“Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo” .Facundo Cabral.
Para todos los que practicamos meditación y queremos que, por el bien de la humanidad, esta práctica se difunda lo máximo posible, mindfulness es una gran noticia; por fin la meditación “sale del armario” y se coloca bajo los focos.
En los años ochenta, Jon Kabat-Zinn crea la clínica para Reducción del Estrés en la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts. Allí comienza a impartir el que sería el curso estrella para la difusión del mindfulness en Occidente: el programa de reducción de estrés basado en mindfulness. Un programa de ocho sesiones por el que actualmente han pasado miles de personas y que es ampliamente utilizado en hospitales, escuelas y empresas de todo Estados Unidos, llegando más tarde a Europa y al resto del mundo.
En 1999 Kabat-Zinn, junto a otro pionero en el estudio científico de mindfulness, el neurocientífico de la universidad de Madison (EEUU) Richard Davidson, llevan a cabo un estudio en el que miden la actividad eléctrica en el cerebro de un grupo de trabajadores sin experiencia en meditación, y al que imparten el curso de reducción de estrés de Kabat-Zinn. Al medir la actividad cerebral de los participantes, los científicos descubrieron que, tras hacer el curso, las personas habían incrementado notablemente la actividad en las zonas de control emocional y de resistencia a las dificultades. Además, comprobaron la mejora en el sistema inmunitario de los participantes.
En otro estudio de Richard Davidson con Dan Goleman (autor del libro Inteligencia emocional) se observó en un numeroso grupo de personas con alguna experiencia en meditación, que cuanta mayor era dicha experiencia, menos niveles de ansiedad padecían estas personas y mejor era su capacidad para estar atentas.
Años después, la doctora Sara Lazar, del hospital General de Massachusetts, comprobó por sí misma, al acudir a unas clases de yoga para estirar su maltrecha espalda, que las promesas de su monitora de yoga sobre los beneficios de las pequeñas prácticas de meditación que hacían al final de las clases de yoga, empezaban a cumplirse; sintiendo una mejoría en su estado emocional y personal. Estas sorprendentes mejoras llevaron a Lazar a querer investigar la práctica de la meditación.
Lazar dice que la práctica de la meditación puede literalmente cambiar la forma de nuestro cerebro, pero sobre todo, que puede hacer disminuir el tamaño de nuestra amígdala, haciendo que sintamos menos miedo y estrés, y que tengamos más disposición a actuar.
Finalmente, otro mítico estudio llevado a cabo por Richard Davidson, observando el cerebro del monje budista Matthieu Ricard mientras meditaba, mostró que mientras Ricard practicaba meditación su cerebro mostraba una actividad superior a la normal en la corteza prefrontal izquierda, lo cual indica un incremento en la sensación emocional positiva. En el cerebro de Ricard, la activación de la zona en la que experimentamos la sensación de felicidad, reflejaba una actividad tan alta, que de manera simbólica se habló de él como la personas más feliz del mundo.
Hoy mindfulness es además de una práctica de meditación, un método de manejo de emociones, una forma de relacionarse con los demás, y una manera de estar en la vida.
Para explicar de manera sencilla qué es mindfulness, podemos decir que es algo parecido a estar atento sin juicios mentales. Y que podemos entrenar esta cualidad de la atención sin juicio practicando meditación en sus diferentes formas.
Toda la filosofía de la meditación se encamina a una transformación personal para que el ser humano salga del sufrimiento psicológico, y para que descubra la libertad mental. Como decía el maestro Zen Taisen Deshimaru, la finalidad de esta práctica es vivir fuera del miedo, que actúa como filtro que condiciona la vida psicológica humana.
Hoy en día, afirmar que se puede salir del miedo psicológico y vivir desde el amor, se ve como algo ingenuo. Pero, al igual que hace veinte años la meditación se veía como algo exótico y extraño, y hoy está en todo partes; dentro de no demasiado tiempo, la meditación se extenderá como práctica y como filosofía de vida, haciendo que el ser humano se pregunte si vivir desde el miedo es el camino y si el amor es una posibilidad real.
Esto que hoy parece utópico será visto como obvio en el futuro. La gente del futuro mirará hacia nosotros y se preguntará por qué, si lo que más valoramos en nuestra vida es el amor, no vivimos en libertad desde lo que nos mueve a sentir amor, desde lo que tiene más sentido para nosotros, desde nuestra verdad. Ya lo decía hace no muchos años Erich Fromm: los seres humanos tenemos miedo a vivir en libertad. Por eso nacieron filosofía y prácticas como la meditación, para intentar dar solución al verdadero conflicto que vive la humanidad, el de cada uno de nosotros con nuestra propia mente.
La finalidad de la meditación no es liberarnos, es que nos demos cuenta de que ya somos libres.
Con la práctica de mindfulness y la meditación, además de lograr más calma mental y mejores estados de ánimo para enfrentar las diferentes circunstancias de la vida, nos damos cuenta de:
- Que realmente somos libres.
- Que nuestra manera de vivir la estamos eligiendo nosotros.
- Que el miedo nos hace creer que ser libres mentalmente no es posible.
- Que el amor y el sentido son una necesidad básica humana.
- Que vivir desde el miedo nos deja desorientados.
Quizá esta sería una buena definición para el estado actual del ser humano: desorientado, sintiéndose extraño en una sociedad basada en el estrés y el miedo, pero sin saber cómo salir de ella. Desde hace siglos, una filosofía de vida antigua nos dice que la clave para orientarnos y encontrarle sentido a la vida pasa por mejorar nuestro nivel de atención para liberarnos mentalmente de los condicionamientos, creencias e ideas que nos impiden ver con claridad.
La práctica de mindfulness se puede hacer en la vida diaria o practicando meditación sentados.
En la vida diaria practicamos mindfulness basándonos en un principio: poner la atención en lo que estamos haciendo, en lugar de tener el cuerpo en un sitio y la mente en otro. Y esto aplica a todas las actividades cotidianas humanas. La calma mental que experimentamos en la vida es directamente proporcional a cuánto somos capaces de vivir esta máxima.
En la práctica de meditación se puede empezar a practicar tomando asiento con la espalda recta y sintiendo la fricción de la respiración en la nariz, soltando cada pensamiento que llega y volviendo a la respiración.
tanto la práctica en la vida diaria como en la meditación mantenemos una actitud de buen trato mental hacia uno mismo.
Y esta actitud mental que describimos, encaja con la actitud canalla que describe David Asensio. El canalla del que habla David es sensible y no se mueve por miedo, pero, sobre todo, es libre mentalmente; y esta es precisamente la principal cualidad que fomenta la práctica de mindfulness: la libertad mental, y que independientemente de cómo sea la vida de uno, y de las circunstancias en las que esté inmerso, uno puede ser libre mentalmente.
Gracias a Álvaro Gómez por tu articulo.
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