miércoles, 3 de febrero de 2016

¿Qué sabemos sobre la felicidad?

  A partir del DRM (siglas en inglés de “Método de Reconstrucción del Día”) diseñado por Kahneman y su equipo, hay momentos de mayor placer y otros de mayor propósito. En una matriz, las personas hedonistas puntuan alto en placer y bajo en propósito, las idealistas al revés, las infelices bajo en ambos y las plenamente felices alto en los dos. Así de simple (evidentemente, vamos cambiando a lo largo de la vida). El ATUS (Informe del Uso del Tiempo en América) es otro análisis de lo mismo: comer, relacionarse y ver la tele son más placenteros; el voluntariado, el tiempo con los hijos, trabajar están más ligados al sentido de la vida. La satisfacción vital en general tiene que ver con la riqueza, la edad (la base está en los 40-50 de esta forma de U), la salud, los contactos sociales, la pareja, la educación, la religión, el empleo y el sano ejercicio físico.Básicamente, a lo que dirigimos atención (lo realmente importante). “La atención es un recurso escaso”. Paul Dolan nos recuerda el experimento del “gorila invisible” de Daniel Simons y Christopher Chabris (Harvard): donde ponemos el ojo ponemos la bala. Ahora bien, hay una atención consciente y otra inconsciente. Como el sistema 1 y 2 de Kahneman (inteligencia cognitiva, inteligencia ejecutiva de José Antonio Marina).
¿Por qué no somos más felices? Básicamente, porque nuestros deseos son erróneos (por ejemplo, los jardineros son el doble de felices que los bancarios; los peluqueros y fontaneros, un 50% más que los de RRHH), porque somos poco auténticos, porque tenemos proyecciones equivocadas, porque nuestras creencias suelen ser erróneas (desilusión, disonancia cognitiva, teoría de la atribución), porque esperamos demasiado y aceptamos poco, porque nos descentramos.
¿Qué podemos hacer para lograr la felicidad (delivering happinness)? Las 3D (en inglés Decidir, Diseñar y Hacer). Decidir libremente poniendo atención en nuestro propio feedback (retroalimentación) y el feedack de otras personas (evidentemente, para la introspección y el “efecto espejo” el buen coaching ayuda). Podemos reconstruir nuestra agenda y preguntar a los demás sobre nosotr@s (la correlación entre opinión propia y ajena es del 0’75). Hemos de no pasarnos en el esfuerzo (el perfeccionismo es poco saludable).
Para “diseñar” nuestra felicidad, tenemos que partir de la importancia del contexto, que es clave. Hemos de marcar compromisos y generar nuevos hábitos. Y para el “Doing” (Hacer), prestar atención, sentir “buenas vibraciones” (energía positiva), practicar mindfulness (una mente centrada), escapar de las distracciones insanas, valorar el tiempo y el dinero, vagabundear mentalmente.
Como ejemplos de cómo interconectan estas 3 D, la procrastinación (retrasar lo que hemos de hacer) y el voluntariado. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Ayudar a los demás te hace muy feliz a ti mism@.
Perseguir la felicidad es un objetivo noble y útil. Al principio y al final del texto, Paul Dolan nos propone puntuar en placer, propósito y dificultad en alcanzarlo estos 20 items: ganar dinero, nuevas experiencias, los hijos, pasar tiempo con ellos, que se vayan de casa, una nueva pareja, dormir más, más sexo, un paseo, más tiempo con los amigos, una casa nueva, un nuevo empleo, un nuevo jefe, nuevos colegas en el trabajo, más ejercicio, estar más sano, más delgad@, dejar de fumar, más vacaciones, una mascota.
Tras leer a Dolan, voy a retomar las 12 “actividades deliberadas” de la felicidad de Sonja Lyubomirsky en términos de placer y propósito. Seguro que aparecen ideas valiosas.

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