Naturalmente esta pregunta es retórica o, si se quiere, de respuesta pagada: ¡pues claro que necesitan feedback! Hace un tiempo escribía sobre este mismo asunto en una entrada que puedes leer AQUÍ. En ella señalaba que los profesores son la clave del sistema educativo, cuestión poco original, por otra parte. Pero ahora que tanto se habla, hablamos de tecnología digital, de aplicaciones móviles o no, de aprendizaje a distancia, de enfoques pedagógicos centrados en el alumno como el flipped learning, etc., conviene volver a recordar que todo lo mencionado tiene carácter de medio. Es como un gran cajón lleno de útiles: gubias, garlopas, escuadras, martillos, trenchas, cepillos, etc. ¡Nada de esto hará que yo sea buen carpintero, ni ebanista, ni que sea diseñador de artesonados o muebles!
Hacen falta otros elementos para ser buen profesor, además de esos otros intangibles que ya señalé en otros momentos, como éste o éste otro. Sí, es preciso no olvidar que las herramientas pueden usarse con eficacia o no, con destreza para transformar o con torpeza para sustituir.
Recientemente se presentó el informe sobre el impacto de la tecnología en la escuela. Andreas Schleicher decía: «Los países deben invertir con mayor eficacia y asegurarse de que los maestros vayan a la vanguardia en cuanto al diseño y aplicación de este cambio tecnológico. Usar el smartphone para cortar y pegar no sirve de nada. Si queremos alumnos más inteligentes que sus smartphones, hay que reflexionar seriamente sobre las pedagogías que estamos utilizando para educarlos».
«La tecnología puede ampliar los efectos de una buena docencia, pero una buena tecnología no puede reemplazar a un mala docencia».
Todo esto viene al hecho que quiero destacar en esta entrada: los profesores necesitan ayuda, feedback sobre su trabajo, orientaciones para mejorar en su quehacer diario. Necesitan estudiar, lo primero, sobre sus materias, pero también sobre cómo ayudar a sus alumnos a aprenderlas. Aquí está, a mi modesto entender, la clave.
Hace unos meses se presentó el estudio TALIS en Madrid en un excelente congreso que se pudo seguir en streaming y que puedes ver en este enlace (¡maravillas de la tecnología!). En el mismo participamos con un estudio, cuya presentación incluyo más abajo sobre el efecto del feedback en las prácticas docentes de los profesores.
Un estudio llevado a cabo sobre la base de datos de TALIS 2013 sobre una muestra de más de 3300 profesores. Fuimos invitados por el INEE a realizar uno de los estudios secundarios que conforman un interesante volumen que se puede descargar aquí.
Es un estudio cuyos aspectos técnicos no tiene objeto explicar ahora, pero sí algunas de sus conclusiones.
Lo primero que llama la atención, como podéis ver en la presentación de abajo, es que muchos profesores españoles nunca han recibido feedback por ningún medio (ver primera tabla de resultados), situación que se agrava en los centros públicos. ¿Cómo podemos explicar a alguien de fuera del sistema educativo que estamos embarcados en una actividad en la que muchos de sus implicados nunca reciben orientación sobre su trabajo, ni sobre lo bueno ni sobre lo mejorable? Por ejemplo, casi el 60% de los profesores afirman que nunca han recibido feedback a partir de la observación directa en el aula? ¿Nos imaginamos qué ocurriría si los pilotos comerciales nunca recibieran un inspector a bordo para comprobar la precisión y fiabilidad con las que llevan a cabo su tarea? El profesor cierra la puerta tras de sí y lo que allí ocurra es cosa suya... y de sus alumnos. ¡Increíble!
Pero vamos al meollo de la cuestión: ¿influye realmente que reciban alguna orientación o feedback en su trabajo? Esta es la pregunta que queríamos responder.
La respuesta es que sí, pero no afecta del mismo modo a cualquier tipo de práctica docente. Así, cuando estudiamos las prácticas centradas en el profesor (ver presentación), en las que los verbos son: Dejo, Compruebo, Hago, Presento,Encargo... el efecto entre recibir o no feedback es modesto o nulo. Sin embargo cuando la acción recae en el alumno (Los alumnos: realizan, emplean, trabajan...) entonces las diferencias son bastante importantes a favor de los que reciben elfeedback.
Una de nuestras conclusiones, que puedes leer más abajo es la siguiente: "La cantidad y calidad del feedback (observación directa en el aula, encuestas a los alumnos, autoevaluación…) influye en las prácticas docentes, más particularmente en aquellas más innovadoras centradas en el estudiante como protagonista (aprendizaje por proyectos, TIC, grupos colaborativos)".
Interesante, ¿no te parece?
Como ya dije los profesores son, muchas veces, la clave olvidada del sistema educativo. Es imprescindible atender a su formación y desarrollo si queremos que el sistema educativo mejore, porque como ya señaló el informe Mckinsey en 2007 (p.19), “La calidad de un sistema educativo tiene como techo la calidad de sus docentes”.
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