Cuenta la leyenda que hace algunos años, Matt, un joven exitoso tenía todo necesario para vivir cómodo y feliz; una estupenda casa en un condado de Winsconsin, a sólo 30 minutos de su trabajo en la Ciudad de Milwaukee, con jardines amplios y floridos. Vivía en uno de los mejores lugares en la zona, que en su mayoría podría considerarse rural. En su patio trasero tenía un asador que usaba con frecuencia para reunirse con sus amigos los domingos, después de ver un partido de Football Americano, tenía su cuatrimoto para transportarse al supermercado los fines de semana, incluso un hermoso Labrador Retriever… pero su vida estaba a punto de cambiar para bien, pero eso implicaba hacer algunas modificaciones drásticas en su estilo de vida.
En su trabajo recibió una inmejorable propuesta; un ascenso laboral, nada menos que Vicepresidente de la compañía para la que trabajaba con sede en New York, donde debía mudarse en caso de aceptar. Después de mucho pensarlo, aceptó y viajó a la metrópoli una semana antes de tomar el puesto para conseguir su nuevo lugar para vivir. Encontró un estupendo departamento que reunía todo lo que el deseaba, Una inmejorable vista a Central Park, a cinco minutos a pie de su nueva oficina, recién remodelado, portero, vigilancia, jacuzzi, y terraza pero…la administración prohibía mascotas.
Con todo el dolor de su corazón ofreció su perro Labrador a todos sus conocidos y familiares en Winsconsin, pero nadie lo aceptó. Esta situación lo tenía muy preocupado porque cada vez más se acercaba el momento de mudarse. Una noche mientras charlaba con su mejor amigo en el bar, conoció a quien se convertiría en uno de sus más grandes mentores, se traba de un tal Jobs, conocido como uno de los mejores vendedores en todo el estado. Durante la charla salió a colación el problema que tenía con su Labrador, que a pesar de ser un perro hermoso, bien portado y dócil, nadie lo había aceptado. Entonces Jobs le preguntó:
-¿En cuánto lo estás vendiendo?
- ¿Vendiendo? Para nada, lo estoy dando en adopción respondió Matt.
- ¿Y cómo lo has ofrecido?
- Muy sencillo, tomo el teléfono y llamo a cada persona que conozco para preguntarles si quieren un perro labrador. Incluso les he ofrecido pagar su manutención durante el primer año.
- Sabes, dijo Jobs. La gente no sabe lo que quiere, por lo menos conscientemente. Te voy a ayudar a resolver tu problema. ¿Te parece si nos vemos mañana en la mañana? Tengo una idea que deseo compartir contigo.
- ¡Claro, mañana nos vemos!
Al día siguiente, Jobs llegó en su auto, Matt subió y se dirigieron hacia uno de los mejores ranchos de todo Estados Unidos, cuando llegaron, Matt comentó que el señor era un cascarrabias amigo de la familia, y uno de sus tíos ya le había preguntado si quería un perro, pero el viejo respondió con un rotundo “NO”. Jobs, sin tomar en cuenta el comentario, tocó la puerta del impotente portón de madera del Rancho, al llamado acudió uno de los trabajadores quien les preguntó el motivo de su presencia. Jobs con mucha seguridad respondió: queremos hacerle una entrevista al propietario de este estupendo lugar.
- Mi jefe no acostumbra recibir visitas de personas desconocidas.
- Es lógico, pero por favor sólo coméntale que deseamos hacer un reportaje sobre su magnífico rancho. Nunca habíamos estado tan cerca de un lugar tan maravilloso, y deseamos documentarlo.
- Cuando el propietario escuchó de parte de su trabajador el motivo de la visita de estos dos tipos, su ego se elevó al cielo y aceptó sin dudarlo.
- Pasen, pasen. ¿En qué les puedo servir? Dijo el propietario, mientras ordenaba que ensillaran tres de sus mejores caballos para recorrer el lugar.
- Mientras lo recorrían, Jobs iba enalteciendo con sus comentarios cada vez más el ego del Propietario.
- Veo que tiene decenas de caballos pura sangre. Dijo Jobs.
- Así es, poseo 120 caballos de carreras, muchos de ellos han sido campeones más de una vez.
- Y si no es indiscreción ¿podría decirnos cuánto dinero tiene invertido en ellos?
- Más de un millón de dólares, respondió orgullosamente el propietario.
- Y en su ganado ¿cuánto tiene invertido?
- Otro millón de dólares.
- De regreso del tour, el propietario les invitó a conocer el interior de su inmensa casa.
- Se sentaron en la sala, junto a una chimenea que abarcaba todo el muro del fondo del salón y entonces Jobs le comentó:
- Oiga, he observado que no tiene personal de vigilancia.
- Así es, no confío en esas personas. Son los primeros en robar.
- Y tampoco tiene un sistema de alarma.
- ¡Por supuesto que no! ¡Nunca llegan a tiempo!
- Y le voy a decir algo. Yo mismo arreo mi ganado. Hace unos años, tenía gente que lo hacía, pero me robaron algunos toros de monta.
- Entiendo, dijo Jobs. Ningún humano puede ser más confiable que un animal.
- ¡Así es! Interrumpió el propietario bruscamente.
- Definitivamente los animales son mejores cuidadores y vigilantes.
- ¡Es correcto! Respondió el propietario.
- Definitivamente un perro podría arrear mejor el ganado que uno de sus trabajadores ¿Verdad?
- ¡Claro que sí! Dijo el viejo. Y también sirven mejor que las alarmas de esas empresuchas que no hacen su trabajo.
- ¿Y dónde está su perro? Preguntó Jobs.
- No tengo respondió el viejo. Pero por lo que acabamos de platicar, creo que sería una buena idea adquirir uno.
El resto de la historia es obvio. Matt se mudó en la fecha establecida, convencido de que su perro estaba en buenas manos y Jobs se compró una nueva camioneta con el dinero que el viejo le pagó por el estupendo perro labrador.
“Cuesta demasiado diseñar productos preguntándole a la gente lo que quiere. La mayoría de las veces la gente no sabe lo que quiere hasta que se lo enseñas”.-Steve Jobs-
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