Brian Eno, productor, compositor, artista visual, tecnólogo y ensayista
Tengo 68 años. Nací en Woodbridge (Suffolk) y vivo en Londres. Vivo solo y tengo tres hijas. Soy un socialista, verde, anarquista. No soy partidario del ‘Brexit’, quiero quedarme en Europa. Soy más europeo que inglés. Creo en el futuro, soy un optimista, pero no creo en lo sobrenatural
.IRMA SANCHÍS
Adicto al futuro
Acaba de impartir la conferencia inaugural del Sónar, Why we play, en un auditorio a rebosar. Un joven guarda de seguridad custodia la sala donde tendrá lugar la entrevista. “¿Quién es?”, me pregunta, y los que me rodean se apremian en contestar: “Es la vanguardia, trabaja con la música aleatoria”. “El padre de la música ambient ”. “Teclista de Roxy Music y productor de Talking Heads, Bowie, Genesis, U2, Coldplay...”. Sus ideas se han plasmado en instalaciones audiovisuales y sonoras anticipándose a las tendencias. Creó la Long Now Foundation (1996 ) para pensar sobre el futuro. Una gran cabeza que protesta cuando le señalo que no nombra los afectos: “¡Necesitaría todo el periódico para responderle!”.
Lleva muchos años reflexionando sobre el futuro.
Medio siglo, porque pienso que el futuro en el que crees es el que acabas materializando, así que debes vivir el futuro que quieres ver. Los pesimistas generan futuros malos.
¿Pero cómo se vive en el futuro?
Yo trato a las personas como deseo que estas traten a los demás en el futuro, mientras que muchas personas quieren que se trate a los demás como a ellas las trataron en el pasado, es decir: mal. Como artista siempre he intentado que el arte pertenezca al futuro en el que yo querría vivir, y así hacerlo más posible.
¿Cuál es su visión del futuro?
La interconexión de las mentes, cada día más evidente. Perdemos individualidad, pero no me parece una gran pérdida.
Esa mente colectiva parece frágil y controlable.
Ese es el problema, pero gracias a gente como Snowden o Wikileaks tenemos una idea de cuánto nos llegan a conocer los gobiernos y cómo Google va analizándonos con cada clic que hacemos, y ser conscientes de ello es el primer paso para cambiarlo. Y luego está el lado bueno.
¿Cuál es el lado bueno?
El milagro de Brian Eno llegando a Barcelona: para que yo esté aquí han intervenido miles de personas muy diferentes en la fabricación del avión, los pilotos, los profesores de los pilotos, los controladores, azafatas, arquitectos, ingenieros, informáticos…
¿A usted su mente nunca le ha dicho “esto no vas a saber hacerlo”?
Tengo una seguridad en mí mismo muy infantil, y en realidad no sé hacer nada. En una ocasión el gran teórico de la música Robert Fripp me dijo: “La razón por la que me gusta trabajar contigo es porque eres muy naif para comprender lo que no es posible”. Ser un offsider con mucha seguridad en ti mismo es beneficioso.
¡Qué suerte!, ¿a quién se la debe?
A mi tío, muy excéntrico. En los años 30 estando en la caballería inglesa en India se cayó del caballo, se dio un golpe en la cabeza y se quedó ocho años viviendo allí convertido en místico. Él me introdujo en el mundo de la pintura.
¿Cómo lo hizo?
Me enseñó un libro de Mondrian y me dijo: “Yo no entiendo esto, pero probablemente tú sí”. Yo tenía 11 años, así que me pareció muy halagador, y me dio la confianza en mí mismo para tener mis propios sentimientos sobre las cosas.
Gran impacto.
Era jardinero y cartero, como mi padre, pero todo el día inventaba teorías extrañas, y así me enseñó que el conocimiento no es algo que está ahí y tienes que aprender, sino algo que tú mismo fabricas asociando ideas.
Usted ha sido maestro, ¿qué aprendió?
Que es el trabajo más difícil, y que los buenos profesores son unos genios de la empatía. Yo soy demasiado egoísta, me interesa mi propio mundo. Pero producir discos es algo parecido a la enseñanza y eso lo hago bien, sé guiar hacia el sentido, sin perderse en la forma.
Todo lo que ha producido, algunas cosas muy especiales, han sido un éxito.
Por encima de todo quiero hacer cosas y no puedo parar de hacerlas, y tengo facilidad para descubrirlas antes de que sean evidentes.
¿Qué persigue usted?
Cuando tenía 17 años la madre de mi novia, una científica a la que respetaba mucho, me dijo algo que me cambió la vida: “No puedo entender como alguien con un buen cerebro como el tuyo quiere malgastarlo siendo un artista”. Desde entonces cada nueva obra es un intento de responder a por qué el arte existe y qué nos aporta.
¿Cómo distinguir a un buen artista?
Es un detonador que lo hace explotar todo.
¿Qué le ha hecho crecer?
Mi tío, la escuela de arte, ser católico en un lugar en el que no abundaban, el hecho de que se me dieran tan mal las peleas porque me hizo desarrollar otros talentos: yo tenía que ser el cerebro de la pandilla.
Usted casi muere en dos ocasiones.
Sí, aprendí a amar la sanidad pública que ahora intentan destruir. Yo provengo de un estrato muy bajo de la sociedad que sobrevivió gracias a ella.
¿Y el efecto personal?
A los 9 años decidí que nunca trabajaría para otro, y cuando tuve aquel accidente que casi muero me dije: “A partir de ahora sólo voy a hacer lo que quiero hacer”. Uno de mis suegros, un médico, gran persona, me dijo: “Las personas mayores mueren de decepción”, y creo que es cierto.
¿A qué teme Brian Eno?
Me asusta que cada vez más gente piense que las cosas van a empeorar, porque eso saca lopeor del ser humano.
¿Cuáles son las prioridades en su vida?
Dar respuesta a la pregunta de por qué existe el arte. Conocemos la parte izquierda de nuestro cerebro, la lógica, y confiamos en ella. Pero apenas sabemos nada de la derecha, la creativa, y eso se refleja en la sociedad: como no conocemos, despreciamos; el arte está siendo desplazado en la educación y me parece grave.
Vive usted sin televisión.
Nunca he tenido televisión porque la vería a todas horas, soy teleadicto, y prefiero leer.
¿Qué merece la pena en la vida?
Aquello que me produce más felicidad, y casi siempre tiene que ver con lo que sucede dentro de mi cabeza.
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