No basta con un buen raciocinio para la persuasión. También es necesario cuidar la presentación personal y la puesta en escena.
EL DÍA DE LA PRESENTACIÓN
¿Ha oído hablar de TED (tecnología, entretenimiento y diseño)? Es una organización sin fines de lucro cuyo objetivo es difundir ideas que valen la pena que se conozcan, y lo hace sobre la base de presentaciones orales.En su sitio (www.ted.com) tiene cientos de ejemplos para mejorar la calidad de sus presentaciones. Se dará cuenta, además, que las mejores cumplen con las normas que hemos visto en estas sesiones. Ya tiene más de mil en línea de los más diversos temas y duraciones. En ellas se aprecia que el resultado de una buena presentación está en la combinación de habilidades blandas y duras.
En esta última sesión veremos cómo la combinación de ambas se logra finalmente el día de la presentación, cuando el orador se convierte en el punto focal. Las audiencias perciben cuando el orador ha preparado su presentación, más allá de las palabras.
1. El escenario. Hay que conocer el espacio, preparar y revisar la colocación de los elementos. De acuerdo con las reglas de la percepción, la mejor ubicación del orador es uno de los lados. Nunca al centro; en el otro costado, las trasparencias. Así obtiene el equilibrio visual necesario en estética y guía la atención. Finalmente, hay que cuidar la iluminación. Esta debe dejar en claro hacia dónde se debe mirar. La buena iluminación se agradece.
Consejos:
• Despeje el escenario de lo accesorio.
• Siempre que pueda, hable de pie.
• Use un buen micrófono.
• Si el espacio lo permite, ponga un ambón (si habla con frecuencia frente a grandes audiencias, cómprese uno). Tendrá la pauta del discurso, podrá descargar tensión y le servirá de protección.
• Pensar en la iluminación. Esta debe responder a lo que el orador quiere destacar.
2. El traje, el peinado y el maquillaje. Como el orador es comunicación, junto con la preparación de la lógica del discurso, hay que cuidar que la autoridad y el liderazgo se potencien con lo no verbal. Para entenderlo, no hay que perder de vista que el objetivo está en el propio discurso, las palabras que entrega y el subtexto implícito, el resto debe servir a este propósito. Esto es importante porque al seleccionar el vestuario, peinado y maquillaje hay que cuidar, como dirían en el teatro, que su presentación personal “no le robe escena”. Cada uno tiene una personalidad, además cumple un rol y pertenece a un mundo que tiene sus propias normas al respecto. No es lo mismo ser parte de una financiera, que de una oficina de arquitectos o de diseñadores.
Consejos:
• Mientras más importante es la presentación, más formal la vestimenta. Jamás polera, siempre camisa y chaqueta. Hombres y mujeres pueden buscar modelos que se puedan imitar.
• No use ropa que le quede grande, sino que le haga ver proporcionado. También en el vestuario se pueden seguir las reglas de la composición.
• Hay que invertir en un buen traje y en un estilista para el corte de pelo.
• Busque los colores claros más que los oscuros. Con el negro puede verse más delgado, pero también lo opaca.
• Evite el terno negro, mejor marengo o azul marino.
• Las mujeres deben usar un maquillaje sobrio y en los hombres la barba, si es el caso, debe lucir cuidada. Las caras despejadas son mejores que las recargadas.
• Prefiera ser más formal que informal, salvo que la informalidad sea un efecto.
• Tener en la oficina siempre a mano una chaqueta, maquillaje y máquina de afeitar. Esto, en caso de una presentación no presupuestada.
• La elegancia es menos que más.
3. Los colores. Las paletas de colores de los grandes artistas son el reflejo de la combinación de colores de la naturaleza. Esta sabe qué destacar y qué dejar de fondo.
Los colores con más peso son el amarillo y el rojo. Saberlo ayuda en la toma de decisiones. Debe cuidar el colorido de su vestuario y también el del espacio. Los colores claros son más favorecedores que los oscuros. El blanco es un aporte. La camisa blanca, el collar y los aros de perlas iluminan.
Consejos:
• Evite el rojo y el amarillo, a menos que tenga un objetivo de comunicación.
• No abuse del negro. Salva, pero es un color triste.
• El blanco es un color que favorece, ilumina y es el color de la formalidad (camisas blancas en los hombres).
4. El data show. Para el orador, el proyector con la presentación debe ser un complemento, nunca un reemplazo. Es un error estar separado de él, pues el orador dejaría de ser el foco. En esos momentos se pierde la posibilidad de contacto emocional/visual porque pasa a ser más importante lo racional. El hacer una presentación frente a otros permite que, por medio del carácter, el orador también genere persuasión.
Consejos:
• Comprar o pedir prestado un control remoto.
• Practicar antes, revisar el tipo de proyector, a qué distancia de la pantalla está y dónde se ubicará el orador.
• No olvidar que la promesa hecha en la proposición es lo importante.
• No deje que las trasparencias se vuelvan el centro de la presentación.
• Pararse al lado de las trasparencias, nunca al medio.
• El orador es quien guía la mirada.
5. El discurso. En esta sesión de cierre, que evalúa desde el orador una presentación y, por ende, cómo potenciar su valor frente a las audiencias, corresponde mirar el discurso desde la idea del punto focal. El orador debe redactarlo para ser oído, no para ser leído. Hay que saber de antemano dónde están los énfasis, cuáles son las ideas que se deben recordar.
Consejos:
• Conozca a su audiencia desde el punto de vista de lo que acepta y no acepta.
• Cuáles son los grados de formalidad que debe cuidar.
• Las frases deben ser cortas.
• Cuidar el tempo-ritmo, velocidad del ritmo. Ni muy rápido porque no se entiende ni muy lento porque aburre.
6. El ensayo. Piense en algún grupo o cantante de su agrado. Puede ser Madonna, Paul Mc Cartney, u otro. Verá que todo se organiza para que el foco en ellos se mantenga. El escenario se arregla para ellos, las pantallas los muestran a ellos, las coreografías son para destacarlos. Las audiencias pagan por una promesa: la experiencia de verlos en vivo.
De vuelta reciben una experiencia que, con todas las posibilidades de la técnica, les permite que sobresalgan y, a la vez, que sus fanáticos compartan esa experiencia de cerca.
Esto se logra con ensayo y mucho tiempo de dedicación. Como una presentación es una oportunidad, hay que ensayar para aprovecharla al máximo.
Consejos:
• Los ensayos deben ser en la oficina y en el lugar de la presentación.
• Revise el espacio y practique con los implementos (micrófono, ambón, etc.).
• El vestuario pruébeselo antes y compre lo que haga falta.
• Llegue antes y haga ejercicios de relajación (respiración diafragmática, movimientos de mandíbula, vocalización).
• Concéntrese en el “para qué”.
En síntesis: confíe en usted. Si hizo bien las tareas en cuanto a estructura lógica y apoyos no verbales, le irá bien y quedará con su conciencia tranquila. Pero no olvide, nadie es monedita de oro.
¡Hasta pronto!
La profesora ayudante del curso fue la periodista UC, Michelle Ibarra.
Próximo miércoles: Primera clase del curso “Publicidad”.
La combinación de las habilidades duras y blandas se logra finalmente el día de la presentación, cuando el orador se convierte en el punto focal. Las audiencias perciben cuando este se ha preparado, más allá de las palabras.
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