Las ideas son al principio puntos de vista. Hay que lograr darles forma, ver gracias a ellas y transformarlas la realidad
Durante el sueño también se piensa, pero lo hacemos por medio de imágenes. El sueño se desarrolla muchas veces como una obra de teatro clásica: exposición, nudo, acción, paroxismo y desenlace. Cuando el paroxismo es muy real a veces nos despertamos sobresaltados. Freud descubrió que los sueños son la “vía regia” de acceso al lenguaje del inconsciente, a través de la interpretación de las asociaciones libres.
Afirmó que su contenido implica la realización alucinatoria de deseos. Las neurociencias ubicaron las imágenes, prototípicas de los sueños, en el hemisferio derecho del cerebro, mientras que las palabras y las frases se alojan en el hemisferio izquierdo.
La imaginación es la facultad creativa por excelencia, Todo invento procede de una idea, hasta el avión nació antes en la mente del hombre, por eso se dice que creamos dos veces. Las ideas son un milagro. Determinan metas, estilos, valores y hasta el modo de amar. Dijo Fromm que para pensar libremente hay que tener la capacidad de generar ideas propias. Si las ideas se convierten en ideologías nos gobiernan sin darnos cuenta.
El alma tiene hambre de ideas y habilidades intelectuales, queremos las ideas pero luego no sabemos manejarlas. Las consumimos y al ponerlas en práctica las olvidamos. Convertidas en herramientas pierden su capacidad generativa. Enfocados en el cómo hacerlo y con quién, evitamos el qué, y lo convertimos en una diversión, en un juego mental como cualquier otro. Si el pájaro es encerrado muy pronto, no podrá crecer.
Ideas claras y distintas. Las ideas son al principio puntos de vista, luego les damos forma, vemos gracias a ellas y nos permiten transformar la realidad. Pueden venir de la inspiración, de los sueños, de concentrar la atención, de prolongadas cavilaciones, saltar de mente en mente, no ser propiedad de nadie, nacer en mentes distintas al mismo tiempo. Las ideas pueden persuadir y eso les confiere un poder extraordinario. Nuestro poder material deriva de la fuerza mental. Una idea es distinta cuando se la ve con otra perspectiva, y esa es la base de cualquier emprendimiento. Estamos habitados por ideas que creemos propias pero como dijo Keynes, los hombres prácticos suelen ser esclavos de las ideas de algún economista difunto. Sin independencia mental las ideas son una ilusión, Imaginar es asociar imágenes de forma no convencional, dando lugar a una nueva realidad psíquica. Algunos hombres imaginaron llegar a la luna, otros hombre concretaron su sueño.
La imaginación y la razón. La imagen se puede ver o imaginar, el resultado es parecido. A veces no conviene dejarla vagar, sino dirigirla.
Imagine una tabla de 20 centímetros de ancho entre dos edificios de veredas opuestas y a la mayor altura posible. Cierre los ojos mientras visualiza la situación. Imaginar la caída le causará pánico. Pero si ahora ve la tabla ubicada sobre el piso, caminará por ella sin preocuparse.
La voluntad de hacer se debilita por una imaginación negativa. El vértigo es causado por la atención dirigida a la caída, que, a pesar del esfuerzo de voluntad por evitarlo, se transforma en acto. Las emociones positivas producen bienestar, claridad mental, y actúan como una forma de terapia interna, basada en la gimnasia mental y emocional de los hemisferios cerebrales. Sobre el poder de la autosugestión Emile Coué recomendaba que todas las mañanas se recitara una frase positiva: “en todos los sentidos me siento mejor y mejor”. El “Método Coué” se basa en repetir frases, de forma continua, como si se recitaran, hasta que la idea penetre al subconsciente, entonces es cuando actúa. Ejemplo: “Cuando uno sufre un dolor, por cualquier causa que sea, basta para mitigarlo o hacerlo desaparecer, con repetir, rápidamente y sin tomar aliento: Ya pasa, ya pasa, ya pasa. Según Coué: “Es mejor no saber de dónde viene el mal y hacer que desaparezca, que saberlo y conservarlo”.
El “Método Durville” es opuesto al anterior, que potencia de forma pasiva al subconsciente. Este método utiliza nuestros propósitos superiores de una forma consciente: nos queremos curar y nos curamos. “Para conseguir algo más que esta mejora transitoria, lo que precisa es tener fe en su propio poder, desarrollar sus fuerzas innatas mediante un entrenamiento apropiado, tener confianza en el éxito final, que debe aparecer como innegable, sabiendo que la fuerza está en nosotros. Imaginarse ser ya la persona que será, una vez curado. La voluntad de vivir es revivificante.
Imagine una tabla de 20 centímetros de ancho entre dos edificios de veredas opuestas y a la mayor altura posible. Cierre los ojos mientras visualiza la situación. Imaginar la caída le causará pánico. Pero si ahora ve la tabla ubicada sobre el piso, caminará por ella sin preocuparse.
La voluntad de hacer se debilita por una imaginación negativa. El vértigo es causado por la atención dirigida a la caída, que, a pesar del esfuerzo de voluntad por evitarlo, se transforma en acto. Las emociones positivas producen bienestar, claridad mental, y actúan como una forma de terapia interna, basada en la gimnasia mental y emocional de los hemisferios cerebrales. Sobre el poder de la autosugestión Emile Coué recomendaba que todas las mañanas se recitara una frase positiva: “en todos los sentidos me siento mejor y mejor”. El “Método Coué” se basa en repetir frases, de forma continua, como si se recitaran, hasta que la idea penetre al subconsciente, entonces es cuando actúa. Ejemplo: “Cuando uno sufre un dolor, por cualquier causa que sea, basta para mitigarlo o hacerlo desaparecer, con repetir, rápidamente y sin tomar aliento: Ya pasa, ya pasa, ya pasa. Según Coué: “Es mejor no saber de dónde viene el mal y hacer que desaparezca, que saberlo y conservarlo”.
El “Método Durville” es opuesto al anterior, que potencia de forma pasiva al subconsciente. Este método utiliza nuestros propósitos superiores de una forma consciente: nos queremos curar y nos curamos. “Para conseguir algo más que esta mejora transitoria, lo que precisa es tener fe en su propio poder, desarrollar sus fuerzas innatas mediante un entrenamiento apropiado, tener confianza en el éxito final, que debe aparecer como innegable, sabiendo que la fuerza está en nosotros. Imaginarse ser ya la persona que será, una vez curado. La voluntad de vivir es revivificante.
La imaginación puede imponerse a la razón y evitar el efecto restrictivo que suele generar el hemisferio dominante (el pensamiento racional).
La realidad siempre está ahí, con sus problemas y urgencias. Pero más importante que los sucesos es la forma en que se perciben. El pesimista ve la botella medio vacía y el optimista la ve medio llena. El emprendedor busca la oportunidad de llenar la otra mitad.
Solemos caer en la trampa de llenarnos de tareas y actuar como bomberos ante los excesos. Hay un costo por decirle que sí a todo lo que aparece. Otro factor que debilita la administración del tiempo, es la irrupción de ladrones internos y externos, que interfieren sin dejar nada a cambio. Son hábitos adquiridos de hacer las cosas mal que se miden en las horas que se pasan en las redes sociales o mirando TV, entre otros muchos defectos.
Lo que debes hacer. Realiza un cuidadoso inventario de separar lo importante de lo accesorio, lo urgente de lo productivo y deja de lado lo que consume energía innecesariamente. Así podrás concentrar el esfuerzo, responder que no cuando haya que hacerlo y sostener tus prioridades.
El cerebro procesa unos 60.000 pensamientos diarios, pero no todos traen buena información. Alrededor de 90% son repetitivos, se practican diariamente y se refuerzan con cada repaso. Los pensamientos negativos puedes deprimirte. Para evitarlos es conveniente generar una mecánica de preguntas que refuercen el pensamiento positivo. Las preguntas hacen tomar conciencia. Es frustrante tener preguntas sin respuesta, entonces la mente se esfuerza para buscar la respuesta. Y la respuesta llega justo cuando ya no piensas en ella.
Si el cerebro es tan persistente y hábil para buscar respuestas a las preguntas, entonces: ¿Por qué no hacerte preguntas que puedan mejorar tu calidad de vida? Comienza a realizarte preguntas inteligentes y con ese estilo con mayor frecuencia.
¿Qué cosas te hacen sentir orgulloso? Entrena tu cerebro diariamente para mantenerlas a la vanguardia de tu pensamiento.
¿A quiénes amas y por qué? El amor tiene gran alcance y recordarlo con frecuencia, hará que tu vida tenga un sentido espiritual.
¿Qué puedo ver mientras espero? Si estás esperando en la cola o que te atienda el médico, advierte las cosas hermosas que te rodean.
¿Cómo sentirte una persona afortunada? Aprecia las cosas que tienes y sé agradecido, esto creará tu propia suerte.
¿Y si fuera la última vez? Pregúntate si eres feliz con lo que tienes o haces. Tómate un día libre y piensa qué cosas nuevas podrías hacer.
¿Qué cosas positivas te pasaron en estos días? Son sucesos que te han hecho sentir feliz y que el mundo te parezca más brillante y positivo.
¿Qué puedes hacer hoy? Agrega algo nuevo a tu rutina diaria al empezar cada mañana, ya encontrarás el modo de crear un día feliz.
¿Cómo puedes alegrar a tus relaciones? Siempre trata de buscar cosas positivas en las personas en lugar de sus defectos.
¿Qué puedes hacer por tu futuro? Los malos días o semanas no duran para siempre. Puedes empezar a hacer algo para concretar un viejo anhelo.
¿Qué es lo que te apasiona? La pasión hace nacer el optimismo, la energía y la gratitud, mientras que el miedo acerca el resentimiento y la culpa. Trata de ser guiado por tu pasión más que empujado por el miedo.
Problemas y oportunidades. Si bien es cierto que si te enfocas en los problemas no tendrás cabeza para encontrar las soluciones, también enfocarte sólo en encontrar la solución puede limitar tu creatividad y no salir del problema. Hay modos de atención que estimulan la creatividad y la orientación pueden brindarla los datos. Precisas información para generar conexiones. A mejor información más eficiente será la respuesta. La atención es selectiva ante retos concretos. Contar con objetivos claros y definidos, facilita las respuestas. Mantén la mente abierta para entregarte a la asociación libre de las ideas hasta dar con la solución. Un momento de relajación permite al cerebro recordar, idear y asociar. Llenarte de información permite descubrir lo que no viste a simple vista, pero en la fase de ideación, usa más la atención selectiva.
«La mente creativa es un don sagrado y la mente racional un sirviente fiel, por ello resulta muy curioso que hayamos creado una sociedad que, olvidando el don, haya acabado honrando al sirviente». Albert Einstein
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