El Principio de un Comienzo
¡¡Es hora de romper los límites que los demás dicen que hay, rutinas imposible y miedos impuestos, porque la felicidad está detrás de ellos!!
“No somos mercancías, No a las etiquetas..”.
Una frase que me ha hecho recordar la conversación que tuve hace unos días con Sergi Rufi.
En la que hablábamos que hay que estar en contra de los ERES.
No estábamos hablando de política ni de cómo era la mejor manera de despedir a la gente en una empresa.
Cuando estamos diciendo a la otra persona: “Es que eres…”, ya no damos oportunidad a que la otra persona, diga ni mu, si se mejore la relación
¿Por qué?
.- Proyectamos una percepción sobre la otra persona. Y de ella no nos moverán.
Pensamos que es insoportable, pensamos que es un torpe, pensamos que es encantador, pensamos que es tonto del culo, o que es el mejor marido del mundo…
Cuando hablamos, de esta forma, estamos idealizando a la otra persona. No estamos parándonos a preguntarnos ¿POR QUÉ HAS ACTUADO DE ESA MANERA? ¿ES VERDAD TAN IDEAL ESA PERSONA COMO CREES?
Si te paras a ser sincero y coherente, recabando las respuestas a esas preguntas, quizá te des cuenta, que has idealizado a esa persona, porque deseas que venga cuanto antes “el príncipe azul” a tu vida, y piensas que esa persona es “torpe”, porque los demás te lo han dicho para que te olvides de ella, ya que nos les gusta.
ANTES DE PRONUNCIAR UN JUICIO SOBRE UNA PERSONA, PREGUNTATE SI DE VERDAD ES REAL LO OQUE PIENSAS, Y PORQUE… Si se basa en razones no reales, descubrirás muchas cosas de ti.
.- Cuando decimos “Es que eres…”, la otra persona ya puede cerrar la “garita”.
Cuando damos nuestra opinión sobre alguien, o sobre sus habilidades. ¿Crees que es fácil quitarnos ese “san Benito” que nos han puesto? Sabes que no.
Creemos que nuestra opinión (mejor dicho, una creencia), es real, y nadie nos puede bajar de la misma. Si una persona es así, y ya puede hacer lo que sea, que no cambiaremos de idea.
Nos aferramos a nuestras ideas, y desechamos la idea de que podemos estar confundidos. Porque si así fuera, quizá podríamos pensar que nos estamos basando nuestra vida en “ideas erróneas”, y eso no gusta.
Demos una oportunidad a la otra persona, para explicarse y a nosotros mismos, para ser flexibles. Aceptemos que quizá estemos equivocados.
.- Antes de gritar, puedes solucionar la solución de otras maneras.
La gente miraba a la chica de una manera no muy bonita, cuando le ha gritado al chico.
Cuando vivimos una situación así, en la que “denominamos” a la persona de una manera, la situación viene de mucho atrás.
La situación se ha ido “caldeando” y has acabado explotando. A lo mejor en una situación que no tendría por qué haber ocurrido y en un lugar no muy adecuado.
Cuando algo “te moleste”, háblalo antes de que la “bomba” se haga más grande.
.- No somos acciones, somos personas.
Nos etiquetamos sin parar.
Eres tonto, eres poco espabilado, eres torpe… eres guapo, eres listo… eres el mejor…
No somos el resultado de lo que hacemos o nos ocurre, somos personas que viven una situación determinada.
No podemos etiquetar a nadie por un hecho, sin saber el motivo de su acto.
Por favor, a partir de hoy, vayamos contra los ERES.
¿Quiénes somos nosotros para determinar las características de una persona cuando nosotros mismos no sabemos ni quiénes somos?
En esos momentos, de rabia por como hace las cosas esa persona, de ira, de frustración porque esa persona no es como tú creías,…
¿Por qué crees que la conoces tú más que ella misma para tener el poder decirle esas cosas? ¿Te conoces lo suficientemente tú? ¿Cómo te sentirías tú si te lo dijeran a ti y no te dieran la oportunidad de explicarte?
No pensamos, no nos relacionamos, nos defendemos de los demás. Pensamos que todos nos quieren hacer daño con sus palabras, con sus hechos.
Por eso antes que nos haga daño a nosotros, lo hacemos nosotros, por si acaso.
¿Qué pasaría si antes de etiquetar a las personas, nos conociéramos a nosotros mismos?
Nos daríamos cuenta que:
.- Que para ayudar a los demás, primero tendríamos que ayudarnos a nosotros mismos. Nos tendríamos que conocernos y eso es un camino que dura durante la vida. La humildad, la compasión, la escucha estaría presente en tu vida, porque sabrías que todos somos iguales. Entre otros muchos valores, olvidados.
.- Que no somos nadie, para estar señalando a nadie, ni etiquetándolos. ¿Quiénes somos nosotros?
.- Que antes de deducir una cosa, y darla por verdadera, pregunta ¿Por qué?.. Conocerás más a tu interlocutor y la comunicación será mucho más beneficiosa.
.- Que no somos títulos, acciones, o situaciones, sino personas que “sobreviven” en un mundo de pura incertidumbre. Personas, que no quieren que los señalen sino que los entiendan y comprendan.
.- Los prejuicios, con nosotros mismos a la cabeza, somos quienes nos limitamos.
Basta ya de los ERES. Basta ya de etiquetar a las personas. Basta ya de repudiar a la gente si no alcanzan las expectativas que teníamos sobre ellas.
Y SI:
.- A conocernos a nosotros mismos.
.- A escuchar a los demás y a preguntar ¿Por qué?
.- A aceptar a los demás, tal como son.
Dejemos de ser críticos de cine, poniendo a caldo a todo ser viviente, de señalarlos, sin antes saber quiénes somos nosotros mismos.
¿A quién le has dicho últimamente ES QUE ERES…? ¿Por qué? Y si les preguntáramos a los demás… ¿Cómo dirían que tú eres?
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