitrés, por debajo de los de Holanda, Dinamarca, Malasia, las Bahamas, Austria y hasta
los de Finlandia, supuestamente tan adustos. Otro indicador de que algo no marcha bien
en Estados Unidos es que allí los antidepresivos son el medicamento más recetado, y su
consumo representa las dos terceras partes del mercado mundial. Nadie, que yo sepa,
ha investigado hasta qué punto el tomar ansiolíticos modifica las respuestas a una encuesta
sobre la felicidad: ¿los encuestados dicen ser felices porque las pastillas los hacen felices,
o se declaran infelices porque saben que dependen de ellas para sentirse bien? En cualquier
caso, puede que, si no tomaran tantos antidepresivos, los estadounidenses ocuparan un puesto
aún más bajo.
Cuando los economistas, por su parte, tratan de establecer un ranking mundial más
objetivo referido al "bienestar", considerando factores como la salud, la
sostenibilidad medioambiental o la movilidad entre clases sociales, Estados Unidos queda
en una posición todavía peor que cuando se mide la felicidad subjetiva. Por mencionar un
único ejemplo, el Índice Planeta Feliz sitúa a Estados Unidos en el puesto ciento cincuenta
de los países del mundo.
domingo, 3 de abril de 2011
Sonríe o muere. La trampa del pensamiento positivo. Bárbara Ehrenreich
Este libro tiene tanto de curioso como de interesante (mucho de ambas cosas). Su
polifacética autora hace un repaso espléndido y bien documentado sobre el
auge del pensamiento positivo y su influencia en el mundo contemporáneo. Aunque
centrado en Estados Unidos y su historia, es facilmente extrapolable a Europa.
diagnosticó un cáncer de mama y tuvo que enfrentarse
a sonrisas, grupos de apoyo y ositos de color rosa
que le levantaran el ánimo como si no tuviera una
auténtica enfermedad y todo dependiera de su buen humor
y no de las células que se habían rebelado en su interior.
A partir de esta primera experiencia con el pensamiento
positivo, Barbara Ehrenreich repasa la historia para explicar
de dónde surgió y cómo llegó a ser tan importante.
El pensamiento positivo, nos dice, no es más que una
forma de pensamiento mágico:lo quiero, lo tendré. A
partir de esta premisa, lo que se esconde es una nueva
forma religión. Si el calvinismo amenazaba con un infierno
terrible, ante cuya perspectiva había que portarse bien,
el pensamiento positivo viene a decirnos que todo aquello
que perdemos o que no conseguimos es culpa nuestra.
Siempre la culpa, en las religiones teístas y en
las capitalistas. ¿No has conseguido hacerte rico?
Eso es porque no te has esforzado lo suficiente, es tu culpa.
¿Te han echado del trabajo? Algo hiciste mal, es tu culpa.
Pero no te preocupes, basta con que cierres los ojos y desees algo con fuerza para
que lo obtengas. Por ejemplo: ¿quieres una bonita casa? Hipotécate hasta las cejas
y la tendrás. Luego, cuando no puedas pagarla, no debes olvidar que todo habrá sido
por tu culpa.
Al son de esta melodía han proliferado religiones de lo más variado, cuyos máximos
dirigentes pueden acumular grandes fortunas y exhibirlas porque al fin y al cabo es lo que
ofrecen a sus fieles: que tendrán todo aquello que quieran, como ellos. Pero también
abundan los coaches que asesoran empresarios, que dan cursos carísimos a gente sin
empleo o con él, da igual, a todos les ofrecen los mismos consejos: si quieres puedes. Y los
best-sellers, como El Secreto o Quién se ha llevado mi queso, o las películas como¿Y tú
qué sabes?, en los que el pensamiento mágico lo preside todo. Cuenta la autora que
en El Secretose relata, por ejemplo, el caso de una mujer que ve en el escaparate de una
joyería un hermoso collar de perlas. Lo desea y al día siguiente lo lleva puesto.
¿Cómo lo consiguió?, eso no lo explica, simplemente dice que lo "ha atraído", eso es todo
cuanto debemos hacer: atraer aquello que queremos, desterrar aquello que no. Algunos se
basan en la física cuántica, para tratar de darle fundamento científico a su teoría, otros en las ondas electromagnéticas o cualquier otra cosa que suene a ciencia pero que es fácilmente desmontable por cualquier científico.
Excelente es la forma en la que Barbara Ehrenreich explica cómo se pasa del calvinismo al pensamiento positivo a través de la revolución industrial, o la importancia de dicho pensamiento en la gestación de la actual crisis económica.
Es un libro muy recomendable que aporta un punto de vista muy interesante para rebatir muchas de las teorías de la autoayuda que proliferan en telepredicaciones, otros programas de televisión, bestsellers y películas y que, incidiendo siempre sobre nuestra propia y única responsabilidad liberan al sistema de la suya y nos sumen en la derrota de la culpabilidad, alejándonos de la reivindicación de nuestros derechos como elementos de la sociedad en la que vivimos.
Reportaje:Vida&artes
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