"La fama huye de aquellos que la buscan y persigue a aquellos que no le prestan atención"
—Arthur Schopenhauer
Cada vez que descubría la historia de un gran artista que murió sin ver su trabajo apreciado, no podía evitar sentir pena.
Acostumbrado a los finales felices de Hollywood, ver la gran injusticia cometida con el héroe de la historia, que muere siendo considerado un don nadie, un perdedor, me parecía excesiva crueldad.
¡Tanto tiempo, esfuerzo y vida utilizados para nada! Si además ese artista tuvo que vivir grandes infortunios y cruel pobreza (como Kafka, por ejemplo), mucho peor.
La lista de personajes que hoy consideramos grandes genios que murieron sin reconocimiento es notable: Kafka, Van Gogh, Bach, El greco... por nombrar solo algunos.
Hoy no pienso igual, ya no me produce la misma pena; mi opinión ha cambiado desde entonces.
Cuando empecé a investigar sobre lo que significa dedicarte a aquello que te apasiona, cuando haces un trabajo que amas, entendí que el gran premio es el trabajo en sí.
La fama, los premios, el dinero son una agradable consecuencia. Pero la gran recompensa es poder hacer ese trabajo.
Arthur Schopenhauer, a quien le faltó muy poco para estar en la lista anterior, pues su trabajo recibió el reconocimiento que merecía casi al final de su vida, lo explica así en el extraordinario Aforismos sobre el arte de vivir:
Acostumbrado a los finales felices de Hollywood, ver la gran injusticia cometida con el héroe de la historia, que muere siendo considerado un don nadie, un perdedor, me parecía excesiva crueldad.
¡Tanto tiempo, esfuerzo y vida utilizados para nada! Si además ese artista tuvo que vivir grandes infortunios y cruel pobreza (como Kafka, por ejemplo), mucho peor.
La lista de personajes que hoy consideramos grandes genios que murieron sin reconocimiento es notable: Kafka, Van Gogh, Bach, El greco... por nombrar solo algunos.
Hoy no pienso igual, ya no me produce la misma pena; mi opinión ha cambiado desde entonces.
Cuando empecé a investigar sobre lo que significa dedicarte a aquello que te apasiona, cuando haces un trabajo que amas, entendí que el gran premio es el trabajo en sí.
La fama, los premios, el dinero son una agradable consecuencia. Pero la gran recompensa es poder hacer ese trabajo.
Arthur Schopenhauer, a quien le faltó muy poco para estar en la lista anterior, pues su trabajo recibió el reconocimiento que merecía casi al final de su vida, lo explica así en el extraordinario Aforismos sobre el arte de vivir:
Los... obstáculos a la consecución de la fama ponen de manifiesto que si los autores de obras famosas no las crearan por amor a ellas mismas y por el placer que sienten al hacerlas, sino que necesitasen el estímulo procedente de la fama, la humanidad habría recibido muy pocas obras inmortales, si es que alguna.
[L]a fama es indudablemente algo totalmente secundario, un mero eco, reflejo, sombra y síntoma del mérito, y como lo admirado siempre debe tener más valor que la admiración misma, la verdadera causa de la felicidad no puede yacer en la fama, sino en aquello que permite alcanzarla, es decir, en el mérito mismo o, para ser más exactos, en la actitud y las habilidades que lo hicieron posible.
La fama huye de aquellos que la buscan, y persigue a aquellos que no le prestan atención: pues los primeros se adaptan al gusto de sus contemporáneos, mientras que los segundos lo desdeñan.
Así pues, lo verdaderamente valioso no es la fama, sino lo que hace merecerla… Por lo tanto, quien sólo merece la fama, pero no llega a alcanzarla ya dispone, sin duda, de lo principal.
Schopenhauer nos dice que el gran placer radica en cultivar las habilidades que permiten llegar a ser famoso, y si esta, al final no se presenta, no es gran cosa, el premio mayor ya sea conseguido.
Hace unos días un amigo me envió la carta que la recién retirada estrella de la NBA, Ray Allen, le escribió a su pequeño ‘yo’ de trece años.
Miremos este pasaje:
Hace unos días un amigo me envió la carta que la recién retirada estrella de la NBA, Ray Allen, le escribió a su pequeño ‘yo’ de trece años.
Miremos este pasaje:
Se trata de que hagas tu trabajo cada día, cuando nadie esté mirándote.
Pero quiero que entiendas algo más profundo. Lo importante no son los campeonatos.
Sí, habrá un sentimiento de validación y reivindicación cuando levantes el trofeo por encima de tu cabeza, recordando a todos los que alguna vez dijeron que nunca llegarías a nada.
Los campeonatos son casi secundarios comparando con la emoción de levantarte cada mañana y ponerte a trabajar... Son solo la culminación.
En el arduo camino a esos momentos… es donde encontrarás la felicidad.
De verdad te lo digo, desde lo más profundo de mi corazón: lo importante en la vida es el viaje, no el destino. Y ese viaje te cambiará como persona.
Lo que Allen, Schopenhauer y tantos otros entendieron, es que cuando te dedicas a hacer el trabajo que amas, no hay recompensa más grande posible. Lo demás queda en lugar secundario.
Si al final no llegan fama, dinero, campeonatos, premios, no hay porque entristecerse. Ya hemos sido felices haciendo lo que amamos. No necesitamos que factores externos validen lo que hacemos. Si nos aprobamos a nosotros mismo, no es necesario nada más.
Por ello es tan importante descubrir cuál es el gran trabajo de tu vida. Porque ahí hallarás auténtica y duradera felicidad.
Hoy me despido con una frase de Oprah Winfrey:
Si al final no llegan fama, dinero, campeonatos, premios, no hay porque entristecerse. Ya hemos sido felices haciendo lo que amamos. No necesitamos que factores externos validen lo que hacemos. Si nos aprobamos a nosotros mismo, no es necesario nada más.
Por ello es tan importante descubrir cuál es el gran trabajo de tu vida. Porque ahí hallarás auténtica y duradera felicidad.
Hoy me despido con una frase de Oprah Winfrey:
Todo el mundo tiene un llamado. Y tu verdadero trabajo en la vida es averiguar, lo antes posible, cual es, que es lo que estás destinado a ser, y comenzar a honrarlo de la mejor manera posible para ti.
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