viernes, 4 de marzo de 2016

Somos lo que leemos; y cuanto más rápido, mejor

http://www.clarin.com/opinion/leemos-rapido-mejor_0_1529847365.html#  Horacio Krell
Jorge Luis Borges dijo: “somos lo que somos por lo que leemos” e Isaac Newton había reconocido también herencias: “no soy un genio, estoy parado sobre las espaldas de gigantes”.
Hace millones de años transferimos la locomoción a las piernas. Las manos se liberaron para ejecutar las decisiones del cerebro. El rostro se aplanó y el ojo se convirtió en el órgano intelectual.
Hace cinco mil años tallamos el alfabeto en el cerebro logrando una capacidad de comunicación que ninguna especie posee. En el siglo XV difundimos el saber con la invención de la imprenta.
Según la ley 80/20 de Pareto, hay un 20% vital que produce el 80% de los resultados restantes. La lectura es ese 20% tan valioso. Haciendo palanca sobre ella se potencian el intelecto y el rendimiento. La lectoescritura fue la primera tecnología genérica creada por el hombre y es indispensable para acceder a las tecnologías modernas.
En el siglo XVII un sabio podía manejar todo el saber de la época. Con el crecimiento exponencial de la información ya no hay sabios sino especialistas que no pueden leer, ni siquiera, lo que se publica sobre su disciplina por falta de tiempo. 
El lector común desconoce cuál es su velocidad de lectura. Sabe cuándo empieza a leer un libro pero no cuándo lo terminará. No posee un pensamiento estratégico para alcanzar sus objetivos en tiempo y forma. Hay fórmulas y tests que miden la velocidad. Evaluarla es la clave ya que lo que no se mide no se puede mejorar.
El método tradicional de lectura obliga a realizar excesivas pausas y detenciones porque se lee como se escucha. Al interpretar la palabra escrita por su sonido, se la comprende recién al terminar de leerla. La lectura silábica es tubular porque enfoca el texto como si miráramos el mundo por un tubo: no entenderíamos nada.
Hay técnicas para aprender a usar el campo visual central más reducido y nítido, y el periférico, más amplio pero difuso. Se enseña a leer por unidades de pensamiento en cada golpe de vista, es decir. por frases con sentido propio. Entrenando la visión, triplicamos la velocidad de lectura, la comprensión y la concentración. Saber leer es la clave … pues leer cualquiera sabe. 
Horacio Krell. Director de Ilvem

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