“El que no hace todo, no hace nada”. Paul Bocuse
No lo sacaba, porque si lo hacía, los demás, lo tildarían de “raro”. Y eso provocaba una lucha interna dentro de él.
Pero todos tenemos un día, en el que gritamos “BASTA YA”. Ese día, se dio cuenta que para emprender el camino con el que siempre había soñado, tenía que cambiar de ACTITUD.
Había ido por la vida sediento. Pidiendo el agua de los demás, para sentirse aceptado. Pero ese tiempo ya había pasado, era el momento de beber su propia agua, su propia ACTITUD.
Beber de la nueva actitud con la que afrontaba el mundo, le hacía darse cuenta, que era esencial, afrontar la vida, su sueño con INTEGRIDAD, algo que no había sucedido hasta la fecha. Se daba cuenta, que siendo íntegros con lo que sentimos, con lo que queremos, con quienes sabemos que somos, hacía que el Universo estuviera a su lado, para que alcanzara todo aquello que se propusiera.
Sabía que la integridad es la afirmación de que somos únicos, y que no tiene que importarnos tanto lo que digan los demás, ni el pasado, porque solo tenemos el presente, el ahora.
Bebía más y más de esa nueva actitud que tenía en sus manos. Y con ella, se daba cuenta, que el verdadero éxito era darse a los demás. Le habían enseñado que el éxito era alcanzar unas metas, unas rutinas que si no cumplías, te tildarían de “extraño”, con un futuro no muy esclarecedor.
Pero se daba cuenta, que cuanto más se daba a los demás, cuanto más CONTRIBUÍA al bienestar de los mismos, a través de sus talentos, de sus acciones, más realizado se sentía. Ése era para él, el verdadero éxito, la verdadera felicidad.
Hasta la fecha, el SACRIFICIO no estaba en su vocabulario. ¿Por qué? Porque realmente no le importaba nada. Lo que hacía era llevarse por la rutina que tenía todos los días. ¿Para qué iba a esforzarse en algo que sabía que no le aportaba nada?
Sin embargo ahora la situación había dado un cambio radical, y con ello su actitud. Se sacrificaba lo que hiciera falta y más, por dar siempre lo mejor de si por y para el propósito para el cual sabía que había venido a este mundo
Antes la PRIORIDAD, siempre era los demás. Ahora habían cambiado, era él, la prioridad. No era egoísta, sino que ahora daba importancia a sus emociones, a sus asuntos, a lo que él quería y sentía. Y todo aquello que no estuviera acorde con sus valores , con sus metas, lo dejaba atrás.. Ya no era tan importante para él.
Porque lo que realmente le importaba, era darse a los demás. No importaba si ayudabas a personas, si servías un café o repartías el correo. Eso no importaba el cómo, pero si el QUÉ hacías por los demás. Estabas alSERVICIO de los mismos.
Y eso era la mayor RESPONSABILIDAD que todo ser humano puede tener. Saber que todos estamos para ayudar, alentar, comprender a los demás. No solo somos responsables de lo que nos pasa o no, sino también de quienes nos rodean a través de nuestro trabajo o actitudes.
Y si tenemos una responsabilidad, no podemos reclamarla cuando nos venga en gana. Él sabía que tenía que ser LEAL consigo mismo. Si realmente quería ser feliz, si quería dejar un legado, tenía que ser leal con lo que sentía, con lo que quería en la vida.
Pero dudaba que la vida, le reporte todo ese esfuerzo, servicio que daba a los demás. Porque siempre le habían enseñado que antes de dar, teníamos que recibir. Pero así no va la vida, la vida se basa en la RECIPROCIDAD.
Cuanto más daba, cuanto más se daba a los demás, más recibía. No cuando a él le hubiera gustado, pero siempre la vida, le recompensaba de una manera, por todo los esfuerzos realizados.
Creía que la vida, era sólo él. Pero se daba cuenta que había DIVERSIDAD rica de la que no había bebido ni aprendido.
Diversidad de ideas, que hacían que su mente se abriera. De personas que les enseñaba un mundo que tenía oculto hasta entonces para él o de libros que tenía miedo a leer, y le transportaban a un mundo de ilusión, fe y motivación.
Así era como aprendía. A través de las experiencias que el presente le daba. Porque sabía que la vida solo eran 3 cosas, el pasado era ya pasado, pasando ya solo un segundo, lo que dijeran los demás no tenía que afectarle y que tenía que recorrer la vida, cada segundo sonriendo… la vida era eso, APRENDIZAJE, y es lo que hacía en todo momento.
Todos quienes lo veían decían que le pasaba. Le notaban RENOVADO, Y eso había hecho, renovaba constantemente sus pensamientos, sus acciones, sus sueños. Porque aunque muchos los habías conseguido, sabía que no podía quedarse viviendo de las rentas. Que la vida es cambio y que siempre te pide, que des más de ti.
Llegaron los últimos días de esta persona que aún siendo adulto sabía que tenía un dentro de él.
¿Qué sintió que aprendió de su transformación?
La mayor ENSEÑANZA que un ser humano puede sentir que ha recibido de la vida, es que la presencia, el darlo todo de uno mismo es lo primodial,
La coherencia entre sus sentimientos y acciones, es el mayor legado que podemos dejar a quienes nos preceden.
Es el mayor éxito que un ser humano puede sentir durante su vida. Y sólo tenemos una vida, así que no esperes
¿Cómo es el cuento de tu vida? ¿Cómo te gustaría que fuera?
No hay comentarios:
Publicar un comentario