miércoles, 1 de diciembre de 2010

La química de la fe

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La química de la fe

Por el factor psicológico o “efecto nocebo” hay enfermos sin causa real, la dopamina y la actividad opiácea bajan, e incrementan el dolor. Los placebos producen una reacción inversa, así la sugestión mejora o empeora la salud. Creer en lo malo afecta la química cerebral y más si es inducida por un médico o se teme por una maldición.

En los 70, a Sam Schoeman le diagnosticaron un cáncer terminal y murió pero el tumor era muy pequeño y sin metástasis. No murió de cáncer, sino por creer que moriría.

Si te dan por muerto y te lo crees eso te conducirá a la muerte o al menos la propiciará. La situación del médico es difícil: por un lado el paciente tiene derecho a saber, pero esto hace más probable que experimenten una enfermedad.

Neuroplasticidad. El cerebro se formatea con la experiencia, la educación y aquello sobre lo que medita. El desarrollo no resulta de la cantidad de neuronas sino de como se usan. Las redes neuronales emanan de la acción, del pensamiento y las creencias.

El poder inteligente es querer con eficacia. Si nos domina un pensamiento light nadie sabe lo que quiere ni posee metodología intelectual. Rita Montalcini obtuvo el premio Nobel por aislar el factor de crecimiento neuronal. A los 101 años se mantiene activa y lo explica por su neuroplasticidad. Mueren sus neuronas pero las que sobreviven se reorganizan sostenidas por la curiosidad y la pasión. Se comprobó que cerebro de Einstein era igual al de cualquiera, la diferencia estaba en cómo lo hacía funcionar.

Dialogar con uno mismo. Séneca decía que “las palabras o se convierten en hechos o no sirven para nada”. El lenguaje es el arquitecto del pensamiento. Eliminando términos como siempre, nunca, todo, nada, amigo, enemigo, se reconocen los matices de la realidad. Al pensamiento se lo ayuda con mejores palabras. “Por qué” orienta a buscar la causa. “Cómo” lleva a la acción, a imaginar el futuro. “Fracaso” es una declaración de culpa, “error” induce a reintentar, remite a aprender. “Problema” tiene una connotación estática, “objetivo” moviliza hacia el logro. Hay un “no” paralizante y otro que descarta lo que no sirve. El “sí” estimula a experimentar a que si las cosas no salen variemos el cómo. Einstein dijo que “el que hace lo mismo obtiene el mismo resultado”.

Empowerment, el poder interior. Ford afirmó que “siempre tenemos razón, si creemos que nos irá bien o que nos irá mal”. La imaginación crea su propia realidad porque la realidad subjetiva la dirige. El cerebro ejecuta el guión que recibe y crea el futuro según el lente que utiliza. El pasado ofrece su memoria pero no sirve ante el problema porque nunca existió. El futuro moviliza al presente a través de la esperanza. La fe mueve montañas y si el deseo es grande el obstáculo se vuelve pequeño.

El creyente no piensa, es regido por creencias, no por razones, ideas, deseos y hechos. Por eso hay religiones que ofrecen vida feliz o paz eterna por el 10% de las ganancias. Si la educación enseñara a usar el cerebro y a conocer al genio interior liberaría el enorme poder interior del empowerment y su motor que es el deseo. Hoy sólo no ofrece un radar para imitar a ricos y famosos y no la brújula del autodescubrimiento. El futuro no existe debemos inventarlo y si lo hacemos nos regalará el mejor de los presentes. En 1ra persona los verbos creer y crear dicen lo mismo: Yo creo.

La visualización creativa. Es imaginación aplicada a lograr el deseo. Es como soñar despierto y diseñar el futuro. Según Walt Disney “si lo puedes soñar lo puedes hacer”. Primero debes ver el resultado, la visión aparece primero. El método existe pero no lo puedes ver sin visualizar tu deseo. Hasta el avión se creó antes en la mente del hombre.

Visualizar un deseo es el hábito productivo de hacer un ensayo previo al estreno. Resulta más fácil conseguir lo que experimentamos mentalmente. Los ejercicios mente-cuerpo evocan poderosas imágenes con anclajes psicofísicos. Lo verbal ayuda con frases afirmativas, cómo: ” Soy el que seré”. Los amigos de la derrota son los nervios, falta de espíritu de lucha, baja confianza o autoestima, fatiga, miedo. La gimnasia mental es visual, hay que imaginar mejor para progresar.

Imaginación y voluntad La imaginación vence. Imagine que cruza por una tabla a 500 metros de altura. Temerá caer, pero si la tabla está en el piso el temor desaparece.

Músculo y cerebro son una pareja ganadora si se imagina el desenlace positivo, como si se hubiese producido. La ejecución complementa la visión y refuerza la memoria.

Jack Nicklaus, campeón de golf, recorría el terreno antes, hacía la película de la jugada, sentía su mano, el palo, la bola, asociados a la escena y la activaba al comenzar a jugar.

El miedo tiene como imagen al fracaso. Más se esfuerza uno en combatirlo más crece. Entonces aparece la atracción fatal del obstáculo y Mente-Cuerpo marchan hacia él. Lo mejor es dirigir la imaginación en positivo y tener confianza en uno mismo. Eso se consigue con la sensación clara del movimiento correcto y de desafío.

“Mente sana en cuerpo sano”, uno se enferma cuando el otro lo está. Lo destructivo de la enfermedad, es no saber enfrentarla. El cuerpo ejecuta lo que piensa la mente, el intelectual lo hace con palabras y conceptos, el hombre de acción con personas y cosas. El “Creactor” los combina. El estado de flujo, de productividad plena, alinea los recursos en dirección a la meta. Entonces el cerebro abre su fábrica de endorfinas y el jugo de la inteligencia circula por las redes neuronales, creando oleadas de bienestar y de placer. La derrota se radica en un cerebro estático. Se la combate con otra educación. Esa que dice que educar es obtener de nosotros lo mejor que tenemos.

Pasión por el futuro. No se triunfa sin pasión por crear el futuro donde está el deseo y la fuerza necesaria para realizarlo. La visión define la meta y anticipa la imagen del éxito edificando el futuro sobre los mejores deseos. Llegar es la clave porque el futuro es el lugar donde pasaremos el resto de nuestros días.

La historia de las naciones muestra que triunfan las que crearon su proyecto país y que cayeron en desgracia cuando ese futuro se esfumó. Quién no sabe reinventarse se limita a tomar actitudes prestadas, ideas de segunda mano, a adaptarse en lugar de sobresalir.

Martin Luther King dijo: “Tengo un sueño: que nuestros hijos sean juzgados por su carácter y no por el color de su piel”. Su visión respondía a una demanda de justicia y trascendió a su creador, de modo que muchos años después millones de personas lucharon, y luchan, por alcanzar ese ideal.

Los sueños se agotan y deben renovarse. Pensamiento y acción crean un poder al alcance de todos. “La visión sin acción no pasa de un sueño. La acción sin visión sólo es un pasatiempo. Una visión con acción puede cambiar el mundo” dijo Joel Barker.

Los que construyen su futuro, construyen también el de los otros. Emprender es ya una cuestión de sobrevivencia porque no podemos parar de soñar. El sueño es el alimento del alma. El síntoma de la enfermedad que mata los sueños es la falta de tiempo, pero las personas más ocupadas tienen tiempo para todo y las que no hacen nada se cansan.

“¿Por qué y para qué tengo que hacer esto?” Es la clave para saber si uno conduce o es conducido. La vida no se basa en las respuestas, sino en formular mejores preguntas.

El descontento productivo es sentir que algo se nos escapa. Como los sueños se agotan los debemos reemplazar. Por eso la felicidad no consiste en conseguir lo que queremos, sino en querer lo que conseguimos. Toda gloria es fruto de intentar ser mejor. No es una tarea fácil, a la vuelta de la esquina siempre espera una tragedia. Pero los ideales, los sueños, el futuro y las metas se corrigen en la ruta navegando por las aguas del cambio. Feliz es el que sabe cambiar para seguir siendo el mismo.El feedback con la realidad impedirá que sus errores se conviertan en hábitos. La química de la buena fe circula siempre por el líquido amniótico de la creatividad.

Dr. Horacio Krell. Director de ILVEM, entidad dedicada al desarrollo de la inteligencia humana. horaciokrell@ilvem.com

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