Existen diversas hipótesis acerca de cómo se aprende, sin embargo todas la teorías educativas son complementarías. No obstante, la acción de acumular conocimientos no garantiza “saber” si antes no integramos toda la información que tenemos. De un modo general podemos entender por conocimiento todo saber que se puede justificar racionalmente y es objetivo. En este sentido distinguimos el conocimiento de la mera opinión, de la creencia, de la fe o de las ilusiones de la imaginación.
Diversas teorías pedagógicas han intentado explicar cómo se aprende. Si se hace de forma repetitiva o memorística, a través de condicionamientos (Paulov), interaccionando con el objeto de conocimiento (Piaget), a través de la interacción con los otros (Vigostky), o, exclusivamente, cuando resulta interesante lo que se enseña (Ausubel). Lo cierto es que la manera cómo se entienda que es necesario adquirir los conocimientos condiciona la forma de entender el aprendizaje y la sistemática de la enseñanza. Por eso todas las teorías educativas son válidas y no excluyentes, y, la simple acción deacumular conocimientos no significa necesariamente haber adquirido un buen nivel de aprendizaje porque sin integración serán ineficaces.
El manejo de los conocimientos adquiridos resulta importante cuando son registrados e incorporados, es decir, guardados en la memoria con facilidad. Este proceso es válido si los saberes son interesantes, adecuados y llaman la atención. Partiendo de las experiencias previas se construye el proyecto del nuevo conocimiento, basándose en lo que ya se posee y por ser capaces de modificar los esquemas mentales existentes con la incorporación de los nuevos para reestructurarlos hasta llegar a consolidar el conjunto.
De esta manera se evita la memorización básica de los contenidos y será más fácil transmitirlos posteriormente con otras palabras.
El aprendizaje significativo se construye al relacionar los conceptos nuevos con las experiencias previas, por lo que modificar el cerebro con una inteligencia mayor es una manera de proyectarse rápida y acertada, seleccionando la información valiosa y descartando la inútil, debida cuenta que esa información crea redes, las redes crean inteligencia y todo este proceso es un desarrollo constante, teóricamente infinito, donde la combinación de cien mil millones de chips de memoria hacen posible una sabiduría increíble.
La enorme posibilidad de realizar sinapsis de un cerebro humano desarrolla la potencialidad de un número de estados diferentes que es muy superior a todas las partículas existentes en el universo.
Es el instante irrepetible y además único de cada ser humano con la estimulación de distintas zonas cerebrales cuando ve, lee, oye, escribe o habla. El cerebro realiza una serie de búsquedas de información almacenada en la memoria y al darse una similitud o parecido entre la imagen y el recuerdo, enciende una determinada zona cerebral y esa sincronía revela que la actividad cerebral es múltiple porque ocurre simultáneamente en diversas zonas cerebrales formándose cadenas de neuronas en circuitos cerebrales.
Contar con conocimientos es igual a pensar; es vincular la información que tiene valor y significado a través del estímulo del cerebro para comprender mejor y encontrar con mayor rapidez la información valiosa, precisamente, a través de la inmediata capacidad de interconexión neuronal y el fácil proceso del pensamiento, la extensión de la conectividad y el desarrollo de la inteligencia humana.
La tan mentada plasticidad cerebral es la capacidad que tiene el cerebro para alterar sus propiedades biológicas, químicas y físicas para producir cambios en el funcionamiento y en el comportamiento que se modifican siguiendo un recorrido paralelo. Los nuevos conocimientos están en el corazón de la plasticidad, siendo los cambios la manifestación más tangible de que se ha producido el aprendizaje de lo que el entorno pone a disposición constantemente.
"El nuevo aprendizaje se produce de muchas formas, por muchas razones y en cualquier momento a lo largo de la vida. La necesidad de adquirir conocimientos nuevos continuamente puede ser intrínseca a la persona y quizás esté guiada por su sed de saber. Entender cómo la información se convierte en conocimiento y se transforma en memoria a largo plazo puede ser una herramienta poderosa para contribuir con el aprendizaje. Las estrategias compatibles con el cerebro habilitan a responder a los estímulos del entorno de la mejor manera posible y a convertir esa información en conocimiento adquirido". Dra. Judy Willis
La multiplicidad de las circunstancias para un nuevo aprendizaje despierta el interrogante respecto de si cerebro cambiará cada vez que aprenda algo o no, y , con respecto a ello, las neurociencias en la actualidad indican que éste adquirirá nuevos conocimientos y actualizará su potencial para la neuroplasticidad siempre y cuando el nuevo aprendizaje conlleve una mejora del comportamiento. En otras palabras, el conocimiento novedoso tiene que ser un comportamiento pertinente y necesario, así, por ejemplo, si está vinculado a la supervivencia será integrado por el organismo y adoptado como una conducta apropiada. A partir de ello, el cerebro sufre modificaciones que pueden volver a mutar con otra información.
Tal vez lo más importante sea el grado en que una experiencia de aprendizaje resulte gratificante. Por ejemplo, aprender a través de juegos interactivos es especialmente útil y gran potenciador de la plasticidad cerebral.
De hecho, se ha demostrado que el aprendizaje incrementa la actividad de la corteza prefrontal, y que una oferta de incentivos positivos pone en acción el sistema de refuerzo y de recompensa aportando ganancias máximas al proceso de enseñanza y aprendizaje.
En este sentido, Freud identificó como causa primordial de muchas enfermedades psíquicas el “temor al propio conocimiento”, y logró definirlo como la dificultad de aprender a identificar las emociones, impulsos, recuerdos, capacidad y potencialidad, como mecanismos de auto-defensa que inhibe el placer puro y primitivo del conocimiento para proteger las propias estimaciones, el amor propio y el respeto por uno mismo como si fuera una causa de inhibición del progreso, de autoestima frágil y acumulo de emociones negativas, (ansiedad, temor), que se aglutinan sin permitir la auténtica auto-afirmación.
Lo desconocido, lo percibido con vaguedad, lo misterioso, lo oculto, lo inesperado son siempre motivos de amenazas, y el intento de familiarizarse con ello, de volverlo previsible, dirigible y controlable, es decir, de transformarlo en inofensivo es factible, exclusivamente, a través del conocimiento y la comprensión.
Así, la posibilidad de vivir libres de temores, de ser más osados, más valientes y estar más cercanos a lo real y de los hechos puede ser efectiva si existe la idea de conocer primero y entender después lo que pasa, o sea, superar el temor al conocimiento, ampliar los propios sistemas de seguridad y fundamentar una vida más satisfactoria.
Sin dudas, los factores que liberan la valentía, la libertad y el atrevimiento, en forma paralela, fomentan la necesidad de conocer cada vez más, de aprender a aprender y aprender a pensar, de estimular la neuroplasticidad para cambiar la estructura y funcionamiento del cerebro a lo largo de la vida como reacción a la diversidad del entorno. Este término, utilizado comúnmente hoy día, no es fácil de definir; habitualmente se refiere a los cambios en diferentes niveles del sistema nervioso, desde eventos moleculares a comportamientos, que conlleva una connotación positiva.
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