La mente es como el espejo de la vida. Al nacer es una página en blanco a completar con la imitación del ejemplo familiar, la educación y la experiencia. Hoy internet se suma a la tarea. El producto que se presenta al público no es la verdad porque vender es lo que importa y muchos funcionarios son sospechados de fraude o de tráfico de influencias. La sociedad se construye entre todos. O aportamos algo valioso o estaremos en la producción y venta de espejitos de colores.
La memoria posee cuatro funciones: 1) Entrada. 2) Retención. 3) Duración. 4) Recuperación. A veces funciona mejor que una PC, y en otras, no puede retener dos números de siete cifras.
Retenga este número de teléfono: 901 – 0347. Ahora recuerde el: 795 – 2118. Cierre los ojos e intente evocarlos. Uno casi seguro se habrá borrado. La paradoja que encierra la memoria de corto plazo es que si nos detenemos para registrar, no podremos recibir nueva información.
Memoria sensorial (MS), de corto plazo (MCP) y de largo plazo (MLP) son las divisiones temporales de la memoria. La paradoja es que la capacidad de 7 dígitos de la MCP contrasta con la inagotable capacidad de la MLP, capaz armar una red asociativa con la comprensión que es su herramienta, para organizar la información, tal como ocurre en un film, que se graba en la memoris sin esfuerzo alguno. Lo importante es poder relacionar lo nuevo con lo viejo de manera tal que se evoquen mutuamente mediante asociaciones : “Esto me hace acordar que …”El espejo cerebral de la realidad es interno e invisible, son millones de neuronas interconectadas.
Sin memoria seríamos vegetales: incapacitados para ver, oír, pensar o crear. No tendríamos identidad. Gracias a ella podemos mirar hacia atrás y afirmar: “Somos lo que recordamos”.
En la vida cotidiana contamos con un instrumento educativo: “el espejo de la mente”, un diario íntimo que refleja lo que nos importa para controlarlo temporalmente. Es algo así como el back-up que se utiliza en informática para resguardar la pérdida de información ante cualquier accidente.
Dadme una palanca y moveré el mundo. La memoria puede ser comparada con un sistema computarizado o valorando su capacidad de seleccionar información, procesarla y registrarla. El archivo humano funciona con principios orientadores: el interés personal y la libertad de elección.
La memoria debería funcionar como un imán que atraiga las observaciones pertinentes y las dirija a los sectores con los cuales se relaciona, ya que lo nuevo se aprende a partir de lo viejo.
Si la información y los estímulos se orientan a sí mismos el resultado es el olvido. Por el contrario, si se logra gobernarlos, aumenta la capacidad del sistema para la acción. Aprender a retener lo que vale la pena, a recuperarlo en el momento justo y a olvidar lo innecesario, produce una memoria útil: la memoria palanca. Parafraseando a Freud una memoria que olvida cuando quiere olvidar.
La función clave del cerebro es producir ideas. La educación enfatiza una memoria de enciclopedia, una memoria no pensada para pensar. Y una mentalidad práctica prioriza la experiencia, como hacer más de lo mismo. Pero la experiencia se adquiere practicando y resolviendo problemas distintos.
Para ser sabio no basta con información, conocimientos y experiencia; hay que saber combinarlos. Producir inteligencia demanda recursos estratégicos que dinamicen el universo de la experiencia: los hechos que pasan, los signos que los representan y las ideas que surgen del intercambio.
Hay un espejo interno que refleja los hechos, ya que no se pueden guardar en formato físico sino en neuronas y en cadenas neuronales. Se debe crear un espejo externo que lo represente y que pueda influir e interactuar sobre el interno. Sin métodos el cerebro opera al azar y en piloto automático.
No me acuerdo la contraseña. Una contraseña o clave (password en inglés ) otorga el acceso a algún recurso. La contraseña es secreta, es sólo para los que tienen permiso. Para ingresar se les solicita una clave; si conocen la contraseña, se concede o el acceso a la información.
Un grupo de policías investiga a un grupo de delincuentes que trafican en un local. Desde un coche camuflado vigilan la entrada. Quieren infiltrar policías, pero no saben la contraseña. En ese momento llega un cliente. Llama a la puerta y desde el interior le dicen: “18”. El cliente responde: “9”. La puerta se abre y accede. Los policías se miran, creen tener la respuesta. Pero deciden esperar. Viene otro cliente. Desde dentro le dicen: “8”. Él responde: “4”. La puerta se abre. Los policías sonríen. Ya lo tenemos. Se trata de responder la mitad del número que te dicen desde adentro. Llega otro cliente. Le dicen: “14”. El cliente contesta: “7”. La puerta se abre. “¿Lo ves?” dice el jefe de policía. Deciden enviar a un agente. Llama a la puerta. Desde dentro se oye: “6”. El policía contesta muy convencido: “3”. Pero la puerta no se abre. Se oye una ráfaga de disparos y el policía muere. ¿Por qué? Porque la clave no era esa, era la cantidad de letras.
El policía debía responder “4”. Ese error le costó la vida.
El uso de contraseñas se remonta a la antigüedad: los centinelas que vigilaban una posición solicitaban el «santo y seña» al que quisiera pasar. Sólo ingresaban los que lo conocían. En la era tecnológica, las contraseñas son usadas para controlar el acceso a sistemas computarizados protegidos, teléfonos celulares, decodificadores de TV por cable, cajeros automáticos, etc.
Balance entre seguridad y comodidad. Las contraseñas son la primera línea de defensa contra los piratas informáticos. Asignar la misma contraseña a todas las cuentas es como utilizar la misma llave para cerrar la casa, el coche y la oficina, si alguien tiene acceso a una, todas las demás estarán en peligro. Puede ser incómodo, pero con varias contraseñas, se estará más protegido. Anotar las contraseñas protege de las fallas de la memoria. Pero no deben quedar a la vista de nadie. Se aconsejan crear contraseñas largas, formadas por números, letras y símbolos. Cuanto mayor sea la longitud, mayor será la dificultad para averiguarla. Para reforzar la memoria puede ser una frase que sólo uno conozca y que permita ayudar a recordarla.
Una buena fórmula es seleccionar lo que es necesario recordar. Antes se recordaba lo que ahora se registra, números de teléfono, fechas de cumpleaños y vencimientos, tablas de multiplicar. Hoy estamos desbordados por un sinfín de claves y contraseñas que debemos recordar.
El exceso de información termina convirtiendo el espejo en espejismo, altera el estado anímico, nos piden que con frecuencia modifiquemos los datos para evitar el robo o piratería. No es que hayamos perdido la memoria sino que estamos desbordados por un sinfín de claves, códigos o contraseñas.
La memoria de “Funes el memorioso” – el personaje de Borges - era tan habitada por nimiedades que su vida era un tomento. Recordaba todo lo que le pasaba pero le faltaba capacidad de selección y de olvido, que otorgan el espacio para la creación. El olvido también es importante.
Nos suelen solicitar o aconsejar: que la contraseña no incluya nombres, apellidos o fecha de nacimiento, que sea alfanumérica, que incorpore mayúsculas y minúsculas. Más allá de que todo queda registrado, cada día es más lo que debemos recordar. La estrategia personal consiste en elegir contraseñas que nos ayuden a asociar datos y encontrar rápido la llave para abrir el cofre.
La MCP es la que necesitamos para evocar a diario. La MLP, almacena información que alguna vez hemos considerado de importancia. Ambas se complementan o se interfieren Lo aprendido y sellado a fuego suele ganarle la pulseada a lo nuevo que incluso no es reconocido. Quienes dicen recordarlo todo o vivir del tiempo pasado, corren más riesgos de perder la información que necesitan a diario. La contraofensiva es seleccionar y jerarquizar aquello que es realmente necesario recordar.
Neuróbica, la gimnasia mental. Otra alternativa es enviar a las neuronas al gimnasio. Existen rutinas de entrenamiento y recursos mnemotécnicos: leer sigue siendo el mejor ejercicio, se puede volver a hacer cuentas sin calculadora, crucigramas, cambiar el recorrido habitual de nuestro camino al trabajo y hasta dejar de vivir pendientes del reloj, de celular y de los otros.
Si hay algo que debemos evitar es lo que nos confunda más. La incertidumbre, por falta o exceso de información, alimenta la ansiedad, el estrés y la angustia. Hay límites, desafiarlos más allá de lo posible o aconsejable sería condenarnos a seguir perdiendo la memoria.
Claves de la memoria. ¿Qué es más importante: el capital previo con el que ya se cuenta o la capacidad de incorporar lo nuevo?, ¿Qué importa más: desarrollar la capacidad o aprender las reglas mnemotécnicas? Mientras la tecnología sube por el ascensor, el hombre desciende por la escalera. La información que necesita crece exponencialmente mientras que su capacidad de selección y asimilación se mantiene constante o bien disminuye. La prisa por resolver todo lleva a correr con la “mentalidad del bombero”: apaga el fuego sin averiguar la causa por la cual cada vez apaga más incendios. En lugar de buscar la clave de la memoria recurre a la viveza (que incide sobre los efectos) en lugar de apelar a la inteligencia (que opera sobre las causas).
La escritura es el primer enemigo de la memoria cuando en lugar de recordar algo, se lo registra en la agenda. La paradoja moderna es que todos tenemos reloj pero no tenemos tiempo. La vida nos examina continuamente y no tenemos el tiempo ni los archivos a mano, porque vivimos anotando. El registro reemplaza a la memoria. Y google se ha convertido en nuestra biblioteca circulante.
Buscando soluciones para la memoria se inventó la mnemotecnia. Simónides de Ceos la aplicó en el año 477 a. C. Y pudo recordar los nombres de todos los comensales desfigurados, cuando por un accidente se cayó el techo durante una cena.
La mnemotecnia puede ser un recurso de la viveza para no afrontar el problema central: por lo general, se usa solo el 10% de la capacidad. Y por falta de un “software” o metodología intelectual (la función de la mente), el “hardware” (el cerebro) rinde cada vez menos.
La mayor parte de la gente no sabe cómo funciona su cerebro. Sabe que lo lleva puesto pero no cómo optimizarlo. El problema crucial es motivarse a uno mismo para lograr un alto nivel de energía disponible y maximizar el rendimiento. La eficacia tiene que ver con el resultado y la eficiencia con hacer las cosas bien. La clave es combinar eficacia y eficiencia.
Hay que cumplir con el legado de los griegos. Cuando Sócrates dijo “conócete a ti mismo“, afirmó la importancia de adquirir un sentido de identidad. El hombre ya no se conoce a sí mismo, y ha perdido la inmunidad ante las enfermedades. Se mueve como una hoja arrastrada por el viento.
El imperativo socrático, nos induce a que escuchemos la voz de la conciencia pero la educación no da instrucciones prácticas para que cada uno pueda alcanzar el autoconocimiento de su identidad, que engendra el poder de constituirse en el arquitecto creador del propio destino.
Conocerse a uno mismo, desarrollar el potencial, adquirir una metodología que permita conseguirlo; son las claves que se necesitan para obtener el poder personal, ya que poder es querer con eficacia.
La persona de éxito utiliza memoria como la palanca de su crecimiento porque sabiendo lo que quiere, administra bien el tiempo y la mente, siente pasión por lo que hace y ejecuta con precisión lo que desea. Ha entrenado su mente, se ha capacitado para transformar su espíritu en materia.
Ejercicios de entrenamiento.
1) ¿Puede recordar conceptos en orden sin anotarlos?. Lea una sola vez las siguientes palabras y luego intente recordarlas en el orden correcto. SOMBRERO – PERRO – LAGO – ALMOHADA – PANTALLA – VÍBORA – SOGA – PRESIDIARIO- LAPICERA- PLATO-
2) ¿Es capaz de mantener la concentración?. Lea una sola vez el siguiente texto y cuente mientras lee el número de efes (“F”) que posee
FINISHED FILES ARE THE RE-
SULT OF YEARS OF SCIENTIF-
IC STUDY COMBINED WITH THE
EXPERIENCE OF YEARS
EXPERIENCE OF YEARS
3) ¿Sabe usar su memoria con inteligencia?
¿Cuál era la montaña más alta antes de que se descubriera el monte Everest?
4) ¿Cómo utiliza el dibujo para recordar?. Utilizando solamente círculos y rectas dibuje las siguientes palabras: OBEDECER – DESESPERACIÓN – TRIUNFO – VEJEZ
5) ¿Cómo recordaría esta clave?
C12101492R25051810
Las claves correctas
1) Clave: use y relacione sus dos hemisferios cerebrales.
Repuesta: Póngase el sombrero, ahora el sombrero lo tiene puesto un perro, vea al mismo perro en el lago, la almohada está en el lago, la almohada está en la pantalla del cine, la víbora aparece en la pantalla del cine, una soga ata a la víbora, la misma soga ata al presidiario, el presidiario toma una lapicera, esa lapicera está en el plato, usted toma el plato. Ahora intente recordar las 10 palabras.
2) Clave: no existe una segunda oportunidad para la primera impresión.
Respuesta: son 6 letras F.
3) Clave: genere buenas ideas, la imaginación es más importante que el conocimiento.
Respuesta: era el monte Everest , sólo que todavía no había sido descubierto.
4) Clave: Si no sabe dibujar aprenda grafosíntesis.
Respuesta:
5) Clave: busque la causa que genera la serie.
Respuesta: Colón descubrió América, La Revolución de Mayo.
Los símbolos sociales. Los emblemas colectivos (banderas, sellos, escudos) tienen un especial anclaje del significante (símbolo) con su referente (cosa o persona). Es eficaz cuando de lo reconoce como unívoco y legítimo de lo que representa. El gorro frigio de la república, la cruz de los cristianos, la estrella de David de los judíos, no son arbitrarios; se anclan al hecho mítico en el cual aparecieron, cargándose de un aura más fuerte que otros significantes; y los supera.
El símbolo de la lucha de las Madres de Plaza de Mayo, fue su pañuelo atado a la cabeza. El éxito del signo fuerza a la sociedad a recurrir a él para garantizar una lectura inmediata del referente. Y de tanto repetirlo lo naturalizan. Muchos son creados artificialmente, sin base en experiencias colectivas; y respaldadas en la legitimidad de sus creadores. El anclaje se desplaza del contexto histórico al creador, erigido en contexto legitimador del emblema creado. Ambos procesos (el espontáneo y el voluntario) responden a la potencia simbólica del significante emergente, por su localización privilegiada. Siempre existe una motivación que favorece su convencionalidad.
El signo identificador privado (persona, empresa, organismo) es producto la soberanía autosimbolizadora y se naturaliza por la tenacidad de su uso. En cambio, el identificador colectivo (ciudad, país, región, comunidad, congregación) está en relación de servidumbre con el imaginario social y de su contexto. La identificación colectiva eficaz se sustenta en la creación de ese signo no es fruto de una invención sino de un hallazgo. No prueba el genio de su autor sino su modestia, objetividad y sentido común. El diseñador que aspire, por ejemplo, a crear una marca-país deberá hacer el enorme esfuerzo de hacerla parecerse a la gente normal. La misión de ese signo no es sorprender, persuadir, ni siquiera describir a una comunidad. Mucho menos será la de demostrar la creatividad del autor. La misión primera de una marca-país es ser aceptada por su comunidad como emblema propio y legítimo, no arbitrario ni impuesto. La irrelevancia y fugacidad de la mayoría de las marcas-país, la absoluta indiferencia que siente por ellas la población (o sea, el fracaso de estos signos) dan prueba de que nada de lo anterior es tomado en cuenta por sus creadores.
Todos somos una marca. Dicen que soy austero, podría haber afirmado Bergoglio ,parodiando a De la Rúa. Según ese pensamiento, aunque no salgamos a la calle como los hombres sándwich que caminaban por Londres en 1830 para publicitar sus comercios, todos somos una marca.
Rápidamente se expusieron los atributos que Jorge Bergoglio quiere imprimir a la jerarquía eclesiástica, “la marca Francisco”. Tom Peters lo afirmó en sus artículo: una marca llamada vos, una suerte de escrito fundacional, cuyo consejo clave interroga: qué me diferencia de los demás.
El universo de austeridad que el ex arzobispo de Buenos Aires comenzó a edificar a partir de sus gestos y acciones alimenta una construcción de imagen de marca que comunica un mensaje preciso de cara a su gestión. Incluso la elección del nombre que debió hacer se emparenta con la búsqueda que emprende cualquier compañía cuando debe bautizar a una marca, un proceso que técnicamente se denomina naming.”Dicen que soy austero“, podría haber afirmado Bergoglio si hubiera tomado las riendas de una imaginaria contienda electoral para suceder a Benedicto XVI.
Dos argentinos crearon el buscador BerGoogleo, en honor al nuevo Papa Francisco. Una diferencia con Google, es que cambiaron el nombre del botón de búsqueda “Voy a tener suerte”,por La novedad provino del ingenio de dos creativos, Santiago Darmandrail y Hernán Durlach.Su idea fue combinar el buscador más popular de la web y la imagen de Francisco.
BerGoogleo se basa en el motor de búsqueda del propio Google, y su diseño es similar al del buscador de Mountain View. Sin embargo, cuenta con algunos simpáticos cambios.
El clásico botón de Google, ”Voy a tener suerte”, ahora es “Dios me ayudará”. Además, posee un link directo para acceder a la biografía cristiana del nuevo papa, y otro para seguirlo en Twitter. /
BerGoogleo se basa en el motor de búsqueda del propio Google, y su diseño es similar al del buscador de Mountain View. Sin embargo, cuenta con algunos simpáticos cambios.
El clásico botón de Google, ”Voy a tener suerte”, ahora es “Dios me ayudará”. Además, posee un link directo para acceder a la biografía cristiana del nuevo papa, y otro para seguirlo en Twitter. /
Palabras y signos dejan huellas mentales poderosas. Víctor Hugo publicó Los Miserables y luego viajó. Quiso saber si el libro se vendía. Compró una tarjeta postal y escribió un signo: “?”. Su editor contestó con un signo ingenioso que no dio lugar a dudas ¿Qué dijo?: !
También con un nombre nace una identidad. El nombre que deciden nuestros padres es un contrato que condiciona nuestra libertad. Un nombre repetido es una fotocopia, si hay muchas queda devaluado. El nombre impacta sobre la mente, es símbolo de la personalidad, un talismán o una prisión. Si por narcisimo se repite el nombre de un ancestro pueden hacer repetir en otros su destino. Encierran programas mentales: semillas de árboles frutales o de plantas venenosas. Barrick Gold (oro en inglés) es el mayor productor de oro. Un nuevo nombre puede cambiar una vida y hacerla crecer. Bergoglio lavó con agua bendita las letras de su nuevo nombre, las perfumó con una flor y lo puso en el altar. Francisco es hoy su nombre propio, es el nombre que quiso tener.
Las contraseñas en la ficción. Las contraseñas aparecen con frecuencia, sobre todo en la ciencia ficción. Las siguientes son algunas de las más conocidas:¡Ábrete, Sésamo!: Contraseña para abrir la caverna del cuento árabe anónimo Alí Babá y los cuarenta ladrones.Rumpelstiltskin: Nombre del duende mágico “Rumpelstiltskin”, del cuento del mismo nombre.Otros ejemplos: Cuando Harry Potter proporciona una contraseña a una pintura mágica para entrar a su dormitorio.
El espejo del pueblo. En un día de elecciones se veían en la pantalla: Ayer falleció la persona que impedía tu crecimiento, debes concurrir al velorio antes que puedas votar. A nadie le gustó perder el domingo pero sintieron curiosidad por saber quién era ese que impedía el crecimiento del país. La agitación fue grande y las fuerzas de seguridad organizaron la fila en el velorio. Cerca del medio día la excitación crecía. Qué bueno que el infeliz murió, decían. Uno a uno miraron al difunto y tragaban saliva. Se quedaban un rato en silencio, como si les hubieran tocado lo más profundo de su alma. En el fondo del ataúd había un espejo donde se veían a sí mismos y una leyenda que decía: Sólo existe una persona capaz de limitar tu crecimiento: ¡ERES TU MISMO! El mundo es un espejo que devuelve tus actos. Tu vida no cambia si tu gobierno o tu jefe cambian, si tus amigos cambian, si tus padres cambian, si tu pareja cambia. Tu vida cambia si tú cambias. Eres el único que puede hacer una revolución en tu vida. Eres el que puede perjudicar tu vida, y la única persona que se puede ayudar a sí mismo. Tú eres el responsable de tu vida. La manera en que vives tu vida es lo que hace la diferencia. Tu cerebro crea tu futuro, invierte en él. Dijo Franklin saca el dinero de tus bolsillos para llenar tu mente. En ese caso la mente se encargará de reponer con creces tu inversión.
Anclarse al espejo. El anclaje es una técnica diseñada para acceder a nuestros mejores recursos o a los estados deseados en el momento en el cual los necesitamos. El reflejo condicionado es una forma de reacción común que, por ejemplo, ante una comida apetitosa, nos hace salivar o con sólo hablar de comida, que se nos haga agua la boca.
Pavlov, médico ruso, observó que su perro al oír los pasos de quien le traía la comida comenzaba a salivar. Se preguntó si otro estímulo, como el sonido de una campana, podría también provocarla. Varios días repitió la secuencia: sonido de la campana-presentación de la comida, el perro comenzó a salivar al escuchar el sonido de la campana, aunque no hubiera comida.
Muchas conductas se aprenden por condicionamiento, al descubrir que nuestros actos tienen consecuencias positivas o negativas, somos capaces de anticiparlas y modelar nuestra conducta. Sabemos que si no aprobamos la materia, sentiremos insatisfacción y aunque nuestra tendencia natural nos aleja del estudio, modificamos la conducta para lograr resultados satisfactorios.
Anclarse a los mejores momentos. Podemos como Pavlov condicionarnos para mejorar nuestro rendimiento. Se trata de cambiar sentimientos negativos mediante un estímulo previamente seleccionado y practicado para generarlo. Ejemplo: para estimular a un grupo en una fiesta patria el himno o la bandera suelen ser los estímulos necesarios para provocar la intensidad requerida.
En la vida el anclaje se instala muchas veces por azar o impuesto desde afuera, por la costumbre, la publicidad o los políticos. Lo mejor que podemos hacer es desterrar los anclajes negativos y retener o generar los positivos. La técnica del anclaje consiste en observar o provocar el estado deseado, asociarlo a un estímulo, que una vez memorizado permitirá reproducirlo cuando se lo requiera.
En el punto culminante en el que la intensidad del estado es máxima, se presenta el estímulo exclusivo, y se lo repite tantas veces como sea necesario. Por último se lo pone a prueba.
Ejercicio de anclaje: recuerda o crea usted un estado deseado, en su punto de máxima intensidad intercala el estímulo, repítelo hasta que queden perfectamente asociados, repásalo, ponlo a prueba en situaciones diarias. Un mismo anclaje puede utilizarse en diversas situaciones, por el principio de que el éxito llama al éxito. Instalar estados es parecido a instalar un software para la computadora.
Para calibrar o modificar un estado es fundamental considerar todos los aspectos, mirada, voz, sensaciones internas, postura, respiración, color de la piel, postura, etc. Al colapasar o comparar imágenes se logra eliminar las negativas, porque el cerebro asume por lo general el ángulo positivo.
Ejemplo: Crear o transferir al puño derecho la imagen positiva, luego al izquierdo la negativa. Luego iguala vertiendo el contenido del derecho sobre el otro, y siente luego el cambio provocado.
La etapas del anclaje. Primero: Recuerda un momento en que actuaste de un modo excepcional y que te gustaría repetir en una situación nueva. Segundo: Revive con todos los sentidos la experiencia hasta sentirla intensamente. Esto implica ver, escuchar, sentir, en plenitud. Tercero: Busca un lugar en tu cuerpo donde guardar esa experiencia, por ejemplo en la oreja derecha.
Cuarto: Pon un dedo sobre la oreja derecha para instalar el ancla. Con los ojos cerrados debes percibir la experiencia en un estado de concentración durante algunos segundos. Quinto: Control de calidad. Comprueba si al colocar el dedo en la oreja se reproduce la experiencia, en caso contrario debes calibrar hasta lograrlo. Sexto: Un ancla exitosa es el comienzo, se pueden sumar muchos más recursos para tenerlos disponibles cuando la situación lo requiera.
Aprender a anclarse a los mejores momentos y a las mejores respuestas es aprender a obtener los recursos de una batería interna que se recarga con cada experiencia. Aprender a usar el cerebro es mucho mejor que dejarlo en piloto automático porque le podemos dar una dirección. Como dijo Séneca: no existen vientos favorables para el que no sabe a qué puerto quiere llegar.
No mires por el espejo retrovisor. Crea el espejo del futuro mediante un diálogo apreciativo que produzca tsunamis de esperanza en tu mente como les ocurre a todos los que creen en el cambio.
Europa devaluó los símbolos que la cohesionaban, pero Latinoamérica todavía es capaz de creer en la buena fe y en el compromiso con la palabra. Para liderar a otros y para liderarse a uno mismo el verbo es tu arma de trabajo. Con la confianza puedes terminar con la inhibición, lo negativo y el resentimiento. Confianza que, sin mucho asidero al principio, se consolida luego con los resultados al conocer la causa de tu sufrimiento. La resiliencia te evitará caer en la depresión, es la capacidad de creer que lo que no te mata te fortalece, cuando la guía un líder santo.
Los hugonotes creían que la hostia era el símbolo del cuerpo de Cristo. Los católicos que el pan era su cuerpo. Libraron una guerra inútil: es lo que en el pensamiento hace cuerpo, enciende la pasión y las ganas de vivir. No cambies nunca la hostia por un alfajor, dijo Francisco, el nuevo papa: Cuando el dulce de leche se derrite hay un cochinero en las iglesias. Palabras como ejemplo y no como relato. Creer y crear afirman lo mismo en la primera persona del singular. Dicen “Yo creo”.
Dr. Horacio Krell. CEO de Ilvem. Dicta conferencias gratuitas sobre métodos para optimizar la inteligencia. Mail de contacto horaciokrell@ilvem.com
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