"De lejos, el mejor premio que la vida ofrece, es la posibilidad de trabajar duro en un trabajo que vale la pena hacerlo" —Theodore Roosevelt
Según Gallup, sólo el 13% de los empleados está comprometido en el trabajo. Del 87% restante, el 63% no se siente comprometido y el 24% lo detesta. Estas cifras son una tragedia tanto para las empresas como para los empleados.
Tener un 87% de las personas que trabajan desinteresadas en su labor, significa una enorme pérdida de productividad (y dinero) para las empresas.
También para los empleados es un infortunio. Las matemáticas son claras y no juegan a nuestro favor: intercambiamos cinco días de sufrimiento por dos de alegría.
Gran parte de la insatisfacción se origina porque los salarios permanecen bajos y también por el alto nivel de subempleo (empleados ocupando cargos para los cuales están sobrecualificados).
Pero no son las únicas razones. Hoy en día deseamos de nuestros empleos mucho más que poder llegar a fin de mes.
Si, el dinero es importante. Hasta el Dalai Lama, ese hombre que es pura espiritualidad, reconoce que para ser felices es necesario tener las necesidades básicas cubiertas (vivienda, alimentación, ropa, educación… ).
Sin embargo, más allá de cierta cantidad, más dinero no significa mayor felicidad. Un estudio de la Universidad de Princeton, dirigido por el Premio Nobel de economía Daniel Kahneman, encontró que el número mágico es $75.000 dólares al año. A partir de esa cifra cifra, ingresar más no se traduce en mayor dicha.
Existen otros aspectos, más allá del dinero, que hacen que un empleo sea gratificante:
Significado
Todos queremos sentir que nuestra vida cuenta, que contribuimos con una causa más grande que la sola supervivencia. Queremos hacer la diferencia. Que cuando a un edad avanzada, miremos hacia atrás, sentir que dejamos una marca.
Aliviar la pobreza, proteger a los animales, luchar contra la degradación del medio ambiente, son actividades que seguramente nos harían sentir que nuestro trabajo significa algo, pero no son las únicas.
Un trabajo con significado es un trabajo que está alineado con nuestros valores y con nuestras pasiones. Muchas personas estarían dispuestas a sacrificar una parte de los ingresos por poder dedicarse a algo en donde causen un impacto positivo en la gente.
Fluir
El concepto ‘fluir’, desarrollado en 1970 por el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi, es hoy en día ampliamente reconocido como uno de los indicadores de una vida satisfactoria o feliz. Cuanto más ‘fluyamos’ más felices somos.
‘Fluimos’ cuando estamos tan absorbidos por una tarea que encontramos placentera que nada más importa; no somos conscientes del paso del tiempo ni del cansancio acumulado. El estado de flujo se puede alcanzar en casi cualquier actividad, ya sea pintando, escribiendo, dando una charla, reparando algún aparato... (aunque dudo que en un call center, lidiando con clientes coléricos, se alcance).
Entrar en este estado tiene que ver con nuestros talentos, con realizar tareas que encontramos amenas y que son ligeramente desafiantes.
Libertad
Charlie Munger desde muy joven quiso ser millonario, pero no para tener el último Ferrari en la cochera, sino para ser libre, para poder dedicarse a lo que él quisiera, que como es sabido, básicamente es leer todo el día.
Todos nosotros anhelamos libertad, deseamos sentir que controlamos nuestra vida. No queremos ser micro gerenciados ni obedecer reglas absurdas de jefes incompetentes. Queremos ser tratados como adultos, no como críos a los que hay que controlar con mano severa. Tristemente esa es la forma como muchas empresas tratan a sus empleos.
**************
Afortunadamente hay esperanza. Aunque no son la mayoría (más bien una ilustre mayoría) un puñado de empresas ha empezado a entender que para poder retener y atraer el talento, es necesario crear condiciones de trabajo que inspiren y alienten a las personas a dar lo mejor de sí.
Hoy más que nunca, el talento es el elemento clave para sobrevivir y prosperar en el mercado. Las empresas que no sean capaces de obtener lo mejor de los individuos, estarán condenadas a operar en niveles muy por debajo de su potencial.
Tener un 87% de las personas que trabajan desinteresadas en su labor, significa una enorme pérdida de productividad (y dinero) para las empresas.
También para los empleados es un infortunio. Las matemáticas son claras y no juegan a nuestro favor: intercambiamos cinco días de sufrimiento por dos de alegría.
Gran parte de la insatisfacción se origina porque los salarios permanecen bajos y también por el alto nivel de subempleo (empleados ocupando cargos para los cuales están sobrecualificados).
Pero no son las únicas razones. Hoy en día deseamos de nuestros empleos mucho más que poder llegar a fin de mes.
Si, el dinero es importante. Hasta el Dalai Lama, ese hombre que es pura espiritualidad, reconoce que para ser felices es necesario tener las necesidades básicas cubiertas (vivienda, alimentación, ropa, educación… ).
Sin embargo, más allá de cierta cantidad, más dinero no significa mayor felicidad. Un estudio de la Universidad de Princeton, dirigido por el Premio Nobel de economía Daniel Kahneman, encontró que el número mágico es $75.000 dólares al año. A partir de esa cifra cifra, ingresar más no se traduce en mayor dicha.
Existen otros aspectos, más allá del dinero, que hacen que un empleo sea gratificante:
Significado
Todos queremos sentir que nuestra vida cuenta, que contribuimos con una causa más grande que la sola supervivencia. Queremos hacer la diferencia. Que cuando a un edad avanzada, miremos hacia atrás, sentir que dejamos una marca.
Aliviar la pobreza, proteger a los animales, luchar contra la degradación del medio ambiente, son actividades que seguramente nos harían sentir que nuestro trabajo significa algo, pero no son las únicas.
Un trabajo con significado es un trabajo que está alineado con nuestros valores y con nuestras pasiones. Muchas personas estarían dispuestas a sacrificar una parte de los ingresos por poder dedicarse a algo en donde causen un impacto positivo en la gente.
Fluir
El concepto ‘fluir’, desarrollado en 1970 por el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi, es hoy en día ampliamente reconocido como uno de los indicadores de una vida satisfactoria o feliz. Cuanto más ‘fluyamos’ más felices somos.
‘Fluimos’ cuando estamos tan absorbidos por una tarea que encontramos placentera que nada más importa; no somos conscientes del paso del tiempo ni del cansancio acumulado. El estado de flujo se puede alcanzar en casi cualquier actividad, ya sea pintando, escribiendo, dando una charla, reparando algún aparato... (aunque dudo que en un call center, lidiando con clientes coléricos, se alcance).
Entrar en este estado tiene que ver con nuestros talentos, con realizar tareas que encontramos amenas y que son ligeramente desafiantes.
Libertad
Charlie Munger desde muy joven quiso ser millonario, pero no para tener el último Ferrari en la cochera, sino para ser libre, para poder dedicarse a lo que él quisiera, que como es sabido, básicamente es leer todo el día.
Todos nosotros anhelamos libertad, deseamos sentir que controlamos nuestra vida. No queremos ser micro gerenciados ni obedecer reglas absurdas de jefes incompetentes. Queremos ser tratados como adultos, no como críos a los que hay que controlar con mano severa. Tristemente esa es la forma como muchas empresas tratan a sus empleos.
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Afortunadamente hay esperanza. Aunque no son la mayoría (más bien una ilustre mayoría) un puñado de empresas ha empezado a entender que para poder retener y atraer el talento, es necesario crear condiciones de trabajo que inspiren y alienten a las personas a dar lo mejor de sí.
Hoy más que nunca, el talento es el elemento clave para sobrevivir y prosperar en el mercado. Las empresas que no sean capaces de obtener lo mejor de los individuos, estarán condenadas a operar en niveles muy por debajo de su potencial.
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