por: Deepak Chopra, M.D.
A lo largo de los años en que he enseñado meditación, me he familiarizado con muchos de los miedos que surgen en quienes están considerando iniciar una práctica de meditación. La meditación se ha vuelto más popular en las últimas décadas, y muchos de los estereotipos sobre la meditación como una práctica difícil, sólo para monjes y ermitaños, ya han caído en desuso. Hoy en día se reconoce de manera general que una práctica de meditación brinda grandes beneficios: una mente y un cuerpo más relajados y alertas, y una mayor sensación de bienestar y autoconocimiento. No obstante, ciertas nociones erróneas sobre la meditación todavía persisten en algunas personas, y tienden a manifestarse como miedos.
Requiere demasiado tiempo
La inquietud más común expresada por quienes probablemente meditarían es que temen no tener tiempo para meditar. Piensan que están demasiado ocupados y que encontrar 20 minutos dos veces al día para hacerlo no es posible. Esta creencia en la falta de tiempo surge en realidad de la pobre comprensión del valor de la meditación. De hecho, siempre podemos disponer de 20 minutos para algo que consideramos importante o valioso.
Además, quienes meditan por lo general mencionan que el tiempo que dedican a meditar se compensa totalmente a lo largo de su día, pues su mente está más aguda, y por lo tanto es más productiva y eficiente. Una vez que reconocemos el valor de nuestra meditación diaria, simplemente programamos ese tiempo en nuestra agenda diaria.
Concentrarse es demasiado difícil
Otra inquietud o temor en torno a la meditación es la percepción de que requiere un nivel de enfoque mental o concentración mayor que el que poseemos. Muchas personas sienten que sus mentes están demasiado dispersas o estresadas como para meditar. Creen que carecen de la habilidad para concentrarse lo suficientemente bien como para alcanzar el estado de una mente silenciosa, y que por lo tanto no podrán obtener el beneficio de la meditación.
En realidad, cualquier persona responsable y comprometida en el mundo actual tiene una mente sobre estimulada y estresada en cierta medida. Sin embargo, esta naturaleza de la mente, de ir de un pensamiento a otro, es de hecho la verdadera base de la meditación. No eliminamos la tendencia de la mente de saltar de un pensamiento a otro. Esto no es posible de ninguna manera. Más bien usamos esa tendencia para dar a la mente una probadita de lo que en realidad busca: experimentar la quietud y la completitud internas. Ésa es la técnica de la meditación. Tener muchos pensamientos no nos descalifica para meditar. En realidad, tener pensamientos es la única condición para meditar.
Me ablandará
La tercera idea equivocada más común es que la meditación es para quien no tiene verdaderos problemas ni responsabilidades. Las personas temen que la meditación los ablandará o los hará demasiado gentiles, y por consiguiente menos eficientes para lidiar con las situaciones difíciles y desafiantes de la vida. Tienen miedo de que sentirse relajadas y en paz las haga perder su perspicacia y efectividad. Pero pensar que la meditación significa retraerse de la vida es una noción errónea. De hecho, la meditación nos prepara para actividades dinámicas. Nos prepara para enfrentar los desafíos con mayor energía, claridad y capacidad para resolver problemas de una forma creativa. No meditamos sólo por la quietud y la tranquilidad. Meditamos para tener más claridad, para ser más inteligentes y más competentes.
Una vez que alguien comienza a meditar, experimenta su naturaleza interna y siente los beneficios en su mente y cuerpo, todas estas inquietudes desaparecen.
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