Antes que nada quisiera aclarar que, si bien soy principalmente profesora de Técnica Alexander, también soy instructora de Pilates Mat y Studio (entrenamiento funcional) y estudiante de fisioterapia (rehabilitación funcional). Aunque en mi práctica profesional integro mis conocimientos de la tres áreas, me gustaría en este blog aclarar lo que diferencia el enfoque de la Técnica Alexander de las técnicas de rehabilitación y entrenamiento funcionales, para resaltar dónde se complementan y se potencian mutuamente. [1]
El enfoque del movimiento desde la Técnica Alexander se centra en descubrir cómo nuestras concepciones, creencias y pensamientos sobre nuestro cuerpo y su movimiento afectan la forma en que nos movemos y nos sentimos. Por lo tanto, el trabajo desde la Técnica Alexander se basa en descubrir cómo incidir positivamente sobre estructuras y funciones del cuerpo, desde la forma en que “dirigimos” nuestro movimiento con el pensamiento.[2]
Esto no significa que el movimiento eficiente está todo “en tu cabeza”. Indudablemente, la salud estructural y funcional del sistema neuro-músculo-esquelético es esencial para lograr un movimiento placentero y de calidad.[3]
Distinguiendo entre problemas de Estructura, de Función y de “Uso”
Cuando tenemos un problema de movilidad cabe hacerse la pregunta si es un tema principalmente estructural, funcional o de “uso habitual”. Tomemos como ejemplo una limitación en el rango de movimiento del cuello (con o sin dolor asociado).
La estructura del cuello está formada por las partes concretas: vértebras, discos, músculos, tendones, ligamentos, articulaciones, etc. La función del cuello son las tareas para las que fue diseñado: flexionarse, extenderse, rotar, y lateralizarse para orientar la cabeza en el espacio. El "uso" es la manera en la que uno mismo pone su propio cuello en funcionamiento, o sea, cómo tiende uno a mover el cuello. Por ejemplo, si estoy convencido que mi cuello es sólo la parte que puedo ver en el espejo, seguramente lo esté moviendo de acuerdo a esa imagen mental de la estructura.
La estructura y la función del cuello son mayormente iguales para todos los seres humanos ya que viene definido por nuestra genética de especie, pero el uso es 100% individual ya que surge del encuentro entre el diseño estructural y funcional y la experiencia de vida de cada uno.
Cualquiera sea el punto inicial del problema de movilidad del cuello (estructural, funcional o de uso), generalmente se verán afectadas las tres áreas. Por lo tanto, un abordaje completo de salud del aparato neuro-músculo-esquelético debería integrar intervenciones desde los tres enfoques.
La estructura del cuello está formada por las partes concretas: vértebras, discos, músculos, tendones, ligamentos, articulaciones, etc. La función del cuello son las tareas para las que fue diseñado: flexionarse, extenderse, rotar, y lateralizarse para orientar la cabeza en el espacio. El "uso" es la manera en la que uno mismo pone su propio cuello en funcionamiento, o sea, cómo tiende uno a mover el cuello. Por ejemplo, si estoy convencido que mi cuello es sólo la parte que puedo ver en el espejo, seguramente lo esté moviendo de acuerdo a esa imagen mental de la estructura.
La estructura y la función del cuello son mayormente iguales para todos los seres humanos ya que viene definido por nuestra genética de especie, pero el uso es 100% individual ya que surge del encuentro entre el diseño estructural y funcional y la experiencia de vida de cada uno.
Cualquiera sea el punto inicial del problema de movilidad del cuello (estructural, funcional o de uso), generalmente se verán afectadas las tres áreas. Por lo tanto, un abordaje completo de salud del aparato neuro-músculo-esquelético debería integrar intervenciones desde los tres enfoques.
Sin embargo, aunque las relaciones entre estructura y función son ampliamente reconocidas y tratadas por los profesionales del movimiento y la salud, la gran mayoría de los abordajes terapéuticos, rehabilitadores y de entrenamiento corporal no reconocen el importante rol que juegan nuestros pensamientos, ideas y percepciones sobre nuestras propias estructuras y funciones en los problemas de movilidad, postura y dolor.
Ningún enfoque es "mejor" o "peor" que el otro, todos son necesarios. O sea, la Técnica Alexander no sustituye los trabajos del rehabilitador y del entrenador funcional, sino que los complementa y potencia, brindándoles una mejor base sobre la cual construir una más completa salud estructural y funcional del sistema neuro-músculo-esquelético.
- Victoria
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