El método podría resultar útil algún día para el tratamiento de trastornos como el TDAH o el síndrome de Tourette
Un equipo de neurocientíficos de EEUU ha conseguido aumentar el autocontrol de las personas con estimulación cerebral aplicada a la región prefrontal del cerebro, un área vinculada a los procesos de toma de decisiones y a la adecuación del comportamiento social en cada momento. El método podría resultar útil algún día para el tratamiento de trastornos como el TDAH o el síndrome de Tourette, caracterizados por el déficit de autocontrol. Por Marta Lorenzo.
Un equipo de neurocientíficos del Health Science Center de la Universidad de Texas en Houston (UTHealth), y de la Universidad de California en San Diego (ambos en EEUU), han demostrado que una técnica para mejorar el autocontrol, basada en una nueva forma de estimulación cerebral, funciona.
Según publica el UTHealth en un comunicado, en el experimento se pidió a un grupo de participantes que realizaran una tarea que requería de la detención o ralentización de acciones (inhibición).
En este proceso, los investigadores identificaron en primer lugar la ubicación cerebral específica vinculada a dicha inhibición: la región prefrontal del cerebro. Esta área cerebral está involucrada en la planificación de comportamientos cognitivamente complejos, en la expresión de la personalidad, en los procesos de toma de decisiones y en la adecuación del comportamiento social adecuado en cada momento.
A continuación, los científicos aumentaron la actividad en esa área cerebral estimulando el cerebro con descargas eléctricas breves e imperceptibles. Esto produjo un incremento de la inhibición y del autocontrol de los participantes.
Potenciales aplicaciones terapéuticas
El estudio y su método, detallados en el Journal of Neuroscience, podría resultar útil algún día para el tratamiento del trastorno por déficit de atención por hiperactividad (TDAH), el síndrome de Tourette (caracterizado por múltiples tics físicos y vocales) y otros trastornos graves del autocontrol.
Según Nitin Tandon, autor principal del trabajo: "Creemos que somos los primeros en demostrar que podemos mejorar este sistema de inhibición estimulando el cerebro". Esto resulta novedoso porque estudios previos sobre estimulación cerebral habían demostrado que ésta puede alterar la actividad neuronal corriente, señalan los científicos.
A pesar de esta afirmación, lo cierto es que una investigación previa, realizada en 2003 en el Centro para la Mente de la Universidad de Sydney (Australia)- reveló que un tipo de estimulación cerebral, la estimulación magnética transcraneana (EMT), puede mejorar la capacidad intelectual de los individuos.
De hecho, la EMT, que es una forma no invasiva de estimulación de la corteza cerebral, ha sido considerada una valiosa herramienta para el tratamiento de diversos padecimientos y trastornos neuropsiquiátricos. Hoy se sabe, por ejemplo, que tiene efectos neuroprotectores que ayudan, al menos temporalmente, a personas afectadas por enfermedades neurológicas degenerativas como la esclerosis múltiple, el Parkinson o el Alzheimer; y que incide muy favorablemente en la modulación de la plasticidad cerebral, esto es, en la capacidad del cerebro para renovar o reconectar circuitos neuronales y, con ello, adquirir nuevas habilidades y destrezas y preservar la memoria.
Según publica el UTHealth en un comunicado, en el experimento se pidió a un grupo de participantes que realizaran una tarea que requería de la detención o ralentización de acciones (inhibición).
En este proceso, los investigadores identificaron en primer lugar la ubicación cerebral específica vinculada a dicha inhibición: la región prefrontal del cerebro. Esta área cerebral está involucrada en la planificación de comportamientos cognitivamente complejos, en la expresión de la personalidad, en los procesos de toma de decisiones y en la adecuación del comportamiento social adecuado en cada momento.
A continuación, los científicos aumentaron la actividad en esa área cerebral estimulando el cerebro con descargas eléctricas breves e imperceptibles. Esto produjo un incremento de la inhibición y del autocontrol de los participantes.
Potenciales aplicaciones terapéuticas
El estudio y su método, detallados en el Journal of Neuroscience, podría resultar útil algún día para el tratamiento del trastorno por déficit de atención por hiperactividad (TDAH), el síndrome de Tourette (caracterizado por múltiples tics físicos y vocales) y otros trastornos graves del autocontrol.
Según Nitin Tandon, autor principal del trabajo: "Creemos que somos los primeros en demostrar que podemos mejorar este sistema de inhibición estimulando el cerebro". Esto resulta novedoso porque estudios previos sobre estimulación cerebral habían demostrado que ésta puede alterar la actividad neuronal corriente, señalan los científicos.
A pesar de esta afirmación, lo cierto es que una investigación previa, realizada en 2003 en el Centro para la Mente de la Universidad de Sydney (Australia)- reveló que un tipo de estimulación cerebral, la estimulación magnética transcraneana (EMT), puede mejorar la capacidad intelectual de los individuos.
De hecho, la EMT, que es una forma no invasiva de estimulación de la corteza cerebral, ha sido considerada una valiosa herramienta para el tratamiento de diversos padecimientos y trastornos neuropsiquiátricos. Hoy se sabe, por ejemplo, que tiene efectos neuroprotectores que ayudan, al menos temporalmente, a personas afectadas por enfermedades neurológicas degenerativas como la esclerosis múltiple, el Parkinson o el Alzheimer; y que incide muy favorablemente en la modulación de la plasticidad cerebral, esto es, en la capacidad del cerebro para renovar o reconectar circuitos neuronales y, con ello, adquirir nuevas habilidades y destrezas y preservar la memoria.
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Una opción realista
Tandon y su equipo llevaron a cabo la estimulación cerebral usando electrodos implantados directamente en la superficie cerebral. Cuando el proceso se repitió en una región del cerebro situada fuera de la corteza prefrontal, no hubo ningún efecto sobre el comportamiento, lo que demuestra la importancia del sistema prefrontal para la inhibición.
En el estudio participaron cuatro voluntarios con epilepsia a los que se estaba controlando por convulsiones en el Instituto Mischer de Neurociencia del Memorial Hermann-Texas Medical Center (TMC). La estimulación mejoró el autocontrol de todos ellos. Tandon lleva investigando el autocontrol con sus colaboradores cinco años.
A pesar de lo positivo de estos resultados, los investigadores advierten que todavía no apuntan a la posibilidad de mejorar el autocontrol en general. En particular, lo que demuestra este estudio es que la estimulación eléctrica directa es una opción realista para el tratamiento de trastornos de autocontrol humanos, como el trastorno obsesivo-compulsivo, el síndrome de Tourette antes mencionado y el trastorno límite de la personalidad (TLP).
Por otra parte, la estimulación eléctrica directa requiere un procedimiento quirúrgico invasivo, que ahora se utiliza sólo para la localización y el tratamiento de la epilepsia severa. Por esa razón, los participantes en el estudio fueron personas que sufrían este trastorno.
Tandon y su equipo llevaron a cabo la estimulación cerebral usando electrodos implantados directamente en la superficie cerebral. Cuando el proceso se repitió en una región del cerebro situada fuera de la corteza prefrontal, no hubo ningún efecto sobre el comportamiento, lo que demuestra la importancia del sistema prefrontal para la inhibición.
En el estudio participaron cuatro voluntarios con epilepsia a los que se estaba controlando por convulsiones en el Instituto Mischer de Neurociencia del Memorial Hermann-Texas Medical Center (TMC). La estimulación mejoró el autocontrol de todos ellos. Tandon lleva investigando el autocontrol con sus colaboradores cinco años.
A pesar de lo positivo de estos resultados, los investigadores advierten que todavía no apuntan a la posibilidad de mejorar el autocontrol en general. En particular, lo que demuestra este estudio es que la estimulación eléctrica directa es una opción realista para el tratamiento de trastornos de autocontrol humanos, como el trastorno obsesivo-compulsivo, el síndrome de Tourette antes mencionado y el trastorno límite de la personalidad (TLP).
Por otra parte, la estimulación eléctrica directa requiere un procedimiento quirúrgico invasivo, que ahora se utiliza sólo para la localización y el tratamiento de la epilepsia severa. Por esa razón, los participantes en el estudio fueron personas que sufrían este trastorno.
Referencia bibliográfica:
Jan R. Wessel, Christopher R. Conner, Adam R. Aron y Nitin Tandon. Chronometric Electrical Stimulation of Right Inferior Frontal Cortex Increases Motor Braking. The Journal of Neuroscience (2013) DOI: http://dx.doi.org/10.1523/JNEUROSCI.3468-13.2013.
Jan R. Wessel, Christopher R. Conner, Adam R. Aron y Nitin Tandon. Chronometric Electrical Stimulation of Right Inferior Frontal Cortex Increases Motor Braking. The Journal of Neuroscience (2013) DOI: http://dx.doi.org/10.1523/JNEUROSCI.3468-13.2013.
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