Los sueños suelen surgir de pensamientos reprimidos y se vinculan con la salud mental
Las teorías de Sigmund Freud elaboradas el siglo pasado son famosas en el mundo de la psicología y suman tanto seguidores como detractores. Uno de los títulos más sonados escritos por el médico austríaco es La interpretación de los sueños, un libro que sostenía que los sueños son producto de deseos reprimidos. Algunos son relativamente inocentes y reflejan simplemente algo que queremos. Pero hay otros que rechazamos tanto -como ataques sexuales o violentos- que también son censurados por los sueños, es decir, se convierten en pesadillas.
Este último tipo de deseos inaceptables son tan reprimidos por el consciente que el inconsciente los transforma en sueños extraños. Según afirmaba Freud para encontrar el deseo que se esconde detrás de este tipo de sueños hay que utilizar el método del psicoanálisis y la asociación libre.
Nuevo hallazgos
En los últimos tiempos se ha revalidado la teoría de Freud a nivel científico. Con el avance de la neurociencia existe buena parte de las teorías de Freud de hace un siglo se confirman desde la investigación. La afirmación de que soñamos con cosas a las que a nivel consciente nos esforzamos por ignorar ya se comprobó.
El primero de estos experimentos fue realizado por un investigador del Instituto de Ciencias de Weizmann llamado Daniel Wegner, quien descubrió que el hecho de intentar olvidar cosas que son difíciles de ignorar lo único que logra es que el pensamiento siga en la mente. Esto se debe a que existen dos procesos psicológicos que operan al mismo tiempo cuando tratamos de reprimir un pensamiento: un proceso activo que intenta suprimir la actividad cognitiva y un proceso de seguimiento sobre el pensamiento reprimido. La supresión del pensamiento sólo puede lograrse cuando los dos procesos operan simultáneamente y en armonía.
Según Wegner estos procesos podrían fallar por el movimiento ocular rápido. Cuando se duerme hay funciones del ojo que se desactivan, tales como las que participan en la atención, el control y la memoria, y con ellas también se desactiva la habilidad para descartar ciertos pensamientos. Por eso Wegner sostiene que al dormir le abrimos las puertas nuevamente a los pensamientos reprimidos, lo que fue denominado "efecto de rebote del sueño". Todos estos fueron el resultado de un experimento realizado en 2004.
Ese fue el puntapié inicial para una serie de investigaciones posteriores, la última de las cuales fue revelada en el medio The Conversation y dirigida por Josie Malinowski, psicóloga de la Universidad del Este de Londres. La investigadora descubrió que las personas que generalmente tratan de reprimir sus pensamientos no sólo sueñan más que el resto sobre éstos sino que también tienen una peor calidad de sueño y niveles más altos de estrés, ansiedad y depresión. Además comprobaron que los pensamientos que se intentan suprimir están relacionados con una serie de problemas vinculados con la salud mental.
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