Como bióloga siempre he sentido curiosidad por los experimentos… bueno, mejor dicho, por sentir curiosidad por los experimentos, acabé siendo bióloga. Y me gustan las cosas sencillas, que puedes hacer en casa sin instrumental específico ni un exahustivo control del entorno (contaminación, luz, temperatura….).
Este experimento, conocido por Masaru Emoto, el autor de la obra “Los mensajes del agua” es fácilmente reproducible en cualquier casa: hierves arroz, lo repartes en 3 vasos con etiquetas diferentes (te quiero, te odio y etiqueta en blanco) y cada vez que pasas por delante le lees a cada vaso su etiqueta, evidentemente, el tercer vaso es ignorado. Así lo hice yo y hoy, sólo 15 días después las diferencias son evidentes a simple vista:
- En el vaso de la izquierda donde se lee “T’ESTIMO” (te quiero), el arroz está seco por arriba (ya que los vasos han permanecido destapados) y apenas hay crecimiento de hongos
- En el segundo vaso se lee “T’ODIO” (Te odio), y vemos como el crecimiento de diferentes tipos de hongos es general por toda la superfície
- En el tercer vaso, el de la derecha, el que ha sido ignorado, lo que vemos es muy diferente, hay putrefacción… como una masa de color morado oscuro ha crecido por toda la superfície y el olor es mucho más intenso…
¿A qué se deben estas diferencias? Igual lo he dado por supuesto, pero el arroz lo herví todo a la vez, lo repartí con la misma cuchara en vasos limpios del mismo armario y han permanecido los tres juntos todos estos días. El entorno ha sido el mismo siempre, sólo ha cambiado lo que se les “ha dicho” o se le ha dejado de decir, en el caso del tercer vaso.
Ya se nos ha dicho muchas veces que las palabras generan nuestros pensamientos, que los pensamientos generan ondas de energía y esas ondas de energía se expanden más allá de nosotros interactuando con el mundo que nos rodea. La física cuántica se nos va haciendo más cercana con estos experimentos, no necesitamos entender complicados conceptos, sólo saber que funcionan y cómo usarlos. Yo no tengo ni idea de cuál es el código de programación que hace que pueda publicar en esta página ni tampoco como hace mi ordenador para transformar mi presión sobre las teclas en estas palabras que leeis, pero se que funciona y cómo usarlo y eso me vale.
Cuando decimos “te quiero”, “gracias” y otras palabras del mismo color, musicalidad y textura, se activan en nosotros un tipo de señales bioquímicas de nuestro organismo que van a hacer que nos sinamos bien, que se restablezca nuestro equilibrio biológico, incluso si las decimos sin ganas, tienen el poder de engañar por unos milisegundos a nuestra mente, igual que si sonreimos o adoptamos una postura corporal de apertura, si saltamos o cantamos o acariciamos suavemente nuestra piel. Eso es importante tenerlo en cuenta, primero, para nosotros mismos, pero también para los demás y el mundo que nos rodea. Cada vez que creamos dentro de nosotros una onda de energía con un “te quiero” sale hacia el mundo y se expande, eso se le llama crear un potencial, crear la oportunidad de que algo suceda, en este caso con la vibración de un “te quiero” ¿Lo puedes imaginar? Si además de imaginarlo lo puedes sentir, puedes sentir en tu cuerpo la vibración de estas palabras, ya lo estás viviendo. Para tu inconsciente, real e imaginario son exactamente lo mismo. Disfruta de esta experiencia.
Si has entendido y experimentado lo del párrafo anterior… tengo que decirte algo, pasa exáctamente lo mismo con las palabras “te odio”, “eres una mierda” y todas aquellas palabras o expresiones que tengan el mismo color, musicalidad y textura… ¿Cómo te sientes cuandos las dices repetidamente? Pues también creas un potencial, creas la oportunidad de que algo con esta energía suceda. No se tu, pero a mi me apetece menos, recrearme en esta parte. La visión del vaso lleno de moho me perturba. Pero no porque sea “malo” el moho es un hongo, un ser vivo que crece muy bien en el vaso con la etiqueta “te odio”. Esa energía también genera vida, genera crecimiento y expansión. Muchas personas crecen y se expanden con esa energía… ¿pero a qué precio?¿estas dispuesto a pagar el precio? Elegir es una de nuestras mayores libertades, elegir cómo afrontamos cualquier situación.
¿Y qué ha pasado con el vaso que es ignorado? Se pudre, como en un estanque donde no corre el agua, en realidad lo que es ignorado está condenado a desaparecer, es el ciclo de la vida. La putrefacción se hace también con la ayuda de seres vivos, bacerias y hongos… pero genera un ambiente en el que la vida en toda su plenitud ya no es posible, un agua que se pudre no es buena para regar.
Mi reflexión a todo esto se puede resumir en que la solución a lo que no me gusta no es odiarlo, porque le doy fuerza y ayudo a que crezca, ni ignorarlo, porque lo destino a pudrirse y hacerse “inservible” para la vida y yo soy vida, así que no me beneficia en nada. La solución es transformar energéticamente aquello que no me gusta, generar su opuesto, lo que me gusta, enfocarme en crear lo que quiero que suceda, lo que me gusta sentir, lo que me gusta ver y escuchar. Si recibo un insulto, agradezco la oportunidad de poder reaccionar ante él, de decidir como quiero sentirme conmigo misma a pesar del insulto, por ejemplo.
Gracias por leer estas lineas con las que estreno mi participación en esta página que deseo seguir disfrutando.
Marina Castells Quero
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